Está preso por robo y quiere reencontrarse con sus víctimas para pedirles perdón
Silvio Romero tiene 39 años y se encuentra detenido en la Unidad 12 de la localidad platense de Joaquín Gorina por robo agravado. Hace algunos días escribió una carta abierta a través de las redes sociales donde expresa su necesidad de acercarse a las víctimas de sus delitos para pedirles disculpas y para, según él, modificar, en parte, el dolor causado con sus actos.
En un extenso texto publicado en Facebook, con el título "La paz está en nuestras manos", Romero cuenta: "Hace más de un año comenzó a hacer ruido en mi cabeza la posibilidad de poder iniciar un proceso de reconciliación con las personas que han sido víctimas de mi conducta delictiva".
"Consideré que yo podía hacer algo por esas personas y que en definitiva más allá de la condena que recibí, la justicia no había reparado en ellas y las consecuencias del evento. Por eso insistí en proponer un acercamiento a las víctimas para reparar ese daño", comenta Silvio Romero en diálogo con LA NACION.
"En lo personal es una manera de cerrar un capítulo de mi vida que tiene que ver con la situación de verme envuelto en un delito -agrega Romero-, pero además también considero importante dejar una especie de invitación para que otros ofensores puedan tomar la misma iniciativa".
Romero está bajo un régimen abierto en la Unidad Penitenciaria 12 de Gorina, donde cumple una pena de 8 años por dos robos con armas. En su texto asegura que no busca "justificaciones" a los actos que cometió, pero aclara que aunque en la cárcel, "los procesos de reflexión son dificultosos", él pudo comenzar a estudiar, escuchar y conocer gente. "Me ayudaron a sentir que podía cambiar mi rumbo, y posteriormente el de otros", confiesa.
Romero cuenta también que pudo estudiar en la cárcel y obtener el título de abogado en septiembre de 2016. Detrás de ese título hay una historia que tiene que ver con su familia. "De chico, no teniendo más de 7 años, veía a mis hermanos en la cárcel y a mi mamá llevándonos a tribunales. Por las noches, en la mesa, se hablaba siempre de los abogados, como si fueran un familiar más. Se me fue apareciendo la idea de que para ayudar a mi familia tenía que estudiar -relata en su posteo-. Pensaba: 'Si soy abogado, mi vieja no va a sufrir más'".
Pero lamentablemente, según expresa en su texto, la vida lo llevó por otros caminos y solo pudo estudiar abogacía en prisión. Allí descubrió que el delito que había cometido era el de robo agravado y comenzó a pensar en la idea de poder contactar a sus víctimas. " Con un acercamiento distinto, transformador, sincero y restaurativo de los efectos que han sido consecuencias de mis propias acciones", reitera.
"Restaurar la tranquilidad que les arrebaté"
"Salir de mis problemáticas de adicciones me fue ayudando a encontrarme conmigo mismo, con esa parte interior que antes no la podía experimentar. Con el correr de los tiempos pude identificar los daños que me estaba generando a mi mismo y a otras personas", añade Romero en su escrito.
Como consecuencia de este cambio es que el hombre, que purga su pena en prisión, busca un diálogo con sus víctimas: "Con total humildad quisiera que las personas a las que ofendí tengan la posibilidad de escucharme en la medida que ellos lo consideren posible y a la vez, escucharlos a ellos, aunque más no sea, en un sincero intento de restaurar aquella tranquilidad que en un momento de mi vida les arrebaté".
En cuanto a las chances reales de reencontrarse con las víctimas de sus actos, Romero comenta: "Por ahora ya se lo puso en conocimiento al juez Roberto Conti, del TOC 7 de Lomas de Zamora, que se mostró bien predispuesto a colaborar desde el primer momento. Todavía no hubo un contacto directo. Pero sí se está trabajando para, en principio, conocer la voluntad de las víctimas".
El interno de la unidad 12 de Gorina agrega que esto se puede llevar a cabo "con la colaboración de Víctimas por la Paz y a través de la oficina de mediación de Lomas de Zamora".
En su carta abierta, Romero aclara que él no pretende ni rebajas en la pena, ni que se revea su causa, ni ningún beneficio. A su vez, les pregunta a sus compañeros privados de la libertad: "¿Y si todavía tenemos tiempo para hacer las cosas distintas?, ¿Podemos pensar la posibilidad de alivianar tanto dolor tendiendo nuestra mano?"
El autor del mensaje en Facebook asegura que conocer a la Asociación Víctimas Por la Paz, lo motivó a reflexionar. Esta es una entidad, según su propia presentación, que está integrada por personas que sufrieron las consecuencias de hechos delictivos y que tuvieron la posibilidad de convertir el dolor y la frustración en acciones positivas, "rechazando la idea de que el mejor modo de afrontar los conflictos se encuentre en el endurecimiento de la ley penal".
El juez del Tribunal en lo Criminal I de Necochea Mario Juliano, promotor y participante de Víctimas por la Paz, asegura que el caso de Romero es "iniciático" para la asociación. "Siempre hemos focalizado la atención en las víctimas y no nos habíamos fijado en la otra parte del conflicto, que es la persona del agresor, desde donde también puede venir la búsqueda de la paz, la búsqueda de la reconciliación, del perdón, de la reparación".
Juliano agrega: "El testimonio de Silvio tiene mucho valor. Estamos promocionando la iniciativa que él tuvo en otros establecimientos penitenciarios. Queremos con este mensaje promover estas actitudes de reconciliación".
El texto en el Facebook de Romero concluye de esta manera: "Sé que a muchos no les será sencillo escucharme, pero a quienes molesté les tiendo mi mano y (quiero) pedirles nuevamente, disculpas".
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