“Es una opción más light antes del casamiento”: el trámite que más eligen las parejas porteñas
En el primer cuatrimestre del año crecieron un 60% las uniones civiles y descendieron un 12% los matrimonios con respecto al mismo período de 2023; los cambios en el concepto de familia, las causas del fenómeno
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En octubre de 2009 sacaron un turno en la sede comunal 13 para tramitar un certificado de convivencia. El motivo era que él pudiera acceder al beneficio de la prepaga que ella tenía por su trabajo en relación de dependencia. Con los dos testigos que los acompañaron en ese momento, fueron después a almorzar a un restaurante peruano de la zona; algo así como un festejo repentino.
En febrero pasado, Guillermina, de 45 años, y Luciano, de 48, pasaron por la misma delegación del Registro Civil con los mismos testigos que los acompañaron 15 años atrás, pero esta vez revalidaron la continuidad de su pareja –y de su amor también–, con una unión civil; otra de las figuras legales que está en pleno crecimiento en la actualidad y le disputa lugar al matrimonio, que disminuye año tras año. Esta vez, recuerda la pareja entre risas, no hubo almuerzo, pero sí un desayuno.
“Hace casi 20 años que estamos juntos, tenemos un hijo y ninguna intención de casarnos por el momento. Pero decidimos hacer una unión civil casi por las mismas razones que en su momento hicimos el certificado de convivencia, con la salvedad de que, según nos explicaron, este es un trámite donde la unión queda registrada, y nos sirve para distintos trámites ahora y en el futuro. Bueno, hasta que alguno de los dos pida la disolución y lo informe en el registro. Pero es un trámite administrativo”, explica Guillermina, e insiste en que la libreta roja es algo que, por ahora, no les interesa. “Estamos muy bien así”, afirma.
En un cambio significativo de las dinámicas matrimoniales en la ciudad de Buenos Aires, los datos estadísticos del Registro Civil revelan una cifra récord en cuanto al crecimiento de las uniones civiles y una tendencia a la baja en el número de matrimonios tradicionales. “Durante el primer cuatrimestre de 2024, la Ciudad registró 1130 uniones civiles, una cifra que marcó un incremento récord del 60% respecto en comparación con el mismo período de 2023″, resume el informe estadístico. Los matrimonios, en tanto, disminuyeron un 12%: de 3078 celebrados en los primeros cuatro meses de 2023, a los actuales 2711 de este año.
La unión civil, como explicaba Guillermina y convalidan desde el Registro porteño, inscribe el vínculo de dos personas que conviven con fines probatorios, y les permite gozar del derecho de incorporar a la pareja en la obra social, recibir una pensión, solicitar créditos bancarios de manera conjunta y obtener licencias en caso de enfermedad del concubino. Para el ejercicio de estos derechos y obligaciones establecidos en la normativa de la ciudad, los integrantes de la unión civil tienen un tratamiento similar al de los cónyuges. Sin embargo, no gozan del beneficio de la herencia ni de bienes gananciales.
“Nuestra misión desde la Ciudad es facilitarles a los vecinos el acceso a los distintos servicios como son los matrimonios y las uniones civiles, que constituyen un aspecto central en la vida de las familias, y ponemos el acento en acompañarlos a dar ese gran paso –añade César Torres, secretario de Gobierno y Vínculo Ciudadano–. Por eso, generamos un acceso rápido a través de la web para iniciar el trámite, y decidimos descentralizar la celebración de matrimonios en 14 sedes, mientras que las uniones civiles se pueden realizar en nueve. Además, ofrecemos la posibilidad de realizar matrimonios en espacios emblemáticos de la ciudad, que le dan un marco destacado a estas celebraciones”.
En baja
Sin embargo, y como parte de una tendencia que se sostiene desde hace más de dos décadas, los matrimonios vienen en caída. Según coinciden los expertos consultados por LA NACIÓN, si antes el casamiento era el punto de partida de una familia, hoy es una parada más. Y, en muchas ocasiones, la locomotora ni siquiera se detiene en esa estación. Por eso, la mayoría de las parejas que deciden irse a vivir juntas por primera vez, no se casan. Quieren probar. “El matrimonio está en crisis hace muchos años, y los registros demuestran justamente que cada vez son menos las personas que se casan. Inclusive, el concepto de ‘pareja’ viene mutando en cuanto a los cuestionamientos que las nuevas generaciones hacen con respecto a las ´mapaternidades’ –dice Mauricio Strugo, psicólogo y sexólogo especialista en parejas–. La idea del casamiento y la importancia como mandato social que concebían nuestros padres y abuelos se fue debilitando”.
Los expertos apuntan sobre un fenómeno que no solo se da localmente, sino a nivel global. Al menos, como repara el psicólogo y sociólogo Martín Wainstein, director de la Carrera de Psicología Clínica Sistémica de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA), se trata de una tendencia con auge en los países desarrollados. “Es cierto que hay un aumento de las uniones civiles, pero diría que el gran aumento se da en las convivencias. La expectativa de un matrimonio ya no es para toda la vida. Nuestros abuelos se casaban y llegaban a las bodas de oro. No digo que hoy la gente piense en casarse por una determinada cantidad de años, pero el concepto ya no es el de ‘para toda la vida’ . ¿Qué es lo que ocurre? Las personas se separan, se divorcian y hay mucha segunda, tercera y hasta cuarta oportunidad. Lo que predomina en la idea de una relación, lo que la define es la convivencia, que se convirtió en un valor muy reconocido socialmente, por lo menos en sectores modernizados. Porque tampoco es lo mismo la convivencia en una ciudad anónima como Buenos Aires, una ciudad donde nadie sabe nada de nadie que en un pueblo del interior del interior del país, donde no está igualmente visto, o no es respetado de la misma manera”.
Martín y Maira formalizaron recientemente su unión civil en la sede central del Registro. “Es una opción más light antes del casamiento, para que no sea todo tan estricto, es como una alternativa intermedia –dice el novio–. Hace varios años que vivimos juntos, nos conocimos como papá y mamá del cole y decidimos formalizar la unión. Tenemos ganas de hacer una fiesta de casamiento de forma no convencional, nos va a casar un amigo en nuestra casa, y esto lo queríamos hacer por la obra social, por una cuestión más burocrática”.
En la misma sede, Nadia y Rocío concretaron una unión civil, con un emotivo acto junto a sus allegados. “Es el primer paso para lo que vendrá más adelante y nos sirve para sacarnos los miedos, porque teníamos ganas y también porque lo necesitábamos para la obra social. Además, creo que hoy se pueden pedir créditos y se pueden unificar sueldos con esta unión”, destaca la pareja.
Cambios sociales
Como subgerente del área de Matrimonios, Uniones Civiles, Convivenciales e Informaciones Sumarias del Registro Civil, Silvia Cano señala que, muchas veces, previo a la celebración de un matrimonio las parejas deciden registrar una unión civil convivencial. Luego, la funcionaria explica las diferencias, en términos legales, entre ambas figuras. “En el Registro Civil de la Ciudad podés celebrar tu matrimonio, un trámite para el que se requiere de aptitud nupcial y acudir a la ceremonia con dos testigos. Se crea entre las dos personas un vínculo jurídico que las une y a partir del cual nacen derechos sociales, previsionales y hereditarios. En caso de no querer realizar un matrimonio y sí acceder a los beneficios sociales y previsionales, se puede registrar una unión civil. Para ello, se requerirá de un mínimo de convivencia en la pareja de dos años. Este registro solo tiene fines probatorios y no incluye derechos hereditarios”, aclara.
Otra diferencia es en el caso que la pareja desee disolver la unión: en el matrimonio se requiere de la realización de un trámite judicial, mientras que la unión civil convivencial se disuelve por la vía administrativa.
En términos estadísticos, Rafael Rofman, investigador principal en el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec) y magíster en demografía social de la Universidad Nacional de Luján, coincide en que tanto en la Argentina como en otros países del mundo, hay una tendencia en el largo plazo, por un lado, a la baja en los matrimonios y, por el otro, al aumento en las uniones civiles. “Esto está cambiando la forma en cómo se constituyen las familias en el mundo y, por supuesto, se ve reflejado en los números –señala el académico–. Dicho esto, no le prestaría tanta atención a los datos concretos que presenta este último informe, porque son trimestrales y pueden estar afectados por las tendencias y por diversas cuestiones, ya sean puntuales o más estacionales. Es muy fácil que haya otras causas que generen un cambio tan brusco. Sí, me parece interesante ver la serie larga donde se da este efecto, pero es mucho más suave, más lento, y viene desde hace más de 20 años”.
Como subsecretario de Servicios al Ciudadano, Facundo Bargalló Benegas explica que las modalidades de uniones entre dos personas fueron ajustándose a los requerimientos de la sociedad con el paso de los años, y si bien en una mirada global de largo plazo la curva de los matrimonios viene en descenso, está estancada entre los 11.000 y 13.000 de manera anual hace varios años. Con respecto al informe actual, Baragalló también suma una consideración para tener en cuenta: “Los matrimonios suelen ser más estacionales. Es decir, tradicionalmente, la gente elige casarse en épocas donde la temperatura es más amigable, entre marzo y abril y octubre y diciembre –aporta Bargalló, que se desempeñó como director del Registro Civil entre 2020 y 2023–. Por otro lado, y con respecto al crecimiento de las uniones civiles, es un molde que muchas parejas eligen porque es una forma de encuadrar legalmente la relación, de tener derechos, beneficios y todo más ordenado sin llegar al casamiento, que implica algo más grande”.
Los tres modelos y sus diferencias
- Certificado de convivencia: Es un trámite administrativo con un objetivo puntual, como incorporar a la pareja en la obra social. No queda inscripto y por eso no hace falta ningún otro trámite para la disolución.
- Unión civil: También es un trámite administrativo pero que, a diferencia del certificado de convivencia, sí tiene naturaleza constitutiva. Además de los beneficios de acceder a una obra social de la pareja o de tramitar un préstamo hipotecario en conjunto, otorga acceso a una pensión. Pero no da derechos a herencia ni bienes gananciales. Para la disolución, una de las partes debe pasar por el Registro para solicitarla y, luego, se emite el edicto correspondiente.
- Matrimonio: A diferencia de las anteriores, no es necesario acreditar dos años de convivencia, y es la única forma de unión legal que da derecho a la herencia y los bienes gananciales de la pareja. Para poner fin a un matrimonio, solo puede hacerse ante la Justicia.