“Escuelas Zoom vs. escuelas WhatsApp”: cuáles son los problemas educativos que agravó la pandemia
Un grupo de especialistas, en una conferencia organizada por la Universidad Torcuato Di Tella, coincidió en que la crisis sanitaria remarcó las fuertes desigualdades en las escuelas; también participó el ministro Nicolás Trotta
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¿Aprendimos algo en pandemia? Con esta pregunta como disparador inicial, hoy se realizó la cuarta edición de la conferencia anual del Centro para la Evaluación de Políticas basadas en la Evidencia (CEPE) de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT), que convocó a expertos en educación del sector público y del privado; también de las organizaciones de la sociedad civil y a las máximas autoridades educativas de los gobiernos de distintos países de América Latina, un panel del que participó el ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta.
Dividida en varios bloques, la conferencia aportó una gran cantidad de datos y cifras para analizar los distintos aspectos que tuvo el aprendizaje escolar en tiempos de pandemia, y luego de la apertura que hizo el vicerrector de la UTDT, Juan Gabriel Tokatlian, la primera en exponer los problemas estructurales que enfrentaron los países de América Latina y el Caribe desde el momento que comenzó el aislamiento fue Mercedes Mateo Díaz, jefa de Educación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que precisó que, en 2020, unos 168 millones de alumnos en la región quedaron fuera de la escuela, y que un 40% de los estudiantes debió continuar con sus aprendizajes de manera remota sin tener una computadora en su casa.
Graficó la desigualdad en el acceso a la educación remota con el caso de Santiago de Chile. “Mientras en la comuna Las Condes, de altos ingresos, el acceso fue del 99%, en la zona de La Pintana, de bajos ingresos, fue del 53 por ciento”. Mateo Díaz también advirtió que la pobreza se verifica en la falta de espacio en los hogares para que los chicos hagan sus tareas, en la escasez de conectividad y dispositivos digitales, en la violencia doméstica, en la precariedad económica de los hogares, en la falta de una buena alimentación y en la capacidad de desarrollar capacidades socioemocionales y habilidades digitales. “Cualquier política educativa tiene que ser mirada con el lente de la multidimensionalidad de la pobreza”, reforzó la experta del BID.
¿Qué pasó en las escuelas?
¿Cuál fue el proceso de cambio en las aulas? “El cierre de las escuelas en América Latina fue uno de los más largos del mundo”. Con esta afirmación desalentadora comenzó su exposición Claudia Romero, profesora de los posgrados en Educación e investigadora de la UTDT. “En nuestro país se dio lugar a una escolarización remota de emergencia que fue una de las más extensas del mundo, y que no tuvo nada que ver con lo que llamamos educación virtual, o a distancia. A la semana diez [aproximadamente a mitad de mayo] de una investigación que realizamos en escuelas de la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires, observamos una cantidad de fenómenos que luego se fueron confirmando. Lo primero que vimos fue que las escuelas actuaron con inmediatez para garantizar la continuidad pedagógica”, señaló Romero. Sin embargo, para esa misma época, según los datos que aportó la especialista, el abandono escolar ya superaba el promedio anual. “Hoy se estiman que son entre un millón y un millón y medio los estudiantes que quedaron fuera del sistema en la Argentina”. Son unos 4100 chicos por día si se considera el peor escenario.
“También constatamos que en Argentina, más del 70 por ciento de las escuelas casi nunca realizaban actividades remotas, aun en instituciones que tenían los recursos. Para esa misma época también pudimos ver la configuración de dos sistemas escolares segregados por nivel socioeconómico, a las que llamamos escuelas Zoom, las más favorecidas, y las escuelas WhatsApp”, describe Romero, a las que concurren los estudiantes más vulnerables y donde el 80 % de las conexiones e intercambios entre alumnos y docentes se realizaba mediante esa vía de comunicación, el chat del celular.
Desde el punto de vista de Guillermina Tiramonti, investigadora en Educación de Flacso, en las escuelas argentinas, el uso de la tecnología se aplicó como un simulacro de la presencialidad. “Quiso ser un reemplazo del aula presencial, haciendo lo mismo que antes, pero frente a una pantalla. Y lo preocupante es que en la Argentina este es un tema que lleva más de 15 años de discusión, cuando se comenzó con el reparto de las computadoras y cómo usarlas en la escuela”, reflexiona Tiramonti, y agrega: “Ahora que la pandemia presentó una gran ocasión para innovar, no generamos ninguna idea clara de que cómo abordar ese mundo digital. La computadora sirvió para replicar la clase presencial por Zoom, y no para que los chicos exploren el mundo”.
¿Qué hacer con los estudiantes excluidos en la pandemia?
De las experiencias de la región, y junto con funcionarios de otros países como Perú, Uruguay y Chile, participó el ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta, que en el intento de responder a la consigna sobre cómo recuperar a los alumnos que abandonaron las aulas, desvió el foco sobre la herencia recibida de la gestión del gobierno de Mauricio Macri. “Nosotros recibimos el impacto en una marcada recesión económica y una desinversión en términos educativos. Entre 2015 y 2019, el presupuesto en educación sufrió una retracción –comenzó Trotta–. Veníamos transitando el programa Conectar Igualdad, que se dejó de lado [por el gobierno anterior] y se desarticuló, y eso implicó un costo para nuestros estudiantes y docentes”, remarcó Trotta.
Al comparar las distintas experiencias, una de las conclusiones que quedó firme fue que la Argentina tuvo uno de los cierres de escuelas más prolongados. En comparación con Uruguay, por ejemplo, y según aportó Leandro Folgar, director del Plan Ceibal del Ministerio de Educación y Cultura del país vecino, la presencialidad el año pasado fue suspendida de manera absoluta durante un mes y medio. “En junio [de 2020] abrimos totalmente. Luego tuvimos los resultados de las pruebas estandarizadas, que demostraron que no había mejoras en los desempeños, pero tampoco retrocesos, lo cual fue recibido como una gran noticia”, dijo Folgar.
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