“Esta guerra cambió”: cómo enfrentar la variante delta en las escuelas
Para los especialistas de los Estados Unidos, los contagios en las aulas son mínimos si se mantienen las medidas preventivas; la vacunación es clave para reducir la propagación
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NUEVA YORK.- En un documento destinado a uso interno que se filtró la semana pasada, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) hacían un crudo reconocimiento de la situación: la supercontagiosa variante delta ha corrido el frente de batalla contra la pandemia, donde hacen falta nuevas medidas sanitarias, como el uso obligatorio de barbijo en todas partes. “Esta guerra cambió”, dice literalmente el documento interno de los CDC al que accedió el diario The New York Times.
El texto se conoce justo cuando los distritos escolares se preparan para reabrir las escuelas tras las vacaciones. Los niños de la ciudad de Atlanta y sus alrededores, por ejemplo, volvieron a las aulas esta semana.
Desde el inicio de la pandemia se discute acaloradamente hasta qué punto las escuelas contribuyen a la propagación del virus y si deben o no estar abiertas. Para algunos padres, docentes y funcionarios de educación, mantener los establecimientos abiertos cuando había un nuevo virus desconocido circulando representaba un riesgo inaceptable. Para otros, sin embargo, era mayor el peligro de mantener las escuelas cerradas: por la pérdida pedagógica, por la profundización de la desigualdad educativa, por el deterioro anímico y mental de los chicos, por no hablar del problema para los padres.
Así y todo, ante el inminente inicio del año lectivo en Estados Unidos, los CDC, la Academia Nacional de Pediatría y muchos otros expertos coinciden en que es prioritario reabrir las escuelas.
“La situación es muy distinta a la de hace un año”, dice Elizabeth Stuart, epidemióloga de la Escuela Bloomberg de Salud Pública de la Universidad Johns Hopkins. “Ahora contamos con vacunas muy efectivas y sabemos cómo manejar las escuelas para que sean lugares seguros. Además, tenemos más conciencia de los problemas que sufren los chicos cuando no tienen presencialidad escolar.”
Hace pocos meses, con la vacunación de los mayores de 12 avanzando a paso firme y un descenso sostenido de los contagios, el regreso a algún tipo de normalidad escolar parecía garantizado.
Pero la variante delta trastocó todos los pronósticos. Y sigue siendo poco lo que se sabe de esta nueva cepa, como por ejemplo si es más grave en niños que las formas anteriores del virus. Además, como los índices de vacunación son muy desparejos en Estados Unidos y la mayoría de las decisiones educativas dependen de funcionarios locales, la variante delta suma nueva incertidumbre sobre el inicio del año escolar, y vuelve imperiosa la necesidad de que las escuelas cumplan con todos los protocolos de seguridad antes de abrir.
“Como es tan contagiosa, la delta obliga a subir la vara”, dice el doctor William Schaffner, director médico de la Fundación Nacional de Enfermedades Infecciosas y experto en vacunas de la Universidad Vanderbilt. “Nos obliga a ser muy cuidadosos con todos los detalles.”
Estas son las respuestas a algunas de las inquietudes más frecuentes.
¿Qué aprendimos sobre el contagio en las escuelas?
En general, los estudios sugieren que, al menos el año pasado, el contagio intraescolar fue bajo cuando los establecimientos tomaron las precauciones básicas.
“Con barbijo e incluso apenas un metro de distancia, en las escuelas no debería producirse ningún brote”, dice la doctora Yvonne Maldonado, presidente de la Comisión de Enfermedades Infectocontagiosas de la Academia de Pediatría de Estados Unidos. “Puede haber algunos contagios, pero serán bastante infrecuentes.”
El análisis de los protocolos implementados por escuelas en diferentes estados, como Carolina del Norte, Utah y Misuri, revela que una superposición de medidas —alguna combinación de uso de barbijo, chequeo de temperatura, distanciamiento, mejor ventilación, lavado de manos y burbujas de alumnos— no solo redujo el contagio intraescolar, sino que en algunos casos la cifra fue incluso menor que en la localidad donde se encuentra el establecimiento.
“La realidad es que para los chicos es más seguro estar en la escuela que en la casa”, dice el doctor Daniel Benjamin, pediatra especializado en infectocontagiosas de la Universidad de Duke.
Esos bajos índices de contagio pueden deberse a que los menores de 10 años parecen menos propensos a transmitir el virus que los niños mayores o los adultos, pero según Benjamin también hay un factor que puede influir, ya que las escuelas son, o deberían ser, ambientes muy controlados, donde las medidas de seguridad son más estrictas que en la comunidad en general.
Sin embargo, en las escuelas que reabrieron sin tomar precauciones se produjeron brotes de la enfermedad. El primer brote de origen escolar en Israel, que terminó con 260 personas infectadas, se produjo durante la ola de calor, cuando las autoridades levantaron el uso obligatorio de barbijo en los colegios y los alumnos estuvieron encerrados en las aulas con el aire acondicionado prendido.
¿La variante delta complica las cosas?
Con una transmisibilidad de casi el doble que la versión original del virus, la delta es responsable del aumento de los contagios y las internaciones, especialmente en las regiones donde la gente no se quiere vacunar. Los datos recientes muestran que la carga viral de los infectados con esta variante puede llegar a ser miles de veces mayor que con la original, lo que los volvería no solo más contagiosos, sino durante más tiempo.
Pero hay muchas preguntas sobre la variante que siguen sin respuesta, como el riesgo concreto que entraña en un entorno escolar. De lo que no hay duda es que delta es responsable del aumento de los rebrotes en muchas localidades de Estados Unidos, y eso obviamente también aumenta el riesgo en los colegios de cada lugar.
“La escuela no es una isla, y si en una zona hay muchos contagios, parte de esos casos van a ingresar en la escuela”, dice el doctor Westyn Branch-Elliman, especialista en infectocontagiosas de la Universidad de Harvard.
La buena noticia de este año escolar frente al anterior es que ya hay tres vacunas altamente efectivas aprobadas para su uso de emergencia por Estados Unidos, y ya están ampliamente disponibles para los mayores de 12 años.
No hay vacunas infalibles. Algunos que recibieron ambas dosis igualmente sufren una infección posvacunación, pero es muy inusual y suele ser con síntomas leves. Además, los contagiados con la variante delta tienen una altísima carga viral en la nariz y la garganta, y por lo tanto contagian el virus muy fácilmente.
Pero las vacunas brindan una protección muy fuerte contra la delta: reducen el riesgo de contagio y protegen al cuerpo de un mal desenlace, como la internación y la muerte.
Así que las escuelas con altos niveles de vacunación seguramente tengan menos gente infectada y por lo tanto menos personas desparramándolo en las aulas.
¿Qué pasa entonces con los alumnos de primaria, que no están vacunados?
Aunque el cronograma exacto no está claro, en Estados Unidos las vacunas para algunos niños menores de 12 años podrían tener autorización antes de fin de año. Hasta entonces, sin embargo, las escuelas primarias abrirán con todos sus alumnos sin vacunar. (Los chicos que participan en los ensayos clínicos pueden haber recibido las dosis de alguna vacuna.)
Sin embargo, las investigaciones muestran que es mucho menos probable que el virus cause una enfermedad grave en los niños. No están absolutamente a salvo: un pequeño número de chicos puede desarrollar una afección inflamatoria, muy inusual pero grave, y algunos con cuadros leves después pueden experimentar síntomas a largo plazo.
Todavía no hay datos sólidos y certeros sobre el impacto de la delta en los niños pequeños, pero tampoco hay señal alguna de que sea más virulenta con ellos.
De todos modos, como un gran número de adultos se han vacunado, los niños empezarán a representar una proporción cada vez mayor de los casos de delta. La elevada infecciosidad de la variante también podría explicar que más niños contraigan el virus. También hay algunas pruebas incipientes de que la delta podría ser más grave en los adultos.
En función de todo esto y por precaución, es crucial que las escuelas donde asisten niños pequeños, que no están vacunados ni lo estarán en lo inmediato, tomen precauciones extra, incluido el barbijo obligatorio en todas las instancias de la escolaridad presencial.
“Pero lo más importante que pueden hacer los adultos por los niños es vacunarse”, dice el doctor Schaffner, de la Fundación Nacional de Enfermedades Infecciosas. “Para reducir el riesgo en la escuela, se tiene que vacunar la comunidad.”
(Traducción de Jaime Arrambide)
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