"¡Es mía!": Carlos Menem, la Ferrari y la ley de ética en la función pública
Un ejemplo de lo que la libertad individual puede hacer en lugares privilegiados lo dejó el ex presidente Carlos Menem, en el año 1991. A dos años de la elección que lo ungió por primera vez como presidente, el riojano hacía uso y alarde de su libertad de recibir un regalo de US$120.000 de dólares de parte de un potencial contratista del Estado, y de ponerlo a 190 kilómetros por hora en la ruta 2.
El regalo: una Ferrari 348 TB roja, con un motor V8 3.4 L capaz de acelerar de 0 a 100 kilómetros por hora en 5,6 segundos. Fue obsequiada por el inversionista italiano Massimo del Lago, quien junto al contador Mariano Perel, estuvo a punto de obtener la concesión para la construcción de una autopista de 80 millones de dólares en Morón.
El presidente partió desde Olivos hacia Pinamar, conduciendo el auto deportivo. Al llegar a la ciudad costera, fue abordado por una veintena de periodistas que le recriminaron, entre otras cuestiones, el exceso de velocidad.
"Sí, es verdad lo que dice, ¡pero soy el Presidente!", contestó Carlos Saúl. Días después, olvidaría su posición institucional: "La Ferrari es mía, ¿por qué la voy a vender?. Es mía, ¡mía!". En ese entonces, la actitud del presidente estaba avalada por la falta de regulación con respecto a los obsequios recibidos por funcionarios públicos.
Ocho años después de suscitada esta discusión en la opinión pública, ya en el tramo final del gobierno menemista, se sancionó la Ley 25.188 de "ética en el ejercicio de la función pública".
La ley, sancionada en septiembre de 1999, promueve la "austeridad republicana", establece un régimen para las declaraciones juradas de los funcionarios públicos y además incluye un "régimen de obsequios".
Prohíbe a los funcionarios recibir regalos, obsequios o donaciones, excepto que se trate de obsequios de "cortesía" o de "costumbre diplomática". En ese caso, se establece un monto a partir del cual son incorporados al patrimonio del Estado, o al patrimonio histórico cultural de la Nación, si corresponde.
A pocos días del recordado episodio, la "Feyari" terminó en una subasta pública, a la que asistió Jacobo Winograd como un posible comprador. Pero el mediático no pudo quedarse con el automóvil. Fue rematada a US$ 135.000 y finalmente quedó en manos del agente de Bolsa Juan Nápoli.
Luego de pasar por varios eventos del Ferrari Club Argentino y otros track days en el autódromo de La Plata, fue adquirida en 2014 por el ex presidente de la UIA Héctor Méndez.
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