Es argentino, se fue a vivir a Berlín y consiguió trabajo como biotecnólogo: “Es triste que una situación externa te empuje a irte”
Gonzalo Vignoni se recibió en 2020 en la Universidad de Quilmes; hace seis semanas se mudó a Alemania, donde será coordinador en una empresa de investigación clínica: “Es triste que una situación externa te empuje a irte”
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En 2020, Gonzalo Vignoni se recibió como biotecnólogo de la Universidad Nacional de Quilmes pero, lejos de esas aulas, hoy sus días pasan por Berlín. Es que el joven, de 26 años, emigró hace seis semanas a Alemania y, este lunes, firmó su primer contrato como coordinador de proyecto en una empresa de investigación clínica que desarrolla productos farmacológicos.
Por “la situación política”, de la Argentina, dice, empezó a “ver como una necesidad” irse del país. “Es triste que una situación externa a vos te empuje a irte”, afirma aunque aclara que no siempre la solución es emigrar, ya que pueden surgir nuevas oportunidades en el país de origen.
Desde los 19 años Vignoni soñaba con viajar “por placer”, recorrer el mundo y contarlo a través de sus redes sociales y su blog personal, pero con el transcurrir de los años fue “tomando conciencia de las cosas” y comenzó a madurar la idea de hacerlo en busca de un nuevo comienzo lejos del país que lo vio nacer.
“Fui viendo hacia dónde iba el país, pero la decisión la tomé este año; después de haber investigado varios países me decidí por Alemania porque me representa: acá hay mucho trabajo y estabilidad. Son muy receptivos con los inmigrantes, a diferencia del Reino Unido, que es más hostil que el resto de los países de la Unión Europea”, explica.
Hace poco más de un mes llegó a Berlín con la idea de emprender un nuevo proyecto de vida. Empezó a aplicar a distintas ofertas laborales a través de la versión premium de LinkedIn, donde todos los días, dice, tenía notificaciones de apertura de nuevos puestos y ofertas. En ese tiempo empezó a monitorear el mercado laboral referido a su rubro de interés: la biotecnología. “Conseguí laburo de lo mío en Berlín”, escribió con gran alegría en Twitter.
“Alemania es un país muy conocido en la parte de salud, tiene su lugar en la parte de la clínica, el desarrollo de vacunas, fármacos, terapias génicas y las ahora conocidas vacunas ARN, que son algo nuevo que nadie pensaba que íbamos a tener en 2021. En salud, un biotecnólogo puede hacer muchas cosas”, describe el nuevo coordinador de proyecto que encontró una oportunidad de poner en práctica sus conocimientos.
El proceso de selección es similar al de la Argentina. Por ejemplo, en su caso, tuvo que pasar dos entrevistas hasta que le hicieron una propuesta económica. La primera fue con Recursos Humanos y con el equipo de desarrollo de proyecto; luego, una con quien ahora es “su jefa”. “Solo tuve que esperar un par de días por sí o por no. Me mandaron una oferta económica y ya dependía de mí si la tomaba. Obviamente que la tomé, pero en general se manejan como las multinacionales”, afirma.
En la Argentina el biotecnólogo ya había trabajado por un año en una empresa similar. Se llaman CRO (Contract Research Organization — Organización de Investigación por Contracto), son empresas que ofrecen sus servicios de gestión de estudios clínicos a la industria farmacéutica, biotecnológica y fabricantes de dispositivos médicos principalmente.
“En Argentina hay muy buenos profesionales y para estas empresas mantener estos empleos es muy bueno. Yo venía con algo de experiencia porque trabajé un año allá, tenía idea de cómo es el trabajo y lo que se hace”, asevera. En la Argentina, al igual que en Alemania existen las mismas oportunidades para crecer en el rubro, según sostiene.
El sueldo por su trabajo en el país europeo, sostiene, “le alcanza para vivir”, ya que el poder adquisitivo es mucho mayor. Para tener una referencia, un biotecnólogo gana en ese país entre 32.000 y 42.000 euros anuales brutos. “El costo de vida en Argentina es alto, porque te lo come la inflación y los impuestos. Acá, si bien voy a tener que pagar casi un 40% de mi sueldo en impuestos, eso lo veo reflejado en todos los servicios y aún así me va a alcanzar para vivir y tener una mejor calidad de vida”, expresa sobre lo bueno y malo que tiene cada país.
Empezar de cero
Vignoni viajó sin conocer a nadie en Alemania, por lo tanto, para los primeros dos meses se alquiló una habitación en la casa de una señora y poder empezar de cero. “Después voy a buscar un alquiler a largo plazo y mandarme a mudar. No es lo mismo alquilar una habitación a un departamento y acá no conocía a nadie, no tenía amigos antes de llegar”, relata. Ahora, a través de las redes sociales, donde usan el hashtag #derContentClub se comunica y comparte material con otros jóvenes en ese país en la misma situación.
También sostiene que en Berlín, a diferencia de Frankfurt y Múnich, “la gente se maneja mucho con el inglés”. De hecho, en la empresa donde va a trabajar ese idioma es una condición excluyente. “Yo tengo un alemán básico y acá tengo la posibilidad de dominarlo, pero en las otras ciudades se usa mucho menos el inglés”, subraya. Su título universitario es reconocido en ese país, ya que no se trata de ninguna carrera colegiada, pero tiene que sí o sí homologarlo para evitar contratiempos. De igual forma, no necesitó mostrarlo a la hora de hacer las entrevistas.
Un biotecnólogo, por ejemplo, está apto para trabajar en la agricultura, en el desarrollo de semillas que son genéticamente modificadas y que se hacen para darle resistencia a las sequías y evitar el uso de insecticidas. En la Argentina existen empresas en el agro que se dedican a estos nuevos desarrollos y que son líderes en estas tecnologías en la región. También está capacitado para emprender proyectos en la biotecnología industrial, como el uso de biorreactores con bacterias adentro. Estas, dice el joven, son solo algunas de las ramas de interés en las que se pueden desenvolver los profesiones tanto en la Argentina como Alemania.
“Llegar a algo más”
En las pocas semanas que lleva viviendo fuera del país ya nota una diferencia entre la calidad de vida entre uno y otro. “He visto que la gente se rompe el alma trabajando en el mismo lugar y acá hay un sistema que te empuja a superarte para llegar a algo más, pero allá te castigan si querés llegar a ese algo más”, analiza. Por otro lado, sostiene que sobre la decisión de emigrar “hay bueno y malo”, como en todos lados. “Va más allá de lo que uno sienta respecto de la decisión de emigrar, al final del día, la elección es personal independientemente de lo que uno sienta”, dice.
“A alguien que inventó algo lo demonizamos porque tiene plata y se dice que ese es el malo”, cuenta y dice, apesadumbrado: “Es triste que una situación externa te empuje a irte. El sueño de ir, viajar y conocer es tuyo, pero cuando eso se ve opacado por un factor externo a vos, por la mala calidad de vida, es aún más triste. Con todo lo que pasa... porque no es que tenemos guerras, pero siento que la Argentina te expulsa cuando no compartís la visión de hacia dónde va el país”.
El joven también resalta la amabilidad que existe sobre la recepción de los inmigrantes en la Unión Europea, aunque como en todos lados existen “cosas buenas y malas” y “nada es color de rosa”.
Por otro lado, explica que aún así, con la economía que “va y viene”, hubo “meses más ajustados que otros”, por lo que su decisión de partir también fue motivada por una necesidad de un cambio de vida suyo. “Acá bajé un cambio y eso que no vivo en la mejor parte de Berlín, pero no estoy perseguido”, narra.
El joven afirma que si bien no se refiere a las cuestiones culturales cuando habla de “la visión del país”, a la viveza criolla, sino que es a la visión que tienen muchos jóvenes que como él tomaron la decisión de emigrar para cumplir con sus metas. “Yo escucho la campaña [electoral] y te hablan de garche y piensan que eso es lo único que nos importa. Te toman el pelo. Es increíble y tristísimo el debate”, asevera.
A lo largo de su vida dice que vivió cinco campañas electorales, pero es la primera vez que lo sorprende “el nivel de debate” que tienen los precandidatos. “Nunca escuché una campaña similar. No recuerdo que un debate haya estado a un nivel tan bajo y somos muchos jóvenes los que pensamos así”, enfatiza. Por último, sostiene que es decisión de cada uno emprender un nuevo comienzo.
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