“Estamos abriendo camino”: el pionero proyecto para reintroducir una especie extinta en un parque nacional de Neuquén
En Laguna Blanca, la ranita patagónica desapareció de los espejos de agua; frente a ese escenario, un grupo de investigadores buscan reproducir la especie fuera del hábitat para luego trasladarla a ese área
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SAN CARLOS DE BARILOCHE.- La ranita patagónica (Atelognathus patagonicus) es una especie endémica del Parque Nacional Laguna Blanca, en Neuquén, que se extinguió del espejo de agua principal de esa área protegida. Un nuevo programa de la Administración de Parques Nacionales y de la Fundación Temaikèn busca conseguir su reproducción bajo cuidado humano, mientras se recupera su hábitat.
“El proyecto se llama ‘Hacia el regreso de la ranita patagónica a la Laguna Blanca’ y nosotros nos sumamos en mayo”, cuenta la bióloga de Fundación Temaikèn, Julieta Jañez. “El objetivo principal es recuperar la población de ranas, que está en peligro de extinción en las distintas lagunas de ese parque nacional y que incluso está extinta en la principal”, dice.
Para poder reintroducirlas en su hábitat natural, el programa –en el que ya venían trabajando la Administración de Parques Nacionales y la Facultad de Ciencias Naturales y el Museo de la Universidad Nacional de La Plata y el Conicet– busca lograr el mantenimiento ex situ de ejemplares de la ranita patagónica. Para eso, se prepararon ambientes acuáticos pensados específicamente para esta especie, con temperatura, calidad de agua, alimentación y demás requerimientos puntuales.
A través de esa colonia de cría y supervivencia que se realiza en el acuario del Bioparque Temaikèn, los expertos esperan poder conseguir que las ranas se reproduzcan y luego puedan ser reintroducidas en Laguna Blanca. Los lapsos de ese proceso aún se desconocen.
“Es la primera vez que esta especie en particular se mantiene en estas condiciones en el ex situ, así que todos estamos aprendiendo y abriendo camino. Si bien tenemos el apoyo clave de los investigadores expertos en anfibios de Parques Nacionales y el Conicet, hay mucho que no sabemos. Esperamos que en el próximo período de reproducción, que es en septiembre, podamos tener renacuajos”, afirma Jañez.
Son 64 los ejemplares de la ranita patagónica que están en el acuario actualmente, entre juveniles y adultos. Aunque los expertos tienen información biológica de la especie, hay muchos detalles que desconocen: no saben, por ejemplo, cuántos huevos puede poner una hembra, si lo hacen en cordones como otros anfibios, o en nidos de espuma, o si los pegan en el sustrato.
En ese sentido, los investigadores se entusiasman con los resultados de esta experiencia. Por ahora, los ejemplares que se mantienen ex situ responden bien, consumen su dieta y un equipo interdisciplinario se encarga de hacer los ajustes necesarios a medida que pasa el tiempo. También refuerzan la alimentación para conseguir no solo que los animales coman, sino que se nutran apropiadamente.
Amenazas
En paralelo a lo que se hace en Fundación Temaikèn, los expertos de Parques Nacionales están creando hábitats controlados en las distintas lagunas del Parque Nacional Laguna Blanca, a menos de 40 km de Zapala. Entre las amenazas de la ranita patagónica figuran la introducción de peces invasores (percas y trucha arco iris), la intervención del ganado en los alrededores y el cambio climático.
“La perca, si bien es una especie argentina, fue introducida en la laguna Blanca, que no tenía ningún otro vertebrado acuático más que la rana. Entonces,el impacto de estos peces fue clave, porque de hecho predó renacuajos, y compite con el alimento de las ranas. La introducción de peces también cambió la calidad del agua de la laguna, algo que también afectó el bienestar de las ranas”, suma Jañez.
Además, el ganado pastorea alrededor de la laguna, pisotea el hábitat de las ranitas y destruye vegetación que les sirve de refugio y como fuente de alimento (en esas plantas están los insectos que ellas consumen).
Desde la Fundación Temaikèn, agregan que la ranita patagónica tiene una particular adaptación a su ambiente natural y presenta dos “morfos”: una es la “forma acuática” y la otra tiene hábitos terrestres. Puede encontrarse debajo de rocas, a varios metros de las orillas de lagunas en estado de desecación. Algunos estudios sugieren que ambos morfos resultan reversibles en un mismo individuo y que pueden surgir como respuesta a, por ejemplo, eventos de sequía.
A su vez, indicaron que este proyecto se enmarca en una crisis general de extinción de los anfibios. Entre un tercio y la mitad de todas las especies están amenazadas de extinción, con probablemente más de 120 ya desaparecidas.
La Evaluación Global del Estado de los Anfibios de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) destaca que cientos de especies sufren amenazas que no se pueden mitigar en la naturaleza, por lo que estas especies requieren zoológicos y otras organizaciones ex situ para salvarlos en el corto plazo hasta que se desarrollen medidas adecuadas de conservación para asegurar las poblaciones silvestres.
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