Es necesaria una ley
En los últimos tiempos, la prensa ha difundido reiteradamente penosos casos de un fenómeno que en el mundo es denominado bullying , que no es otra cosa que violencia escolar expresada en diversas modalidades, como acoso, asedio, hostigamiento, persecución, amenaza, insultos, golpizas y aun formas más sofisticadas, como campañas insidiosas por vía informática, practicadas por una persona o un grupo de personas contra víctimas indefensas.
Estas conductas, de intimidación, tiranización, aislamiento, humillación, que significan un sometimiento abusivo de la víctima, casi siempre se evidencian lejos de los ojos de los adultos.
No se trata de un fenómeno nuevo. Es más bien antiguo, sólo que en los últimos años ha cobrado mayor visibilidad, dado que se han incrementado las manifestaciones y denuncias por hechos de esas características y, por ende, se ha ahondado la preocupación por la problemática.
A diferencia de otros países, la Argentina, con una añeja y admirada tradición en legislación educativa, no tiene previsiones legales específicas para esta problemática. Chile, Perú, México, Estados Unidos y el Reino Unido, por nombrar algunos, han elaborado o están en proceso de sanción de una ley antibullying .
Una reciente investigación de Unicef y Flacso realizada en la Argentina con alumnos de los tres últimos años del secundario reveló que el 71% de los estudiantes presenció peleas entre sus pares, el 66% fue testigo de humillaciones entre ellos, el 25% vio compañeros con armas blancas en la escuela y el 6% con armas de fuego. Respecto de los docentes, el 15% de los alumnos reconoció que fue objeto de gritos amenazadores, el 7% dijo haber sido humillado públicamente y el 0,9% fue agredido físicamente, mientras que el 1,5% asumió haber agredido físicamente a un docente.
Siendo de tal crédito las fuentes, basten estos datos para que en la Argentina se inicie una acción legislativa reparadora y previsora de una problemática que no es endémica y cuya gravedad se manifiesta a través de un grave impacto en términos de rendimiento escolar, deserción, integridad física y daño psicológico del estudiante.
Es innegable que la educación es un derecho humano fundamental y que su correlación con el fenómeno del acoso escolar es real y preocupante. Los especialistas destacan que el "acoso escolar" es una forma de violencia que incide en el rendimiento del alumno, provocando ausentismo, bajas notas y abandono de la escuela. La alta correlación positiva entre el "acoso escolar" y las falencias que actualmente se intentan paliar del sistema educativo argentino indican la necesidad imperiosa de abordar esta problemática.
No es posible combatir el bajo rendimiento académico y la deserción ignorando estos hechos de microviolencia o violencia intramuros, como se los denomina.
Desde 1884 distintos gobiernos han ido combatiendo las falencias que enfrenta el sistema educativo: ausentismo, rendimiento educativo, condiciones edilicias, capacitación de los maestros, por nombrar algunas. Indudablemente, el bullying se inscribe entre estos desafíos.
Más allá de los textos legales nacionales (Constitución Nacional arts. 14 y 75 inc. 19) e internacionales (art. 26 de la Declaración Internacional de los Derechos Humanos y en la Convención Internacional de los Derechos del Niño), ambas de jerarquía constitucional (art. 75, inc. 22, C .N.) que garantizan el ejercicio del derecho humano fundamental a la educación, los grandes pensadores de la Organización Nacional concibieron la educación como medio insustituible para crear al ciudadano y cimentar una democracia madura.
Sarmiento señaló el camino con su lema "Hay que educar al soberano" y con sus múltiples acciones para fomentar la "educación popular" -como tituló a uno de sus libros-, que habrían de coronarse, ya en sus últimos años, con la sanción de la ley 1420, normativa que le confirió a la Argentina un rasgo distintivo, junto a la integración de los inmigrantes.
No obstante esa anticipación para considerar a la educación como factor preponderante del desarrollo como nación, al día de hoy, la Argentina no tiene una ley que brinde un marco institucional integral a la cuestión de la violencia escolar. Tampoco ha desarrollado programas interdisciplinarios capaces de abordar la complejidad del fenómeno.
Se trata, claro, de una problemática que no puede esperar. Es imperiosa la necesidad de un tratamiento multidisciplinario que dé respuesta y a la vez prevenga todo tipo de situaciones de acoso escolar. Por eso el bloque de diputados nacionales de la Unión Cívica Radical, junto con otras fuerzas, está trabajando fuertemente en el Congreso de la Nación con el propósito de tratar el proyecto presentado y convertirlo prontamente en ley.
Existe un gran desafío por delante, un desafío que la Argentina debe y puede afrontar.
Presidente del bloque de diputados de la Unión Cívica Radical