Es argentina, emigró a Australia y cuando llegó al campo a trabajar quedó en shock: “Fue un momento muy feo”
Camila Caneda se volvió viral al compartir una de las peores experiencias que vivió en el extranjero; en diálogo con LA NACION, habló de la desesperada decisión que tomó: “Era un lugar insalubre”
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Una joven se volvió viral en las redes sociales al revelar la temerosa experiencia que vivió en un trabajo que le ofrecieron como emigrada en Australia. Y dejó un mensaje para aquellos que se encuentran con un escenario similar. La protagonista se llama Camila Caneda, es influencer y aporta consejos sobre cómo es la vida fuera de la Argentina, además de ofrecer tips para las personas que emigraron o tienen la expectativa de hacerlo. Tras la viralización que obtuvo, en diálogo con LA NACION, ofreció más detalles del hecho y cómo surgió la decisión que le dio un giro radical a su estadía en dicho destino.
En @camiicaneda, perfil que creó en la plataforma virtual, habló sobre la difícil situación que enfrentó en el país de Oceanía y lo que pasó una vez que llegó a la granja donde debía permanecer tres meses, con el objetivo de extender su VISA.
“¿Llegaste a Australia y ahora te toca extender? Quedate y seguí mirando el lado B de lo que te puede pasar. Mi visa es la working holiday 462 y tiene el famoso requisito de los 88 days. Quiere decir que te vas a trabajar a zonas remotas y hacés trabajos específicos para poder permanecer más tiempo en el país. En mi caso, me llegó la propuesta de una farm (granja) y allá fui con todas mis expectativas. Me tomé un vuelo, llegué a un pueblito y me brindaron un auto para poder llegar a la misma. Acá empezó todo, no solo porque el auto estaba en muy malas condiciones, sino porque me persiguió y paró la policía”, introdujo en el clip que se viralizó.
Acto seguido, hizo hincapié en la serena actitud que mantuvo en todo momento para buscar una solución al respecto. “Tranquilos, no fue nada que no se solucionara. Con mente positiva y viajando para la nada misma, llegué y me encontré con esto: un accommodation con desagradables condiciones, cosa que nunca me habían dicho. Al contrario”, detalló.
Frustrada por el contexto que observó, Camila tomó cartas en el asunto: “Desilusionada y pensando que tres meses ahí iban a ser una tortura, accioné y tomé una decisión inteligente. Di las gracias, me hice valer como persona y trabajadora y me fui”.
Tras el descargo, le dio un mensaje destinado para aquellos jóvenes que emigran con el objetivo de que eviten una situación incómoda: “No te olvides de que tenés tus derechos como trabajador y merecés condiciones dignas. No te frustres si no sale bien, seguí para adelante. El problema convertilo en una solución, decí adiós, sacate ese ticket a la ciudad más cercana. Las oportunidades sobran, te lo aseguro, sé flexible y tu viaje va a ser una experiencia hermosa en todos sus aspectos. Sobre todo, sé feliz, no te olvides para qué viniste, disfrutá y, no menos importante, hacete respetar acá y en cualquier parte del mundo. Valés y mucho”.
Las declaraciones dieron pie para que sus más de 160 mil seguidores reaccionen en la publicación. “Te felicito por defender tus derechos. Yo trabajé en una granja, pero jamás de esa manera”, opinó un usuario. “Como dato. Acá en Australia los alojamientos por lo general son de excelente calidad. En unos días conseguís algo mejor”, agregó otro.
Su experiencia como emigrada y lo que aprendió al respecto
Tras la repercusión de la filmación, la protagonista de esta historia, quien también es reconocida en Instagram bajo el usuario @camicaneda, habló con LA NACION sobre cómo planteó la idea de instalarse en el otro lado del mundo e hizo hincapié en todo lo que vivió.
“Desde chica tuve la idea y la ilusión de poder ir a vivir al extranjero. Siempre fue algo que lo tuve presente; y la realidad es que nunca lo había podido ejecutar, hasta que estudié en la Universidad. Me mudé primero de Gregorio de Laferrere y luego de Ciudad Evita, en el partido de La Matanza. Allí estudié la Licenciatura en Comercio Internacional, no terminé, pero hice los dos años necesarios para aplicar a la VISA, que uno de los requisitos es tener estudios universitarios. En simultaneo me preparé para el examen internacional de inglés, que es otro de los requisitos. Elegí Australia porque era el país que me cerraba por todos lados, en cuanto al lugar, los paisajes que hay... es todo un paraíso. Tiene una combinación de playa, buena economía, podés proyectar, hay oportunidades y seguridad. Quería encaminarme en la vida y hace más de un año que estoy viviendo acá”, aclaró.
En cuanto al escenario desfavorable que encontró en uno de los trabajos que le ofrecieron en una pequeña granja ubicada en Sídney, sostuvo: “Con la VISA que tengo, uno de los requisitos es hacer trabajo de granja en zonas remotas. Si lo cumplís, el Gobierno te permite extender la estadía a un año más, o sea pasarías a estar dos años en el país. En mi caso, debía hacer 88 días para ganarme el segundo año. Conseguí la propuesta de trabajo en cuestión por Facebook y la verdad es que me habían dicho que estaba en condiciones, me cerraba la paga, el lugar donde iba a vivir me lo proveían, no debía pagar extra, podía ahorrar y terminar la famosa extensión de la VISA”.
Si bien en un principio el proyecto era sumamente prometedor, todo cambió cuando llegó al destino acordado. “Fui al aeropuerto, volé y cuando llegué me dieron un auto para ir a la granja… Ahí empezó la odisea. El vehículo estaba deteriorado, chocado, pero confié. Me habían dejado las llaves escondidas. Desde el principio estaba en medio de la nada, pero acompañada de un amigo que también iba a trabajar en la granja. Durante el viaje por el desierto, una policía me empezó a perseguir porque el auto estaba chocado, tampoco se veía la patente y la óptica estaba rota. Gracias a Dios tenía mi pasaporte y licencia, le expliqué que mi jefe me había dejado en la granja, que me dirigía a tal pueblo, fue un momento de estrés y miedo. Afortunadamente nos entendió, le mostré los chats y así fue que llegué al lugar en cuestión”, detalló.
Con un acta en el que le dieron aviso que debía arreglar el vehículo en menos de siete días por el hecho de que no estaba en condiciones para circular en la ruta, la joven, de 24 años, finalmente pensó que encontrará tranquilidad en la granja. Sin embargo, la situación empeoró aún más. “Estaba a dos horas y media de la ciudad más cercana, en el medio de la nada y solo había cuatro personas. Claramente cuando me visualicé tres meses ahí y vi las condiciones de la casa, completamente sucia, todo cambió. Mi habitación estaba llena de agujeros en las paredes y nos habían advertido que había muchas serpientes, en especial las marrones, que son de las más venenosas”.
Como medida desesperada, Caneda no lo pensó y tomó una determinación de manera inmediata: “Actué rápido, lo hablé con mi compañero. El baño quedaba afuera, era deplorable, insalubre, no había luz y había que ir a la intemperie de noche. Le dije al jefe de la granja que no podían vivir así, que no podía entender cómo tengan trabajadores en esa situación. Luego le dije gracias por la oportunidad, pero que no iba a aceptar condiciones como esas. Accionamos, nos fuimos al pueblo mas cercano, tomamos un colectivo hasta la ciudad más grande y así me fui. Fue un momento muy feo, tenía el tiempo estimado para extender y los tiempos se acortaban más”.
Luego de la penosa experiencia, y a raíz de la viralización del video, la situación en el terreno rural cambió. “Tuve un conocido argentino que vio el caso, fue a la granja, habló con los jefes y cambiaron completamente todas las instalaciones. Creo que valió la pena plantarme y me fui con la frente en alto, siendo consciente de que ahí no iba a vivir”, aseveró.
Como reflexión, aseguró que, a pesar de encontrarse en Australia como emigrada, no tuvo inconvenientes a la hora de respetar sus propios derechos: “Sé que hay muy buenas condiciones. De hecho, después me contrataron en otro lugar para trabajar en una granja en Darwin y conseguí un lugar increíble. Me dieron una casa muy bonita con todo incluido y me pagan, lo que me permite ahorrar”.
Por último, y como una forma de ofrecer un mensaje acerca de todo lo que vivió hasta ahora, aconsejó: “Sé que hay muchos que se encuentran con lo mismo, pero hay que valorarse y hacerse respetar, sea acá o en cualquier parte del mundo. Ese problema hay que convertirlo en solución, pensar en positivo, salir adelante y si uno lo busca lo encuentra, no hay que conformarse”.
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