¿Es tarde para trasladar la cortesía a los blogs?
Dos mentores de la web 2.0 proponen una suerte de código de conducta para regular la actividad de los blogs y otras redes sociales de contenido en Internet; moderar o no, el gran dilema
Un sitio gratuito para conversar en Internet, conocido como blogoesfera, puede llegar a ser espinoso y desagradable. Actualmente, algunos personajes de alto perfil en el mundo de la tecnología e Internet están proponiendo un código de conducta para quienes participan de la blogoesfera (los bloggers) con el propósito de depurar la calidad del discurso online.
Hace unos días, Tim O’Reilly, un organizador de conferencias y editor de libros, a quien se le atribuye la invención del término Web 2.0, comenzó a trabajar con Jimmy Wales, creador de Wikipedia, la enciclopedia comunitaria online, con el fin de generar una serie de lineamientos para dar conducir la discusión y el debate en Internet.
Entre las recomendaciones principales se incluye que los bloggers consideren la posibilidad de prohibir los comentarios anónimos que dejan quienes visitan sus páginas y que puedan borrar aquellos comentarios amenazantes o difamatorios sin enfrentar reclamos por censura.
Un reciente brote de antagonismo entre varios bloggers destacados "nos brinda una oportunidad para cambiar el nivel de expectativas que las personas tienen acerca de lo que es aceptable online", dijo O’Reilly, quien la semana última publicó las recomendaciones preliminares en el blog de su compañía ( radar.oreilly.com ). Luego, Wales colocó los lineamientos propuestos en el sitio de su compañía ( blogging.wikia.com ), y actualmente está solicitando comentarios con la esperanza de generar consenso respecto de lo que constituye el comportamiento educado online.
O’Reilly y Wales hablan acerca de crear lineamientos de conducta y sellos de aprobación representados por logotipos. Por ejemplo, la escritura anónima podría ser aceptable en una serie; mientras que en otra serie estaría desaconsejada. En virtud de una tercera serie de lineamientos, los bloggers se comprometerían a obtener una segunda fuente de información para cualquier chisme o primicia sobre la que escriban.
O’Reilly y Wales hablan acerca de crear lineamientos de conducta y sellos de aprobación representados por logotipos
Luego, los bloggers podrían seleccionar una serie de principios y publicar la insignia correspondiente en su página para indicar a los lectores la clase de comportamiento y de diálogo en el cual se involucrarán o que tolerarán. Todo el sistema sería voluntario, confiando en que la comunidad se vigilará a sí misma.
"Si se trata de una serie de principios cuidadosamente construidos, podría tener mucho peso incluso cuando no todos estén de acuerdo", dijo Wales.
Sumarse a la ola. El código de conducta ya tiene algunos adeptos, incluyendo a David Weinberger, un blogger conocido ( hyperorg.com/blogger ) y colega del Berkman Center for Internet and Society, en la Escuela de Leyes de Harvard. "El objetivo del código no es homogeneizar la Web, sino clarificar las normas informales que de todas formas ya están instaladas", dijo.
Sin embargo, al igual que con cualquier otro tema de la Web "eléctricamente cargado", será un gran desafío encontrar un terreno común. Algunos escritores online se preguntan cómo se podría persuadir aunque sea a una fracción de los millones de bloggers para que adopten una serie de normas. Otros dicen que el código tiene sabor a restricciones relacionadas con la libertad de expresión.
Wales y O’Reilly estaban inspirados para actuar después del estallido de una "tormenta de fuego", que tuvo lugar a fines del mes último, en la estrecha comunidad de los bloggers devotos de la tecnología. En un "griterío" online, que fue ampliamente difundido, Kathy Sierra, una autora de libros sobre tecnología de avanzada, del Condado de Boulder, en Colorado, y amiga de O’Reilly, informó haber recibido amenazas que en parte provenían de una disputa acerca de si era aceptable borrar los comentarios para nada diplomáticos que dejaban los visitantes en sitios Web personales.
Angustiada por las amenazas y por las fotos manipuladas en las que ella aparecía, y que fueron publicadas en otros sitios, incluyendo una que mostraba su cabeza al lado de un lazo, Sierra canceló una conferencia en una feria comercial y solicitó ayuda a la policía local para encontrar la fuente de las amenazas. Asimismo, ella manifestó que estaba considerando la posibilidad de abandonar por completo la actividad relacionada con los blogs.
En una entrevista, Sierra descartó el argumento de que la intimidación cibernética es tan común que debería pasarla por alto. "No puedo creer la cantidad de personas que me dicen: ‘¿No tienes algo mejor para hacer?; esto es Internet’", señaló. "Si así están las cosas, ¿cómo reconoceremos una amenaza verdadera?".
Sierra dijo que respaldaba los nuevos esfuerzos para mejorar la cortesía en la Web. La investigación policial sobre su caso todavía se encuentra pendiente.
A la caza del anonimato. El comportamiento amenazante de ninguna manera es exclusivo de Internet. Pero como la Web ofrece la opción del anonimato sin responsabilidad, las conversaciones online generalmente están más propensas a tornarse desagradables que aquellas que tienen lugar en otros medios.
En la actualidad, dichas conversaciones usualmente se desarrollan en blogs. De acuerdo con las últimas cifras, había 70 millones de conversaciones con más de 1,4 millones de comentarios agregados diariamente, según Technorati, una compañía de medición de blogs. Durante la última década, estos diarios en la Web han ofrecido a los escritores una manera de ampliar su voz y de conectarse con amigos y lectores.
Pero los mismos factores que tornan esas conversaciones sin filtros tan irresistibles, e imposibles de repetir en el mundo fuera de la Web, también les permiten salirse de control.
La conducta amenazante no es exclusiva de Internet, pero como la web ofrece la opción del anonimato sin responsabilidad, las conversaciones online son más propensas a tornarse desagradables
Según pueden atestiguar muchas mujeres en la blogosfera, ellas son generalmente el blanco. Heather Armstrong, una blogger de Salt Lake City que escribe públicamente acerca de su familia ( dooce.com ), dejó de aceptar comentarios sin moderación en su blog hace dos años, después de descubrir que las conversaciones entre los visitantes derivaban constantemente en un lenguaje inapropiado.
Desde octubre último, ella también ha tenido que lidiar con un blogger anónimo que posee un sitio independiente donde hace parodias de lo que ella escribe y en donde ha incluido fotos de la hija de Armstrong, copiadas de su sitio.
Heather Armstrong intenta no prestarle atención pública al sitio, pero reconoce: "Al principio, esto se hacía realmente difícil de llevar".
Las mujeres no son el único blanco de lo desagradable. Durante los últimos cuatro años, Richard Silverstein ha apoyado la paz entre Palestina e Israel por medio de un blog ( richardsilverstein.com ) que mantiene desde Seattle.
Quienes están en desacuerdo con sus políticas generalmente dejan comentarios hostiles en su sitio. Pero la situación alcanzó su punto más bajo el mes último, cuando un opositor anónimo creó un blog en nombre de Silverstein incluyendo fotos de éste en un contexto pornográfico.
"He sido agredido y acosado online durante cuatro años", dijo. "Puedo tomar con calma la mayor parte de todo eso. Pero uno nunca se acostumbra a semejante nivel de odio".
Hace algo más de un año, apareció una oferta pública para mejorar la calidad del diálogo en la Web, cuando Mena Trott, co-fundadora de Six Apart, la compañía de software dedicada a la creación y mantenimiento de blogs, propuso incrementar los buenos modales en Internet, en un discurso que ofreció en una conferencia francesa sobre blogs. En el marco de dicho evento, los organizadores habían colocado una amplia pantalla en el escenario que mostraba las respuestas electrónicas instantáneas que daban a los discursos los miembros de la audiencia y aquellas personas que los escuchaban online.
A medida que Trott hablaba acerca de mejorar la conducta online, una persona colmó la pantalla con insultos personales. Trott recuerda haberse "descontrolado" durante el discurso.
Trott ha restringido lo que escribe públicamente y en la actualidad escribe en un blog para una audiencia limitada, formada por amigos y familia. "No se puede forzar a las personas para que sean corteses, pero sí es posible forzarse uno mismo a una situación donde los "molestos" anónimos ya no estén tanto en la vida de uno", manifestó.
Las recomendaciones preliminares publicadas por Wales y O’Reilly se basan, en parte, en un código desarrollado por BlogHer, una red para mujeres diseñada para brindarles herramientas relacionadas con los blogs así como para guiar a los lectores para llegar a sus páginas.
"Toda comunidad que no deja en claro lo que hace, por qué lo hace, y quién es bienvenido a unirse a la conversación está en riesgo de que después se le torne difícil ayudar a guiar la conversación", dijo Lisa Stone, quien creó los lineamientos y la red BlogHer en 2006 junto con Elisa Camahort y Jory Des Jardins.
En ambas series de normas establecen entre líneas que los bloggers son responsables de todo lo que aparece en sus propias páginas, incluyendo los comentarios que dejan los visitantes. Estas normas determinan que los bloggers también deberían tener el derecho de borrar dichos comentarios si los consideran profanos o abusivos.
Eso puede sonar obvio, pero muchos veteranos en Internet creen que los blogs son parte de una esfera pública más amplia y que borrar los comentarios de los visitantes significa agredir su derecho a la libertad de expresión. Aún es muy temprano para medir el respaldo a la propuesta, pero algunos comentaristas online se resisten a hacerlo.
Robert Scoble, un blogger popular de tecnología que dejó de involucrarse con los blogs durante una semana como acto de solidaridad hacia Kathy Sierra después de que su traumática experiencia se hizo pública, dice que las normas propuestas "me hacen sentir incómodo". Y agrega, "Como escritor, me hacen sentir como si viviera en Irán".
O’Reilly dijo que los lineamientos no se relacionaban con la censura. "Ese es uno de los errores que muchísimas personas cometen: creer que el discurso sin censura es el más libre, cuando en verdad el diálogo cortés y controlado es en realidad el discurso más libre", manifestó. "La cortesía realza la libertad de expresión".
Traducción: Angela Atadía de Borghetti