Estadías cortas. La primera quincena en la costa cierra con ritmo dispar y contrastes
A Mar del Plata llegaron 307.680 turistas en la primera semana de este mes; es una cifra sensiblemente menor al mismo período de 2023; buenas expectativas para el resto de enero
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MAR DEL PLATA.- “La mejor temporada posible” era deseo previo y consuelo después cuando la pandemia, hace tres años, empezaba a quedar atrás. De algo de eso va esta en curso, de ritmo dispar y contrastes. Los que disfrutan de alta ocupación en los muy cotizados alojamientos de zona sur y los hoteleros de zona céntrica que no lograron sortear un promedio del 60 o 70% de ocupación. La nocturnidad que tracciona y factura de la mano de oleadas de jóvenes y un grueso del mercado de servicios que acusa desde 20 a 30% menos de movimiento que en aquellas primeras dos semanas del año pasado.
La fuerte presión inflacionaria de arrastre, el cambio de gobierno que coincide con el arranque del verano y primeras medidas económicas de cinturón ajustado asfixiaron bolsillos e impactaron de manera directa sobre la dinámica turística de la costa atlántica. Salvo excepciones, las quejas y lamentos dominan el ánimo en los distintos rubros de servicios.
Menos arribos, por menos días y con menos consumo. El resultado es esta ciudad que tuvo su primer buena imagen de playas concurridas en el fin de semana largo de Año Nuevo y vio mejoras con el correr de los días, siempre con una muy fuerte preferencia de jueves a domingo. “El lunes se cae”, coincidirán los operadores de alojamientos, aun cuando esta segunda semana fue mejor y con arribos más tempranos.
A las complicaciones presupuestarias, con precios de servicios muy condicionados por costos en alza constante, se sumó el mal tiempo. Los nubarrones fueron pasajeros frecuentes de estas primeras dos semanas del año y las tormentas, el cachetazo repetido que en varias tardes apuró el fin de jornada de playa. La tragedia y los daños que sufrió la vecina Miramar marcaron el punto extremo de esta meteorología del veraneante y los operadores turísticos.
“En el actual contexto mucho de los que se está dando pasa por la prudencia en los precios”, advierte Guillermo Rossi, presidente del Colegio de Martilleros y Corredores Públicos de Mar del Plata. Por estos días destaca un repunte que llevó a casi 70% la ocupación de casas y departamentos en alquiler. “Lo que mantuvo valores publicados en diciembre se alquiló”, aseguró a LA NACION. El promedio de estada es de casi cinco noches, contra siete del año anterior. Confirma Rossi que el segmento de propiedades premium, entre ellas lo que está en primera línea de mar, fue lo que mejor funcionó. Otra prueba es la alta demanda que tuvo Chapadmalal e inmediaciones, alejado del casco urbano, pero con un producto diferenciado que ganó preferencias entre el turismo ABC1.
La oferta amplia también juega esta vez a favor del cliente que consulta, busca y, generalmente, consigue una rebaja de precio. En hotelería, con otros costos imposibles de eludir (personal, servicios e insumos), aseguran a LA NACION que el esfuerzo pasó por absorber aumentos y no tocar tarifa. “Si cerramos enero con 70% de ocupación promedio es negocio”, confió el titular de un hotel céntrico, acostumbrado a no menos de 85% al final de este mes pico.
El Ente Municipal de Turismo y Cultura (EmturyC) aseguró que durante la primera semana de enero llegaron 307.680 turistas a la ciudad. Esa estadística da casi 10% menos que mismo período del año anterior. Estos datos optimistas generaron un cruce, esta semana, entre el intendente local, Guillermo Montenegro (JxC), y su par de Villa Gesell, Gustavo Barrera (UxP), que al igual que otros de la costa atlántica que compartieron una reunión de análisis de situación había acusado una caída fuerte de turistas y gasto per cápita que achacaba a las medidas económicas. El marplatense atribuía ese número optimista a una notoria prevalencia de turistas jóvenes.
“Los números oficiales hablan de una caída de gente con respecto a enero pasado, pero en la noche no se notó”, aseguró a LA NACION el empresario Matías Iriarte, con establecimientos de gastronomía y baile en Playa Grande y el faro. “La merma se notó más en el segmento familiar”, aseguró.
Circuito nocturno
Con nivel de gasto importante, tanto en las barras como en los tickets para espectáculos, desde adolescentes hasta casi treintañeros le aportaron dinámica a las playas y el circuito de la noche. Este viernes, en Mute, un recital de Babasónicos organizado por Banco Provincia reunió a casi 20.000 personas. Gratis en este caso, es cierto, pero muestra contundente de un lote que suma de a miles frente a escenarios de DJ´s y de a decenas de miles diarios en términos de consumo, solo en salidas.
La otra nota destacada de esta primera mitad de enero es el teatro. Sufrido tantas veces, luce en medio de la crisis una estadística positiva sorprendente: 54% más de entradas vendidas que en mismo momento de 2023. “Llama la atención pero confirma lo que planteamos en el inicio de la temporada, que es la necesidad de hacer algo disruptivo y salir con estos precios amigables, sin aumentos”, explica el empresario teatral Carlos Rottemberg, que garantizó tickets desde $8.000 a $12.000. “De otra manera hubiésemos caído en la misma proyección que el resto”, aseguró a LA NACION.
El ministro de Producción, Ciencia e Innovación Tecnológica bonaerense, Augusto Costa, pasó por Mar del Plata y afirmó que en el conjunto de los destinos turísticos de la provincia hay “20 a 40%” menos de ocupación de hoteles y una “fuerte caída del nivel de gasto”. También habló aquí de un fenómeno de “fragmentación turística” que ha hecho que algunos destinos puedan tener resultados mejores que otros. “Los viajeros vienen menos días y gastan menos, y lo vamos a ver así toda la temporada”, dijo.
Las consultas realizadas en gastronomía destacan un segmento popular, geográficamente muy identificado con el centro de la ciudad, donde hay demanda. “Pizza y hamburguesa son estrellas”, coinciden desde el sector. Y funciona muy bien, sin ser extraordinario, el circuito gourmet, alimentado por un reducido pero rendidor viajero de alto poder adquisitivo.
Ahora se palpita una segunda quincena mucho mejor. “Necesitamos buen tiempo y algo de calor en Capital Federal que empuje a salir a la costa”, dice un hotelero que se ilusiona con algo más. Cree, además, que lo peor del shock económico pasó. “El que suspendió vacaciones por lo que venía ya leyó el panorama y sabe si puede o no hacerse una escapada a la playa”, arriesgó.
El problema de aquí en más se agiganta porque el calendario promete un corte temprano de la mayor demanda. Los feriados de Carnaval coinciden con la primera semana de febrero. Desde las distintas variantes de la oferta de alojamiento tienen un diagnóstico unánime: “De ahí en adelante es muy poco lo que se consulta o está reservado”, afirman.
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