Es urgente pensar en la adaptación de la región ante el desequilibrio hídrico
Cambio del suelo, nuevo régimen de lluvias, infraestructura inadecuada y saturación de las napas dejaron la cuenca del Morro, en San Luis, ante un desequilibrio hídrico que puso en emergencia a la región. Si bien el nuevo escenario comenzó en 1985, cuando el río Nuevo se abrió paso entre las serranías, este año se precipitaron las medidas oficiales ante el avance del fenómeno.
Así, de un día para otro, los pobladores ven que aparecen cursos de agua entre la tierra o que la napa sube y desestabiliza todo aquello que esté construido en el suelo.
Hoy hay afectadas unas 370.000 hectáreas y el gobierno de San Luis apunta directamente a los productores agropecuarios, a quienes acusa de "sojizar" las laderas del morro y a quienes obligó a presentar un plan de recambio en el uso del suelo, al tiempo que lanzó un plan de forestación de la zona.
La explicación oficial sostiene que el suelo no puede absorber la cantidad de agua que generan las precipitaciones y los acuíferos, entonces cede. Pero la problemática ya había sido advertida hace 30 años.
"Pintar el morro de verde" es una de las soluciones que plantea el gobierno puntano actual (en rigor, gobierna Alberto Rodríguez Saá, hermano de quien era gobernador hace 30 años) sumado a obras de infraestructura.
La Legislatura provincial decretó la emergencia en la zona por cinco años y habilita al Poder Ejecutivo a tomar medidas que detengan la erosión generada por los nuevos cauces, llevar adelante un plan de obras de infraestructura y de seguimiento del estado del suelo y controlar el cultivo en los predios de la zona.
Pero la realidad obliga a hacerse una pregunta: ¿esta situación podía prevenirse? ¿Cuándo comenzó a cambiar el régimen de lluvias y a beneficiar cultivos que antes no se daban en esa zona? ¿Qué profundidad tuvo el estudio de las dos rutas que cruzan la zona y ahora, de cuando en cuando, están cortadas por los desbordes del agua?
Éstos son algunos de los efectos que provoca el cambio climático en la Argentina. En algunas regiones, como ésta, la cantidad de precipitaciones ha aumentado. Los expertos hablan del 85% de incremento en algunas zonas. Y las temperaturas mínimas han subido, en promedio, 2,3°C.
Es por eso que es fundamental que los funcionarios y las políticas públicas tengan en cuenta la información que los científicos locales han analizado con los escenarios posibles hasta fines de siglo.
Este caso también permite observar que el ambiente no tiene jurisdicciones: los efectos de estos nuevos ríos afectan también otras provincias, como Córdoba.
El Panel Gubernamental de Lucha contra el Cambio Climático (IPCC) plantea escenarios a 25, 50 y 100 años. Pero las medidas de adaptación y mitigación no pueden esperar. Las acciones de corto, mediano y largo plazos deben pensarse al mismo tiempo.
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