En cuarentena: sin besos, reuniones ni turismo, Epuyén enfrenta al hantavirus
EPUYÉN, Chubut.- Un pueblo sitiado por la tragedia, pero que se mantiene en pie. Golpeada por un brote de hantavirus que ya causó nueve muertes y suma 26 afectados (dos casos nuevos se conocieron ayer), esta localidad esperaba un comienzo de año distinto, con afluencia de turismo y fiestas populares. Pero la realidad es otra: el municipio instauró un protocolo sanitario por 40 días que implicó el cierre de iglesias, gimnasios, casas de sepelios y otros lugares de reunión. Además, pidió mantener una distancia de un metro entre cada persona y hasta desaconsejó saludarse con un beso
Los comercios no cerraron las puertas, pero deben atender grupos pequeños de personas, y todas deben llevar el barbijo puesto. Antonio Reato, intendente del paraje patagónico, fue el responsable de implementar el programa. "Todo se originó con un jubilado que se contagió mientras juntaba hongos silvestres y tiempo después asistió a la fiesta [un cumpleaños de 15 que se realizó el 3 de noviembre pasado]. Lo peor de todo es que se han recolectado muestras de distintos ratones de cola larga y solo uno dio positivo de hantavirus. Esto es mucha mala suerte", afirmó el funcionario.
Reato señaló que las medidas de seguridad tomadas desde ayer son preventivas y apuntan a mantener la oferta de servicios básicos sin poner en riesgo la salud de los habitantes, que son receptivos a las medidas, aunque expresan malestar por la situación que viven.
"Conozco a toda la gente que estuvo en la fiesta. Estoy muy angustiada -relató Telma, una jubilada que vive en una chacra en las afueras de esta localidad-. Vivo con mi hija y mi nieto y tratamos de salir lo menos posible. Nos hicimos los análisis y han dado negativos. Hay que esperar que la suerte nos acompañe y que Dios nos ayude".
Débora es empleada municipal y trabajaba con dos de las víctimas fatales del brote. Como muchos de los consultados para esta nota, pidieron reserva del apellido "Era gente cercana. Hay que tener fuerza y rogar que esto se termine, porque ha sido un golpe muy duro para Epuyén. Espero que esto nos ayude a tomar conciencia y la experiencia nos sirva para enfrentar otros casos", dijo. Y agregó: "La situación difícil hace que la gente empiece a echar culpas. Está claro que no estamos desparramando un virus, trabajamos todo el día para solucionar esto".
Sophie es una inmigrante francesa que llegó hace 30 años a la Argentina y administra el Refugio del Lago, un camping de una hectárea a orillas del lago Epuyén que tiene capacidad para 100 personas y suele estar lleno a esta altura del año. Sin embargo, desde que se conocieron las noticias del brote el nivel de ocupación cayó considerablemente."En lo que va del año tuve que devolver $82.000, solo en reservas", comentó mientras hojeaba un cuaderno con todas las operaciones canceladas. Para compensar las pérdidas, apostó por la venta de lana, corderos y dulces de fruta que elabora. "A nivel económico ha sido nuestro peor año, pero estamos tan conmovidos por el problema que estamos atravesando que no podemos pensar demasiado en eso. Y como están prohibidas las reuniones tampoco nos podemos juntar los comerciantes", contó.
Reato no desconoce la problemática y dijo que fue contactado por autoridades nacionales para tratar de resolver el problema que estos episodios están generando en el sector turístico, que resignó buena parte de los visitantes a manos de localidades cercanas, como Bariloche y El Bolsón, cuando se conocieron las primeras muertes. "Probablemente haya un resarcimiento económico para los operadores. Trabajaremos para demostrar que Epuyén puede volver a ser lo que era", dijo, aunque admitió que, por ahora, la prioridad está en resolver la crisis sanitaria: "La parte económica la trabajo de costado, mi prioridad son los pobladores, que no se me vaya ni uno más".
Orden judicial
En este contexto, sembró dudas sobre la posibilidad de reprogramar la Fiesta del Artesano, que iba a realizarse aquí entre el 18 y el 20 del actual y fue suspendida en medio de las internaciones. "Epuyén está muy golpeado, no tiene ánimos para fiestas. Ojalá el resto de la comarca lo pueda hacer", indicó.
Ayer por la tarde se conoció que el ministro de salud de Chubut, Adrián Pizzi, pidió a la fiscalía de la vecina localidad de Esquel la intervención judicial para que se obligue a aislar a unos 60 pobladores de Epuyén que tuvieron "vínculo epidemiológico" con los pacientes afectados por hantavirus y abandonaron esa localidad.
La solicitud, que podría extenderse por 30 días, se basa en el artículo 205 del Código Penal, que reprime "con prisión de seis meses a dos años al que violare las medidas adoptadas por las autoridades competentes, para impedir la introducción o propagación de una epidemia". Pizzi dijo que la aplicación rigurosa de esta medida es la "única forma que tenemos concreta de bajar el brote".
Uno de los epidemiólogos que forman parte del equipo interdisciplinario constituido para solucionar el brote dijo a la agencia Télam: "Se está planteando el cumplimiento a rajatabla del aislamiento respiratorio impuesto para limitar la propagación porque, de acuerdo con los propios testimonios de los pobladores, sabemos que hay quienes no lo cumplen, y aprovecho a agradecer sinceramente a quienes son conscientes y siguen las directivas".
Reato admitió haber conversado con funcionarios nacionales respecto de la posibilidad de traer fuerzas de seguridad federales en caso de que fuera necesario contener a todas esas personas que tuvieron contacto con el virus y, contra el mandato municipal, se fueron a otros pueblos. Sin embargo, dijo que "preferiría no hacerlo", dado que "muchas de estas fuerzas tienen miedo de venir. Y agregó: "Si fuera necesario, les pediría que se presentaran de civil y sin armas".
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