Esfuerzos especiales para evitar la deserción en Ingeniería
Para superar el déficit del secundario, la UBA y la UTN BA se focalizan en programas de enseñanza de matemática para mejorar el acceso a la universidad
En los últimos años, tanto en la Universidad Tecnológica Nacional de Buenos Aires (UTN BA) como en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires (Fiuba) percibieron la necesidad de apuntalar y fortalecer los conocimientos de sus aspirantes en las ciencias duras. Matemática, física y química conforman el núcleo de las carreras de Ingeniería, pero son también un escollo -a veces infranqueable- para muchos de los aspirantes.
Desde las usinas del saber científico despliegan diversas estrategias e iniciativas para nivelar oportunidades y revertir una tendencia que los preocupa: la baja generalizada en el desempeño de los jóvenes alumnos, especialmente en matemática.
La UTN BA es parte de una red federal de perfil técnico y tiene un examen de ingreso. La Fiuba es más académica, no tan federal y cuenta con un Ciclo Básico Común (CBC), un primer año cuyo propósito es nivelar los conocimientos de los ingresantes. Al enfocar el problema desde diferentes ópticas, cada institución lo encara a su manera para intentar compensar las deficiencias en la preparación de los futuros profesionales.
En la UTN BA, a la baja de la calidad de los exámenes de ingreso se le suma una creciente brecha entre el número de candidatos aprobados de los sistemas privado y estatal. El porcentaje de alumnos de escuelas públicas que aprueban los exámenes de ingreso es cada vez más bajo. Esto llevó a que, desde 2014, las autoridades de la UTN BA empezaran a estudiar los resultados de los exámenes para poder informar a los colegios cuáles habían sido los errores de sus aspirantes y poder así identificar y corregir sus métodos.
"Desde hace ya más de una década, empezamos a visualizar una baja generalizada de nivel de los estudiantes que solicitan el ingreso en la facultad. Nosotros ofrecemos un seminario de ingreso de dos meses en el verano, pero no es suficiente tiempo para cubrir materias que los chicos no hayan visto en el secundario. Una cosa es refrescar conocimientos y otra es tener que dictar temáticas o cursos", explicó a LA NACION el decano de la UTN BA, Guillermo Oliveto.
El corrimiento gradual y generalizado del sistema público al privado cambió también el perfil de los estudiantes: mientras hace 15 años el 60% de los ingresantes a la universidad federal especializada en ingeniería provenían del sistema estatal, hoy ese guarismo se encuentra por debajo del 40%. Preocupados, los directivos de la casa de estudios decidieron avanzar con iniciativas que puedan achicar el escalón entre los niveles secundario y universitario.
El estudio de los exámenes de ingreso fue la primera de las medidas que tomaron desde la UTN BA para evitar que las oportunidades entre aquellos que provienen de un sistema y otro fueran cada vez más desparejas. "Al estudio y al seguimiento de los resultados de los exámenes, que reportamos a los colegios de los aplicantes para que puedan hacerse los ajustes necesarios, sumamos otras dos iniciativas: Modelando la Ciencia, juntamente con el Ministerio de Educación de la ciudad, y Entropía, un programa patrocinado por Samsung", contó Oliveto.
Ya comenzó la edición 2017 del programa Entropía, que prepara a los alumnos de 5º y 6º años de escuelas públicas con un curso nivelatorio para el ingreso. Se trata de un taller focalizado para aspirantes de colegios de barrios vulnerables que beneficia a 40 estudiantes por año.
Desde que se implementó esta iniciativa, se explicó oficialmente, sus concurrentes mejoraron sustancialmente sus posibilidades de ingreso en las distintas carreras de Ingeniería que ofrece la UTN BA. Este año se lanzó también el programa Modelando la Ciencia, un plan de capacitación para 200 docentes de escuelas técnicas.
En 2017, la UTN BA tuvo un total de 5080 aspirantes, de los que ingresaron finalmente 1757, es decir, el 34%. Entre los alumnos porteños, el porcentaje de aprobación de los chicos que provienen de escuelas públicas fue de un 18%, mientras que en aquellos que provienen de escuelas privadas fue del 34%.
En la población del Gran Buenos Aires esa diferencia fue menor: los estudiantes de colegios públicos tienen un porcentaje de ingreso del orden del 13%, mientras que los provenientes de establecimientos privados tienen una aprobación del 16%.
La variación no responde solamente a un problema de comprensión de contenidos; los alumnos provenientes de escuelas públicas tienen un mayor índice de ausentismo que aquellos que vienen del sector privado, según demuestra un relevamiento de la UTN BA.
Al no tener una instancia puntual de examen de ingreso y contar con un año de CBC, en la Fiuba disponen de un mayor margen para subsanar algunas de las deficiencias de aprendizaje que encuentran provenientes del nivel medio. En conversación con LA NACION, el decano de Ingeniería, Horacio Salgado, comentó que ellos también sintieron la necesidad de reforzar los conocimientos de matemáticas de sus aspirantes.
"Hace unos años que los estudiantes que cursan el CBC de Ingeniería realizan el test diagnóstico de competencias a ingresantes. Si los docentes ven que hace falta, les recomiendan a los jóvenes que se anoten en el curso preuniversitario de matemática", dijo Salgado.
Ésta es una medida entre una serie de medidas de acompañamiento para los estudiantes del CBC, que cuentan también con el apoyo de un plantel de tutores. La UBA tiene, además, talleres vocacionales e invita a estudiantes del nivel secundario a participar de Ingenieros por un Día, una jornada especial que cuenta con el apoyo de la Fundación YPF.
Salgado explicó a LA NACION que los esfuerzos de la Fiuba y la batería de recursos disponibles para los estudiantes apuntan a contenerlos y evitar la deserción. "No hay que olvidarse de que el CBC, además de ciclo básico, es el primer año de la carrera. Pero si pensás que este año se anotaron 4500 chicos en el CBC y pasaron 1200 al segundo año, hay un número alto que se quedó en el camino", añadió.
Aunque tiene la problemática de la deserción presente, Salgado no deja de ver el lado positivo: "Estos programas los vemos como una inversión y no como un gasto. Incluso en los casos de quienes abandonan luego del primer año los estudiantes se llevan conocimientos que vuelcan en otras actividades", contó Salgado.
Más allá de los esfuerzos contra la deserción y los intentos de facilitar la transición de los estudiantes de la secundaria a la universidad, Salgado tiene motivos para ser optimista: "En los últimos tres años creció el número de estudiantes que pasaron a segundo año. Ingeniería es una carrera imprescindible para el desarrollo y gracias al trabajo del Comité de Ciencias Básicas, la Secretaría de Asuntos Académicos, el apoyo del rector y programas como el Plan Estratégico de Formación de Ingenieros, seguimos creciendo", acotó. Eso sí, el mayor caudal de alumnos trajo aparejado otro problema: el déficit de docentes.