Coronavirus: veredas anchas y 100 calles más angostas, las medidas para cambiar el espacio público en la ciudad
Las marcas en el piso de las estaciones de subte, antes de pasar por los molinetes, o en las paradas de metrobuses para ordenar la fila de pasajeros y respetar la distancia social de al menos un metro y medio fueron solo el comienzo de una reconfiguración del espacio público porteño ante la llegada de un protagonista inesperado: el coronavirus. La pandemia obligó a los gobiernos a encontrar alternativas para que algo tan cotidiano como viajar en el transporte público o comprar en el comercio de barrio no se vuelva peligroso por el solo hecho de compartir el lugar con otras personas.
En los días previos a la reapertura gradual de la cuarentena en la ciudad terminó de definirse cuáles serán los cambios que comenzarán a verse con una intervención del espacio público. Veredas más anchas, señalizaciones para respetar las colas en el exterior de los comercios, espacios delimitados ganados sobre calles que perderán superficie y nuevos protocolos de funcionamiento en actividades comerciales a cielo abierto, por ejemplo, las ferias barriales, aparecen en el proyecto que sigue ajustándose en un borrador.
El jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, confirmó que ya tienen identificadas 100 calles en distintos barrios de la ciudad que comenzarán a ser intervenidas para cederle superficie a las veredas para darle mayor prioridad al peatón.
Si tiempo atrás la política de movilidad sustentable apuntaba a fortalecer e incentivar el uso de la bicicleta, personal o del sistema Ecobici, ahora la recomendación será la caminata, sobre todo para cubrir trayectos cortos, para que junto a la bicicleta sean las dos primeras opciones de traslado por sobre el automóvil y, principalmente, el transporte público. Las aglomeraciones en subtes, trenes y colectivos siguen siendo la preocupación mayor en toda el área metropolitana cuando se ingrese en la próxima etapa de cuarentena.
"Los peatones van a ganar el espacio público", dicen las fuentes oficiales consultadas por LA NACION para explicarlo. Por estas horas se trabaja con intensidad para terminar de definir de qué forma se aplicarán los cambios, pero la mayor reconfiguración será en veredas, que avanzarán sobre las calles. En algunos casos será necesaria una obra, pero básicamente se resolverá con intervenciones rápidas ante la celeridad que demanda la situación, por ejemplo, las realizadas en varias esquinas para extender la proyección de la vereda sobra la traza de asfalto. El plan no se aplicará en las 12.000 manzanas de la ciudad, pero será gradual y de acuerdo a la necesidad de cada barrio.
La semana pasada los trabajadores de las Ferias de la Ciudad (FIAB), los puesteros itinerantes que se instalan en los barrios, elevaron un petitorio para volver a trabajar bajo nuevas normas de prevención. En la disposición que tendrán esas ferias hay un ejemplo de cómo funcionarán las actividades de este tipo. Según las fuentes, se instalarán corralitos para que los clientes no se vuelquen desordenadamente sobre los puestos, se restringirá y controlará la circulación en las ferias y los puestos se colocarán sobre las veredas para obtener mayor espacio de circulación en las calles.
Las estrategias en movilidad y espacio público se piensan en conjunto. Estos cambios, sumados al uso de la bicicleta y a incentivos que podrían anunciarse en los próximos días apuntados a otro tipo de movilidad sustentable, como los monopatines eléctricos, buscan ser parte de la solución para el transporte público y la congestión vehicular. Habrá, también, medidas puntuales en estaciones de subte y colectivos, donde seguirá siendo un requerimiento que todos los pasajeros viajen sentados y que se respeten las distancias para ingresar a las estaciones.
Antes del coronavirus en la ciudad se realizaban ocho millones de viajes al día, de los cuales el 60% se hacían en colectivo, el 17% en subte, el 13% en autos particulares y el resto se dividía entre taxis, bicicletas, tren y a pie. Los porcentajes cambiaron durante la pandemia: el subte representa sólo el 3% de los viajes, mientras que el de los vehículos particulares subió al 45% (en trenes, el 6%; en colectivos, el 15%). El transporte público nunca dejó de funcionar durante el aislamiento, aunque sí hubo una reducción histórica de pasajeros en el subte, de hasta el 99%, y del 80% en trenes y colectivos.
En la nueva normalidad se incentivará a que los recorridos de hasta 50 cuadras se realicen caminando o en bicicleta. Esos trayectos representan el 40% del total de los traslados diarios y podrían hacerse en bicicleta: la ciudad hoy proyecta un potencial de hasta 900.000 viajes por día en esos rodados. Pero la estrategia de movilidad va más allá de la bicicleta y está pensada en conjunto para toda al área metropolitana.
Según explicaron desde el Ministerio de Transporte y Tránsito de la Nación la cantidad de unidades necesarias se irá ajustando de acuerdo a la necesidad. Hoy circulan 9500 colectivos en toda la región, lo que representa el 70% de la flota, para transportar 950.000 pasajeros diarios. En caso de ser necesario se incrementará la cantidad de colectivos y luego se ajustará en función del análisis de pasajeros y usos. En cuanto a los trenes, hoy sólo funcionan 68 formaciones en todas las líneas con un servicio focalizado en asegurar la demanda en los horarios pico. Para evitar aglomeración de gente se reforzará de dos maneras, ya probadas la semana pasada: micros de larga distancia y refuerzo de colectivos de línea que hagan recorridos similares a los trenes.
Ingreso escalonado y por turnos a los trabajos, incorporación de bicisendas de conexión entre la provincia de Buenos Aires y la ciudad, carriles exclusivos de motos, el traslado de trabajadores a cargo de las empresas y el regreso del servicio de combis fueron parte de algunas recomendaciones de la reunión entre el ministro de Transporte, Mario Meoni, y Horacio Rodríguez Larreta. En los anuncios previstos para las próximas horas podría haber confirmaciones sobre algunas de ellas.
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