Entre lujos y sueños, regresará el Sierras Hotel de Alta Gracia
Se iniciarán las obras del que fue uno de los hoteles más famosos del país
ALTA GRACIA, Córdoba.- Después de más de dos años de demora respecto del plazo establecido, y merced a un pedido del gobernador José de la Sota, finalmente empezó a ser demolida la ruinosa estructura de lo que fue el Sierras Hotel, como etapa previa a su reconstrucción.
Desde su cierre, en la década del 70, por cuantiosas deudas impositivas quedó en manos de la Lotería de Córdoba. Por licitación, en 2003, el predio fue adjudicado al grupo Roggio, lo que generó esperanzas entre los 40.000 habitantes de esta ciudad, por la recuperación de un solar histórico y por la fuente de trabajo implícita en el proyecto planteado, que abarca un complejo hotelero y un casino que será "el mejor del país", según la propuesta empresarial.
El hotel integró durante años el penoso álbum de las grandes devastaciones nacionales. Bastaba con pararse frente a sus ruinas, aunque después venía lo más estremecedor: su paisaje interior de destrucción, saqueo de sanitarios, ventanales, pisos y techos y hasta de tramos de cañerías, patios cubiertos de basura y escombros.
Javier Pérez, junto con otros estudiantes de cine, realizó el video "El Titanic de Alta Gracia", para evocar la historia del Sierras Hotel.
Cabe recordar que su extenso parque -diseñado por Carlos Thays-, parte de los 12.000 m2 del predio total, albergó un hipódromo, un bello campo de golf y un lago. Terminó siendo un lugar en el que pastaban vacas y caballos.
El 4 de febrero de 1906, LA NACION informó sobre la colocación de los cimientos, acto presidido por su propietario, Guillermo Franchini, y fue inaugurado el 1° de diciembre de 1908. Rápidamente, el complejo se convirtió en un favorito de la alta sociedad, que llegaba en un tren -el Central Argentino-, provisto de vagón-cochera atestado de sus Ford A y T, con chofer uniformado al volante.
Los habitués eran familias encumbradas que, por toda la temporada, tuvieron durante años habitaciones que les eran exclusivas. También recibió a todos los presidentes que van desde Figueroa Alcorta hasta Alejandro Lanusse, a todos los gobernadores cordobeses de ese período y a conspicuas figuras internacionales, como los reyes Leopoldo, Balduino y su esposa Fabiola, de Bélgica; el presidente italiano Giovanni Gronchi, y John F. Kennedy, cuando era senador. Uno de sus residentes famosos fue el músico español Manuel de Falla, que murió allí.
La apertura del Sierras tuvo un enorme significado para Alta Gracia, no sólo económico y laboral: gracias a su formidable equipamiento técnico, pudo proveer de agua y alumbrado público a viviendas y calles de la localidad. Poseía 76 habitaciones, de 1, 2 y 3 ambientes, y un gran comedor al que sólo se podía concurrir en traje de etiqueta. En un anexo de aquél, en 1912 se inauguró el primer casino que tuvo la Argentina, pero fue clausurado en 1917.
Cuando años después, el hotel fue adquirido por la Compañía de Tierras y Hoteles, sus directivos amenazaron con cortar el suministro de energía a la ciudad, si no se permitía la reapertura de la sala de juegos, alegando que ella era la única fuente de ingresos la cada vez menor afluencia de huéspedes. Fue una larga disputa entre la provincia y la Nación.
Pero ni los fanáticos de la "rula" o el punto y banca pudieron evitar la declinación que trajeron consigo la privatización ferroviaria dispuesta por Perón; la creciente moda de volverse infaltable en la rambla de Mar del Plata o, sencillamente, la convicción de muchos clientes que ya no podían seguir tirando manteca al techo.
El pintor Luis Hourgras -que retrató a famosos huéspedes- se mostró entusiasmado con la posibilidad que ahora se vislumbra. Significaría ponerle otro final a su propia y aguda definición del hundimiento de este Titanic de la hotelería: "En su juventud, el Sierras fue una mujer bella, muy codiciada; en su madurez, mantuvo su dignidad, a pesar de haberse empobrecido, y en su vejez fue esquilmada y violada. Y hoy es esto: sólo una ruina terrible".