“Es inviable seguir ejerciendo la medicina”: los residentes porteños siguen de paro y ya hay tensión en los servicios
Los profesionales reclaman un sueldo de bolsillo de 250.000 pesos; en algunos hospitales públicos hubo una disminución de altas e ingresos de pacientes por la falta de personal
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Los 19 días de paro que llevan los residentes de los hospitales y centros de salud porteños expusieron como nunca antes la crisis de recursos humanos en el sistema sanitario que se replica en el país. Con el personal que no termina de recuperarse de las secuelas físicas y anímicas de la pandemia de Covid-19, la demanda de la atención se multiplica con salarios que están empujando a los profesionales a renunciar a sus cargos. El malestar se extiende, aunque más silenciosamente que en los residentes, a los médicos de planta y guardia.
En grupos internos de WhatsApp, fue creciendo en los últimos días la adhesión, a las 20 de hoy, a una movilización con velas y linternas en las avenidas Juan B. Justo y Santa Fe. “Encendé una luz por la salud pública”, se lee en la convocatoria de la Asamblea de Residentes y Concurrentes de la Ciudad de Buenos Aires, que reclama mejoras del salario y en las condiciones de trabajo. También se sumó la Asamblea de Trabajadores de Salud de Planta.
“Llegamos a esto porque es una actividad que no está acostumbrada a reclamar. Ahora, llegamos a un punto en que se hace insostenible por la sobrecarga y la falta de respuesta. Encabezan el reclamo los más jóvenes, que tienen otra energía y una mirada que generaciones anteriores no tuvimos o no pudimos llegar a tener porque romantizamos condiciones laborales que, en otras áreas, no hubieran sido soportables”, dijo Jimena Roca, médica de guardia de un hospital porteño y especialista en cirugía de quemados.
En estas casi tres semanas de paro por un salario de bolsillo más cercano a $250.000 (con un piso de $200.000), como el reclamo más urgente, la falta de recursos humanos se hizo sentir. En los hospitales, hubo una disminución de altas e ingresos de pacientes por la falta de ese recurso humano en los pisos de internación, se hizo más lento el seguimiento diario de los pacientes, se suspendieron cirugías y hasta aumentaron las renuncias a cargos de planta, sobre todo de especialistas como cardiólogos o neonatólogos, entre las áreas más sensibles. Así pudo conocer LA NACIÓN en los últimos días, en diálogo con personal que asumió esas tareas reservadas para residentes y concurrentes tanto en centros pediátricos como de agudos.
Reacciones
“En esta situación, es inviable seguir ejerciendo la profesión”, continuó Roca, que estuvo en la primera línea de atención durante la pandemia. “Si las exigencias son unilaterales, se transforma en una profesión para masoquistas –sostuvo–: ejercer con bajos salarios que rozan la canasta básica, con una demanda de atención de pacientes cada vez mayor en cantidad y complejidad, con sobrecarga de tareas administrativas y menos recursos al alcance. Es absolutamente ingrato, nos exponemos al error, estamos desamparados legalmente, sin respuesta de quienes deben hacerse cargo. Y esta crisis la atraviesa toda la comunidad médica y los profesionales de la salud. Por eso, el reclamo tiene que ser asumido por toda la población, de lo contrario no seremos escuchados. Sin salud, no hay proyectos, perspectiva ni individuo. Por más vocación y dedicación que pongamos en nuestra profesión, se transformó en una batalla desigual: estamos pidiéndole refuerzos al ciudadano que se atendió, se atiende y se atenderá en los hospitales.”
Y agregó un diagnóstico que colegas de otros centros también habían manifestado con distintas palabras: “La salud en la Argentina está en terapia intensiva y no hay quien la atienda”.
En las guardias, con la complejidad de los pacientes, en general por falta de turnos para los controles de problemas como la diabetes o la hipertensión que complican otros cuadros, también aumentó la demanda por patologías psiquiátricas, consumo de alcohol y drogas e intentos de suicidio. Según fueron coincidiendo, el conflicto con los médicos más jóvenes no hizo más que exponer problemas estructurales del sistema sanitario que llevan años. Y afirmaron que ese escenario se extiende a todo el país y al sector público y privado por igual, que comparten los mismos profesionales.
En el Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, el paro de los residentes también complicó el trabajo porque quedan a cargo de las unidades de internación. “Se fue cubriendo parcialmente con los médicos de guardia, que están para la guardia externa, con una enorme demanda en este momento y con escaso número de reemplazantes que pudieron acordarse. Todos colaboramos. El trabajo en áreas de internación, con pacientes complejos, con comorbilidades, es muy difícil. Somos muy pocos médicos de planta y jefes de unidades que estamos trabajando, de la misma forma que resulta insuficiente los médicos de guardia, que cubren no solo la demanda externa, sino también toda la internación”, dijo María Fernanda Rivas, jefa de Unidad de Internación de ese centro pediátrico de referencia.
Comentó que se solicitaron suplentes, pero no se consiguieron esos reemplazos por el bajo pago ofrecido. “Es una situación muy crítica –agregó–. Esperamos que el gobierno porteño termine de solucionar una realidad: los residentes no pueden vivir por debajo de la línea de pobreza. Es una vergüenza.” El personal del Gutiérrez presentó un recurso de amparo con 29 informes de distintas jornadas de trabajo y se elevó un escrito a las autoridades sanitarias. “El conflicto en los distintos hospitales es múltiple”, agregó Rivas, que es presidenta de la filial de la Asociación de Médicos Municipales (AMM) en el Gutiérrez.
Reclamos
Frente a todo esto, las asociaciones gremiales del sector buscan no perder representatividad, con salarios, bonos y condiciones de trabajo que no logran el mismo nivel de mejoras que otras actividades. “En la ciudad, el martes de la semana pasada, los gremios que nuclean al personal de salud adhirieron encolumnados por Diagonal Norte, desde la avenida 9 de Julio, al reclamo de los residentes. Lo hicieron con un paro por 24 horas y una movilización hasta la sede del Ministerio de Salud porteño, frente a la Plaza de Mayo. Un médico de planta con 15 años de antigüedad, que hace guardias como especialista los fines de semana, no llega a sumar $200.000 a fin de mes. Si atiende el consultorio privado, las mejores coberturas pagan menos de $2000 la consulta (en promedio, entre $1200 y 1500).
Hoy, pasado el mediodía, los grupos de WhatsApp se activaron con versiones de un acuerdo al que habría llegado la AMM con el gobierno porteño para elevar del 86 al 99% el aumento salarial acordado en paritarias. Ante la consulta, en el equipo del ministro Fernán Quirós desconocían los detalles o un anuncio inminente mañana para destrabar el conflicto con los residentes y que regresen a sus tareas. Hacia la tarde, de acuerdo con un mensaje que empezó a circular entre el personal de hospitales y centros de salud, ese aumento “para los sueldos y suplementos de los médicos de planta y los residentes, para todas las categorías”, incluidas las suplencias de guardia, se debatirá mañana en el Consejo Central del gremio para su votación. La Asamblea de Residentes y Concurrentes también aguardaba conocer los detalles.
En un comunicado que comenzó a circular pasadas las 17, se anticipó un detalle de ese acuerdo con el gobierno porteño: una revisión en enero próximo de ese 99% de aumento “si la inflación anual del IPCBA [Índice de Precios al Consumidor de la Ciudad] supera ese índice”, incremento del 270% para el suplemento de ingreso a la carrera y del 135% para el suplemento por función crítica (y por guardia) y salarios de bolsillo de $210.000 para los profesionales ingresantes y de $200.000 para los residentes de primer año “con progresión según año de residencia, jefaturas e instructores”. En esos chats de colegas, el mensaje incentivó el malestar: el porcentaje acordado se ubica por debajo de la inflación real para en un salario que ya venía retrasado en un 30% con respecto a ese índice, según confiaron.
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