Cursos, limpieza y seguridad: cómo impacta en las universidades públicas funcionar con el mismo presupuesto que en 2023
Los rectores ya advirtieron que no cuentan con los fondos para garantizar el normal desempeño de las instituciones; las áreas más afectadas
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Máximo de materias para inscribirse. Recortes en limpieza y seguridad. Los rectores de las universidades públicas nacionales ya informaron que no cuentan con los fondos para garantizar el normal funcionamiento de las instituciones. Estiman poder llegar hasta mitad de año y calculan necesitar el triple del presupuesto actual. El Frente Sindical de las Universidades Nacionales, además, convocó a un paro para el próximo jueves en reclamo de los salarios.
Manuel Adorni dijo hoy en su habitual conferencia de prensa que el Gobierno quiere que las universidades “sean lugares que se usen para estudiar y no para ninguna otra cosa”.
“No estamos en contra de el presupuesto educativo, de que las universidades funcionen de una manera óptima y eficiente”, contestó y agregó: “De lo que estamos en contra es de todo lo que se transfiere a las universidades, que nadie sabe bien qué pasa y que no se traduce en cantidad de egresados”.
Javier Milei también lo planteó en su primera apertura de sesiones del Congreso como presidente. “La creación de universidades se ha convertido en un negocio más de la política”, dijo.
Con una inflación interanual de 267%, las universidades -al igual que tantas otras áreas del Estado- deben funcionar con el presupuesto 2023 prorrogado, dado que el presupuesto 2024 nunca se aprobó en el Congreso. De las partidas que reciben cada mes, cerca de un 90% se destina al pago de salarios que se renegocian a través de paritarias. Mientras que el 10% restante representa los gastos de funcionamiento, que corresponden a todos los esenciales para mantener cuestiones básicas –luz, agua, limpieza, mantenimiento y erogaciones desde comprar una computadora hasta proveer papel higiénico– y permanecen congelados.
“No estamos planteando ningún incremento, solamente estamos pidiendo una actualización, lo que corresponde para poder funcionar. El presupuesto con el que tenemos que trabajar se aprobó en septiembre de 2022, ya tiene un año y medio. Con una inflación de casi el 300%, en términos reales recibimos casi un tercio. Además hay partidas que no se están ejecutando”, dijo a LA NACION Carlos Greco, titular del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN).
Además, a lo largo del año se van negociando ajustes que impactan también en los gastos de funcionamiento. Las transferencias efectuadas en enero y febrero, según coincidieron varias universidades, no contemplaron las actualizaciones por lo que el monto recibido por las instituciones es nominalmente igual. “Esta transferencia tiene una caída real del 72% en el valor de la transferencia mensual, representando menos de un tercio respecto de la de febrero 2023″, publicó Emiliano Yacobitti, vicerrector de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Esta transferencia tiene una caída real del 72% en el valor de la transferencia mensual, representando menos de un tercio respecto de la de febrero 2023.
— Emiliano Yacobitti (@Yaco_Emiliano) February 28, 2024
“Es muy difícil que podamos pasar al segundo semestre. Todos somos conscientes de la situación que atraviesa el país. Lo que estamos pidiendo es lo mínimo para funcionar bien. Necesitamos que sea urgente, porque la situación es crítica y de sostenerse es inevitable que afecte a las actividades”, sumó Franco Bartolacci, rector de la Universidad Nacional de Rosario.
Greco es además el rector de la Universidad Nacional de San Martín (Unsam). Precisó que en esta institución comenzaron recortando las rondas de limpieza. “Tenemos que recontratar seguridad y limpieza, y nos piden tres veces más de lo que podemos pagar. Estamos recortando en limpieza, pero hay un límite. Además, la cantidad de gente siempre es creciente. Se han suspendido compras de insumos en los laboratorios, viajes al exterior y congresos; es por eso por lo que también compromete a la calidad de nuestro cuerpo docente”, apuntó. Y alertó: “Si no sostenemos un sueldo digno, se van a ir”.
Con una inflación que en los últimos tres meses alcanzaría al 70%, la propuesta del Gobierno en las paritarias docentes fue un incremento salarial del 16% de los salarios 2023. Según precisaron los gremios, el aumento propuesto por la administración actual para febrero fue del 6%, que se sumaría al 10% que ya habían acordado con el gobierno anterior. Es por esto que el Frente Sindical de las Universidades Nacionales convocó a un paro para el jueves 14 de marzo.
NO AL AJUSTE A LAS UNIVERSIDADES
— Fedun (@FEDUNArgentina) March 5, 2024
Compartimos el comunicado del Frente Sindical de las Universidades Nacionales convocando a PARO DE 24 HORAS, sin asistencia a los lugares de trabajo para el próximo 14/3 pic.twitter.com/Z4F0VZ0N7k
Una de las primeras en informar el impacto de las restricción presupuestaria fue la Universidad Nacional de Hurlingham, cuyo rector es Jaime Perczyk, exministro de Educación de la Argentina. Informaron que debieron “reacomodar la oferta de comisiones”, pospusieron el período de inscripciones y cada alumno podrá inscribirse a un máximo de 3 materias. LA NACION intentó comunicarse con la casa de estudios, pero no obtuvo respuesta.
“El sostenimiento del sistema universitario depende pura y exclusivamente del gobierno nacional. Prorrogar el presupuesto 2023 de las universidades sin tener en cuenta la inflación que todas y todos vivimos, obliga a replantear el funcionamiento de nuestra universidad”, comunicaron. Informaron, además, que sufrieron un recorte nominal del 16% en relación con diciembre.
Algo similar sucedió a la Unsam. Según precisó Greco a LA NACION, la transferencia de enero fue alrededor de un 8% menor de lo que correspondía. “Reconocieron que era un error. Todavía no lo corrigieron, pero espero que lo hagan, creemos en la buena voluntad”, dijo.
En la Universidad Nacional de Quilmes adoptaron la misma medida y establecieron nuevos topes para la inscripción a materias. “Como consecuencia del congelamiento presupuestario, una parte de la oferta académica de grado y pregrado se adecuará a las posibilidades presupuestarias actuales. Ya no será posible costear cursos adicionales y contratos de docentes extra”, dijeron.
En tanto, fuentes de la UBA contestaron que no están evaluando adoptar una estrategia que afecte la inscripción de los alumnos o las comisiones. Al igual que las demás instituciones, señalaron que cuentan con dificultades para pagar las tarifas de los servicios de mantenimiento y seguridad. Además, remarcaron que la crisis afecta también a los hospitales que dependen de la institución. “Los hospitales están incluso hasta en una situación un poco más difícil que las facultades. La inflación en salud es mucho más significativa. Al tener los gastos de funcionamiento congelados, las partidas que corresponden a salud están afectadas y nos están complicando el funcionamiento”, indicaron.
Guillermo Durán, decano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, informó que el Gobierno interrumpió el pago a las empresas de servicio (seguridad, limpieza y mantenimiento) del edificio Cero+Infinito, un compromiso que fue establecido en un convenio con el Ministerio de Ciencia. En principio, según tuiteó Duran, la empresa de seguridad disminuiría a partir del viernes pasado el personal asignado, por lo que deberán cerrar algunos accesos del edificio.
“El presupuesto de 2023 fue $220 millones y el mantenimiento de este edificio sale actualmente $500 millones. No tengo forma de pagarlo. Si se concreta, voy a recurrir al tribunal de justicia que está estipulado en el convenio”, dijo Durán a LA NACION.
Y agregó: “Es insostenible el mantenimiento de las universidades públicas, es imposible sostenerlas con un tercio del presupuesto. Preocupa la falta de interlocutores con poder de decisión”.
Varios rectores mencionaron que están en comunicación con el secretario de Educación, Carlos Torrendell. Según coincidieron, no está asegurada una partida extra. De manera extraoficial se habló de una actualización del 65%, que todavía no está formalizada. El CIN elevó una carta a la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, pero no tuvieron respuestas.
Sumado a eso, el Gobierno frenó a través de una resolución del Ministerio de Capital Humano la apertura de cinco universidades nacionales que se aprobaron por ley el año pasado, en medio de la campaña presidencial, e inició un proceso de revisión sobre ellas. Alcanzó a las universidades nacionales del Delta, de Pilar, de Ezeiza, de Río Tercero y de Madres de Plaza de Mayo.
El viernes pasado, la Justicia falló a favor de la Universidad Nacional de Pilar por un amparo presentado por su rectora y le ordenó al Ministerio de Capital Humano suspender solo para el caso de esta institución la resolución que establece el proceso de revisión.
En enero, además, en medio de las negociaciones por la ley ómnibus con las provincias y luego de que cayera el paquete fiscal para que se destrabara la iniciativa, el Gobierno restringió el adelanto de fondos para el pago de sueldos del personal docente y no docente de por lo menos 20 universidades nacionales, entre otros empleados públicos. El Banco Central suspendió el mecanismo habitual que permitía que los trabajadores cobrasen el 1° de cada mes. Varias universidades alertaron que no podrían abonar los sueldos en la fecha que solían hacerlo habitualmente. Al otro día, el Gobierno informó que se habían transferido los fondos.
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