Es sobrina chozna de Camila O’Gorman, cuenta la otra cara de su historia y quiere restaurar la bóveda del cementerio de la Recoleta
Pilar es descendiente de una de las mujeres más conocidas de la historia argentina; en diálogo con LA NACION, habla de aquella joven que, en 1848, fue ejecutada por vivir un amor prohibido; "
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“La prueba de lo que Camila significó en la historia argentina está en los libros, las obras de teatro que surgieron, la película de María Luisa Bemberg nominada al Oscar, el musical protagonizado nada menos que por Peter Lanzani y Natalie Pérez... Por eso invito a todos a sumarse y a unirse para ayudarnos a que se repare la bóveda donde está su féretro en el cementerio de la Recoleta, que se está derrumbando”, explica Pilar O’Gorman, sobrina chozna de la joven que el 18 de agosto de 1848 fue ejecutada a causa de vivir una historia de amor junto al sacerdote tucumano Uladislao Gutiérrez, sobrino de Celedonio Gutiérrez, gobernador de la provincia del norte argentino.
A sus treinta años, Pilar, fotógrafa de profesión (descendiente de Enrique, uno de los cinco hermanos de Camila, que fue jefe de policía de la provincia de Buenos Aires y de la penitenciaria nacional que hoy es el Parque Las Heras) inició una cruzada con la intención de restaurar el mausoleo porque afirma que le causa preocupación y dolor que los restos de Camila O’Gorman terminen desapareciendo producto de la destrucción que provocan las filtraciones e inundaciones que enfrenta la construcción.
Así lo manifiesta mientras recorre el cementerio en charla con LA NACIÓN: “Héctor (N de la R: De Arriba, investigador, docente, historiador, autor de Camila O’Gorman-Uladislao Gutiérrez, un fusilamiento polémico a través de las disciplinas artísticas) tuvo la gentileza de acompañarme el año pasado y pudimos ver los vidrios rotos de la tumba. Es un peligro si alguien ingresara por lo deteriorada que está. Si se intentara bajar con una escalera podría venirse abajo. Es muy triste porque mucha gente va al mausoleo a visitar o rendirle sus respetos y se encuentra con semejante deterioro. A mí como pariente me pone mal. Muchas mujeres llevan flores o una servilleta blanca por respeto y merecen encontrarse con otro panorama. Para mí debería ser declarado patrimonio histórico por un tema de su legado, ya que siento que no es solo parte de mi familia, Camila es de todos”, detalla con sentido cariño y emoción.
A su lado, Héctor De Arriba, aporta su sabiduría sobre el tema: “La bóveda es de uno de los hermanos, Enrique Martín O’Gorman y de sus descendientes. El último cuerpo ingresó en el año 84, cuando murió la mamá del escribano Rafael ‘Yuyo’ O’Gorman. De ahí en adelante no se utilizó más. Cuando ‘Yuyo’ falleció fue a un cementerio privado. Por una de las tumbas laterales entró agua por el subsuelo y eso derrumbó los ataúdes porque los catres se cayeron. Hay cajones semiabiertos y otros que están a punto de caerse porque la mampostería es típica del siglo XIX, de ladrillo y barro. Hoy por hoy la bóveda está abandonada, estropeada. El subsuelo derrumbado y en el piso a nivel de la vereda se ve un féretro y tres urnas con placas de bronce”.
Ante eso, Pilar reflexiona: “A mí lo que me causa tristeza es que participé de visitas guiadas que realizan historiadores que, increíblemente, sostienen que no debería ser mausoleo histórico, pero a la vez llevan a la gente a sus recorridas, se detienen frente a la tumba y lucran con su tarea narrando la historia de amor. Son los mismos que afirman que Camila no estaba embarazada, cuando la mayoría de los testimonios e indicios dicen todo lo contrario. Me reconforta haberme encontrado con Héctor, porque él sí sabe más que nadie y me dice que no me rinda en esto de luchar para que el mausoleo sea declarado monumento histórico”.
Héctor De Arriba, quien investigó a fondo esta historia agrega su visión basada en documentos: “El famoso legajo que Juan Manuel de Rosas firmó ordenando el fusilamiento a su edecán, Antonino Reyes, desapareció. Cuando él parte a Inglaterra después de la derrota de Caseros se lleva su archivo particular, que fue rescatado por Adolfo Saldías gracias a la intervención de Manuelita, su hija, cuando Rosas ya estaba muerto. Con respecto al embarazo, los que lo difundieron fueron los unitarios a través del periódico Comercio del Plata en Montevideo, después del fusilamiento ocurrido el viernes 18 de agosto de 1848. Publican la noticia el 21 y hacen hincapié en que Camila estaba embarazada de ocho meses. Para la vertiente historiográfica rosista, como lo dijeron los unitarios, no fue creíble, porque eran férreos opositores y todo lo que decían era para agrandar la mala imagen del caudillo”.
-También está la versión brindada por Antonino Reyes, edecán de Rosas, que sí da indicios de embarazo.
Héctor: Así es. Si queremos contrarrestar la versión de los unitarios necesitamos un documento. Y lo único que hay como testimonio presencial de la llegada de Camila y Uladislao es el de Antonino Reyes cuando arriban el 14 de agosto al campamento militar de los santos lugares de la localidad de San Andrés, municipio de General San Martín. Él recibe a Camila. Tenía los dos calabozos para ubicarlos, y relata la conversación que tiene con ella, quien en un momento se levanta la blusita y dice: “¿No ven en qué estado vengo?”. Y Reyes admite, según sus memorias: “Se observaba una incipiente panza. Si estaba preñada era muy reciente”. Antonino señala ese hecho, una pancita, que no es lo mismo que una de embarazo de ocho meses como dijeron los unitarios. Entonces le da asistencia a Camila y a los tres días ambos son fusilados.
-Venían de Goya, Corrientes, donde fueron atrapados en una fiesta, cuando se trasladaban rumbo a Río de Janeiro, Brasil, el tan ansiado destino final que no pudo ser, ¿no es así?
Héctor: Es verdad. Estuvieron presos en Villa de Goya, Corrientes. Allí se les hace el sumario que es enviado con el oficial que los trae a Buenos Aires. Pero como siempre hubo una mano negra en el caso de Camila. Ese sumario y la copia desaparecieron. Llegó a ser publicado por el diario La Verdad de la capital de la provincia a fines del siglo XIX. Allí decía que una noche Camila se encuentra descompuesta, y como estaban en calabozos separados quiere hablar con Uladislao. Los centinelas la dejaron acercarse a la puerta, se volvió a descomponer, y entonces precisaron los sumariantes: “Se hallaba descompuesta, signo evidente de que estaba encinta”. Eso reflejaba el sumario que desapareció pero que en aquel momento el periódico publicó. Todo lo que tenemos es eso, muy valioso por cierto, pero no una constancia médica. El tema es que aunque hubiese estado embarazada, la orden de Rosas era tan estricta que Antonino la cumplió. Mi deducción lógica es: ella una joven de 23 años, el cura tenía 25, relaciones sexuales tuvieron y es evidente que estaba embarazada. Los indicios dicen eso.
Pilar: Las mujeres no solo nos quedamos con la parte romántica. Sabemos que ella tenía todo, pero sí le faltaba el amor y quería armar su propia familia. Por eso decidió irse para concretarlo. Era lo único que sentía que necesitaba. Muchos me dicen que venía de una familia patricia, que tenía mucha plata... Sí, es verdad, pero le faltaba su amor y lo buscó. Si les causó vergüenza lo lamento.
Héctor: La figura de Camila y su fusilamiento asombró a la sociedad en su momento, pero recién renace después de la Batalla de Caseros. Ahí viene una seguidilla hasta el siglo XXI de obras de todo tipo sobre el tema. Rescato de Camila y de su pareja la honestidad y valentía de vivir juntos en un momento en que el poder de la familia era del padre, patriarcal sobre la esposa y los hijos. La mayoría de edad era a los 25 años. Por eso en la película de María Luisa Bemberg las esclavas dicen: “La niña Camila”. Y ese tutelaje era fuerte, sumado al poder de la iglesia católica y el de Juan Manuel de Rosas, que quería mejorar su relación con dicha iglesia. Esos tres poderes encerraron a ambos a vivir algo verdadero. En contraposición, un caso muy ejemplar fue el de Josefa Ezcurra, la hermana de Encarnación, cuñada de Rosas, que lo siguió a Manuel Belgrano hasta Tucumán, quedó embarazada de Pedro Pablo, vino hasta Santa Fe, dio a luz, y llegó a Buenos Aires como una señora que no tenía nada que ver, que no estuvo embarazada. El bebé fue criado por el cuñado, que le dio el apellido, Pedro Pablo Rosas y Belgrano. Recién cuando cumplió la mayoría de edad Pedro Pablo recibió la noticia de que era el hijo de Manuel Belgrano. Pero Josefa Ezcurra, de la alta sociedad, parienta del gobernador, no tuvo la valentía de volver embarazada o de quedarse por allá. En cambio Camila fue fusilada. Ella es un buen ejemplo de honestidad intelectual y de vivir libremente.
Pilar: Cuando me reconocen por el apellido algunos todavía me preguntan si alguna vez me gustó un cura. Yo me río, pero cuando era chica, iba a un colegio católico y me causaba un sentimiento extraño. Cuando lo contaba en mi casa no gustaba mucho. Una crece, comienza a investigar y se enamora de la historia. Hoy puedo decir que el chiste hasta me divierte. Más allá del romanticismo, Camila vivió poco, pero vivió. Disfrutó de su vida. En mi casa generaba malestar el comentario. A mí me provoca gracia, a mi papá ninguna.
Héctor: Fue tal el golpe que recibieron los O’Gorman de que la hija se fugara y la fusilaran, que ellos mismos hicieron desaparecer todo vestigio que recordase a Camila; no quedó ni un anillito. Hay que rescatar el mausoleo, pero tenemos ciertas limitaciones: las tierras del cementerio son públicas, de la Ciudad de Buenos Aires, y el panteón es privado de la familia que se ve obligada a obtener el título de propiedad a través de una sucesión. Yo creo que habría que fortalecerlo para rescatar los que para mí es un buen ejemplo de Camila y su pareja: vivir, ser genuinos, amarse y tener descendencia. Ser libres, más allá del romanticismo.
Pilar: Les pido colaboración a quienes quieran ayudarme para que el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires pueda reparar el mausoleo. Algunas mujeres O′Gorman nos unimos y estamos tratando de recuperar esa memoria y esa bóveda. Nosotras reivindicamos su libertad pero tenemos una bóveda que se está viniendo abajo. Es la historia de alguien que decidió ser libre. Mi hermana que está lejos ahora, también me apoya, lo mismo que Camila, la pintora.
-¿Hay conversaciones con el Gobierno de la Ciudad o con los legisladores para lograr la restauración?
Pilar: Yo envié un mail al Gobierno de la Ciudad pero no me contestaron. Ahora estoy preparando un documento para presentar que lo va a corregir Héctor y va a aportar mucho. Quiero destacar que Camila trascendió su época, siempre se sigue hablando de ella y de su historia. Es para ver si se puede declarar monumento histórico. Un camino que pasa por la Dirección General de Cementerios que está en Chacarita y la Comisión Nacional de Monumentos y lugares históricos. Ayudaría para que se mantenga viva su historia. El paso del tiempo juega en contra porque mientras tanto la bóveda se va derrumbando. Si esto sucede el Estado de Buenos Aires y la Dirección del cementerio de la Recoleta no se hacen cargo porque el edificio es privado. Es todo un tema al que habría que darle un gran empuje desde lo cultural y periodístico para que se inicie un expediente, que luego sea examinado por la Comisión Nacional para que considere si amerita que se lo declare de valor histórico. Como se perdió el título de propiedad, nuestra familia tendría que iniciar una sucesión. Eso tardaría demasiado tiempo y no es seguro que lleguemos a buen término, primero se va a derrumbar, porque tenemos que empezar a buscar desde el dueño original de la bóveda, algo extremadamente engorroso.
Héctor: En Recoleta hay 82 tumbas que mantiene el Estado Nacional. La bóveda es muy chiquita, no requiere una erogación enorme para que se la declare de interés nacional o monumento histórico. Lo importante es que no se pierda la memoria, el recuerdo, porque el agua que se filtra va a seguir derrumbando. Además habría que verificar en qué ataúd está Camila a través de un ADN.
Pilar: No estoy pidiendo que nos mantengan la bóveda. La verdad es que siento que Camila no es solo de mi familia, sino de todos. Creo que el colectivo feminista de actrices nos podría dar una gran mano. Pero no todo es negativo, hace poco recibí una gran alegría. Me llamó Iris Gallardo, empleada del Museo Rosas de San Martín, y me dijo que allí tienen un espacio de la mujer todo dedicado a Camila. Me invitó a ir, a visitarlo, hay un monolito con una escultura que representa a Camila, Uladislao y el hijo que no pudo ser. Me contó que hay una visita guiada que realizan los sábados con entrada libre y gratuita y quiero ir. No te imaginás con la cordialidad y la gentileza con la que me trató, te juro que me emocionó su manera de dirigirse por el respeto. Voy a ir pronto, quiero conocer el museo porque además pedí referencias y me dijeron que desarrollan muchas actividades culturales y el trato es excelente. Su llamado me dio fuerzas. Voy a seguir seguir luchando, no pienso bajar los brazos para lograr que el mausoleo donde está Camila sea declarado monumento histórico: en honor a su memoria y a su apuesta por vivir con libertad.
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