En Mar del Plata, los hoteles y la gastronomía están jaqueados por la explosión de contagios de Covid entre el personal
En coincidencia con las fiestas de fin de año y con el primer gran aluvión turístico, esta ciudad vive la peor secuencia de nuevos infectados, con alrededor de 1000 casos diarios
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MAR DEL PLATA.— Reposera en mano, bermudas, pantalla solar, auriculares para escuchar música con el celular y hasta una heladerita portátil con bebida comida. ¿A la playa? No: Alcides llega equipado para afrontar una fila que a media mañana tiene 300 metros y se duplicará para el mediodía, a la espera de un testeo en un centro sanitario municipal, en proximidades del Estadio Mundialista. “Ya cayeron tres compañeros de mantenimiento esta semana y yo empecé con síntomas; tengo todos los números”, advierte con resignación.
Es uno de los tantos empleados de hoteles que, al igual que en el rubro de la gastronomía, fueron alcanzados por el Covid-19 y deben aislarse. El problema es que en esos establecimientos se abren huecos difíciles de cubrir: las bajas se multiplican y hace tiempo que escasea la oferta laboral capacitada para cumplir reemplazos de manera efectiva. Mientras tanto, los clientes no paran de llegar.
Empresarios del sector reconocen que hacen equilibrio y duplican esfuerzos, incluso con recursos humanos familiares que nada tienen que ver con el rubro, para poder mantener las prestaciones y no tener que caer en cierres momentáneos por falta de personal. Que de hecho los hubo. Por ejemplo una reconocida cervecería de calle Avellaneda debió suspender atención durante el fin de semana y hasta ayer porque mayoría de su personal estaba aislado. Y todo esto cuando en esta ciudad se transitan niveles de ocupación promedio del 80% y hay expectativas de trabajar a capacidad completa en los próximos días.
“Desde que empezó la temporada fuerte, luego de Navidad, nunca pudimos tener staff completo porque siempre tuvimos bajas por Covid y sus contactos estrechos”, afirmó a LA NACIÓN la jefa de mucamas de un reconocido hotel céntrico donde no tienen área en que no haya un infectado o al menos un aislado. La atención directa a habitaciones, la cocina, el sector de cocheras. Todos.
Jesús Osorno, presidente de la Asociación Empresaria Hotelera Gastronómica, reconoce que el panorama “es complicado” porque en casi todos los establecimientos hay algún caso directo o indirecto que implica bajas momentáneas de personal. Y si no se actúa rápido se convierte en una cadena, con más afectados. “El problema es que no hay trabajadores disponibles para reemplazo, es un problema que teníamos mucho antes de que comenzara esta ola de contagios”, dijo a LA NACION.
Todo se agravó luego de los festejos de Nochebuena, que parecen haber sido el primer gran foco multiplicador. Antes de fin de año aparecieron las primeras bajas a partir de síntomas que llevaron a los trabajadores a someterse a testeos, muchos de ellos empujados por la patronal ante el primer comentario de resfrío, fiebre o tos para evitar que un positivo se multiplique puertas adentro.
Justo en coincidencia con estas recientes fiestas de fin de año y el primer gran aluvión turístico de un verano que se perfila récord, se vive en Mar del Plata la peor secuencia de nuevos infectados, a razón de casi un millar o más por día. Anoche, con un índice de positividad que llega a superar el 50%, fueron 901 los nuevos infectados y ahora suman 5328 los pacientes en tratamiento. Es el máximo desde el inicio de la pandemia. Aún en períodos más críticos por la cantidad de internados, había sido con 491 casos en un día, el pasado 21 de mayo.
Impacto
El escenario es preocupante pero, aun así, no alteró la demanda de servicios ni hospitalaria. En hotelería reconocen que durante los últimos días recibieron bajas de reservas por familias que suspendieron el viaje porque tienen algún contagiado o son contactos estrechos. Pero al mismo tiempo la demanda está activa y esas plazas se cubren con otros visitantes que esperaban por un lugar libre.
En el sector hotelero y gastronómico tenían claro desde hace un par de meses que se les iba a hacer difícil cubrir la nueva y máxima demanda de nuevos puestos luego de un verano anterior que fue flojo y gente del ramo que, frente a la escasez de demanda, derivó hacia otros rubros, oportunidades o destinos. Ahora todo se hizo más difícil con el Covid-19 y estos niveles de contagio.
“Es tremendo el impacto que esta ola está teniendo en la comunidad y en el personal del rubro. Se está haciendo magia para cubrir los puestos vacantes por enfermedad”, afirmó a LA NACION el flamante titular de la seccional local de la Unión de Trabajadores Hoteleros y Gastronómicos de la República Argentina (Uthgra), Pablo Santín.
“Desde el inicio del verano tenemos plena ocupación del personal calificado, hay dueños de hoteles atendiendo habitaciones o de restaurantes sirviendo mesas”, reconoció.
Se trata de dos ramos que no dan mayores opciones que la de aislar al contagiado y cubrir con un reemplazo en la medida de las posibilidades. Salvo funciones administrativas y de reservas, no son rubros que habiliten la opción de teletrabajo para los aislados. Algunos hoteles, según pudo confirmar LA NACION, dispusieron hisopados periódicos entre el personal para asegurarse que no hay contagiados.
Santín confirmó que desde el gremio realizan inspecciones de manera periódica y constante para certificar que se estén cumpliendo las medidas sanitarias y no aparezcan casos en los que se presione a los trabajadores a continuar en sus puestos, aun cuando presentan síntomas leves compatibles con coronavirus. “Es tremendo el volumen de casos que tenemos, hay una explosión, pero por ahora hay mucha responsabilidad en el sector”, destacó.
En un hotel de zona sur confirman que por la cantidad de casos positivos que tuvieron durante los últimos días debieron requerir al personal en condiciones de trabajar la posibilidad de realizar dobles turnos. “Estamos con capacidad casi completa hasta fin de mes, no es un rubro que pueda cerrar de un día para el otro y dejar a los huéspedes en la calle”, contó el encargado del establecimiento.
Gastón Vargas, responsable de Zona Sanitaria VIII del Ministerio de Salud bonaerense, dijo que lo que se ve con largas colas para testeos desde hace casi dos semanas es “el efecto fiestas de fin de año”, con reuniones familiares que dispararon los contagios justo cuando se iniciaba esta nueva ola de Covid-19 en todo el país. “La recomendación es continuar con los cuidados e insistir con el uso de tapabocas, incluso al aire libre y en la playa cuando hay mucho amontonamiento de gente”, destacó.
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