Entre monumentos y charlas con fugazzetta y moscato
Tal como lo había comentado en la nota de la semana pasada en relación al vandalismo que sufrió el monumento a Caperucita Roja y otros tantos, el martes pasado fui al Departamento de Monumentos y Obras de Arte de la Ciudad de Buenos Aires (MOA), que está bajo la órbita del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Me atendieron en la puerta pero no me permitieron ingresar sin la correspondiente autorización de su director, que tiene su oficina en la calle Carlos Pellegrini y Sarmiento.
Desde la puerta, pude "semblantear" algo de lo que hay allí. El lugar parece un cementerio abandonado de estatuas y monumentos. Espero que cuando consiga el permiso para ingresar pueda contarles a los lectores las piezas que allí se guardan y cuál es el trabajo que realizan esos auténticos artesanos, que con exiguo o nulo presupuesto se las ingenian para reparar y volver a poner en valor las estatuas y monumentos que muchos arruinan.
Ante la negativa para ingresar al MOA, salí de la zona de los bosques de la Plaza Sicilia, subí al taxi y enfilé por Avenida Del Libertador. Algunas cuadras después, me tomó una pareja que buscaba pizzerías típicas de la ciudad. Los pasajeros eran de origen uruguayo, de Tacuarembó. Fuimos en primer término a recorrer algunas de las pizzerías que están sobre la avenida Corrientes; "Las Cuartetas" fue el primer mojón, que tiene como particularidad que allí el horneado de la pizza de mozzarella se hace al revés, vale decir, con la "muzza" en el piso del molde. Además, posee la tradicional "sopa inglesa", emblemático postre de ese establecimiento.
Después hicimos una pasada por "Guerrin", "Los Inmortales", "El Cuartito", y un alto en la Pizzería Pirillo, sobre la calle Defensa, en el corazón de San Telmo. Pero Nelson y su esposa Yalta (tales eran los nombres de los pasajeros), querían conocer pizzerías de barrio, por lo que los llevé directamente al barrio de Monte Castro, a la esquina de Álvarez Jonte y Lope de Vega, donde se encuentra "El Fortín", nombre impuesto en alusión al estadio del Club Velez Sarsfield, que se halla en la zona de influencia.
Les gustó mucho porque había aroma a barrio, pero yo tenía guardado "un as en la manga" y los llevé hasta Villa Ortúzar, donde en el famoso cruce de las ocho esquinas se encuentra la "Pizzería La Mezzetta", fundada en 1938.
En ese lugar que no posee mesas y se degusta la pizza de "dorapa" (parado), tiene una decoración todavía casi original, con antiguas botellas y sifones de vidrio en los estantes, además de la proverbial cordialidad y atención de sus empleados. Sobre las paredes recubiertas con azulejos blancos y entre copas de premios e imágenes de toros de lidia, se encuentran las fotos de los antiguos dueños, a quienes conocí personalmente, y que ya no viven, pero que han dejado su impronta; el perfil original del lugar se mantiene.
Allí también se hace la tradicional pizza de mozzarella utilizando el método de "Las Cuartetas", es decir, cocinándola "al vesre" (al revés), pero la "vedette" de La Mezzetta, es la "Fugazzetta, con 250 gramos de "muzza", cebolla y una masa acorde en la justa medida para cada porción, acompañado todo esto con un vaso de "vino moscato".
Es frecuente allí ver a muchos taxistas haciendo un alto en el trabajo y almorzando alguna porción de pizza o empanadas recién horneadas.
Mis pasajeros quedaron admirados y felices por haber conocido aquel lugar tan particular. Después de la degustación hicimos una breve recorrida por la zona y hablamos sobre un lugar llamado "las ocho esquinas", donde convergen las calles y avenidas Virrey Arredondo, Álvarez Thomas, Elcano y Forest. A pocos metros de "La Mezzetta" hay una de las famosas "ventiletas", aquellas chimeneas de ladrillos rojos y forma octogonal, de aproximadamente 35 a 40 metros de altura, que asoman entre los techos de las casas vecinas y que en realidad son tubos de ventilación de la cloaca máxima secundaria, construidas por un consorcio inglés en 1887. Luego de esta recorrida llevé a mis pasajeros uruguayos a su hotel y días posteriores fuimos por otros itinerarios que forman parte de futuros relatos.
Será hasta nuestro próximo encuentro.
La respuesta de la semana anterior
Muchos lectores descubrieron a qué propiedad pertenece la foto publicada el lunes pasado. Efectivamente se trata de la Casa de la Provincia de San Luis, que originalmente fue de la familia Lagomarsino y que luego fue sucursal del tristemente recordado Banco de Intercambio Regional (BIR), donde funcionó el área "Juana de Arco", dedicado exclusivamente a depósitos realizados por mujeres.
Este bellísimo edificio que engalana nuestra ciudad fue realizado, al igual que tantos otros que figuran en su haber, por el extraordinario arquitecto Virginio Colombo.
Felicitaciones a todos los que descubrieron el lugar.
¿Qué lugar de la Ciudad es?; deje su respuesta. El lunes próximo, se revelará la incógnita
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