En la intimidad, inhumaron a Barrantes
Medio centenar de personas participó del funeral, realizado junto a una cancha de polo, en la estancia El Pucará.
SALLIQUELO.- Tal como era su voluntad, los restos mortales de Susan Wright de Barrantes fueron sepultados al lado de los de su esposo, Héctor, en las cercanías del casco de su estancia El Pucará.
El último adiós a la "inglesita criolla" o la "dama de los caballos", como cariñosamente llamaban a Barrantes sus vecinos -por su origen británico, en el primer caso; por su acendrado amor por los caballos de polo, en el segundo- tuvo lugar ayer, a partir de las 10, en una ceremonia de carácter íntimo que reunió a medio centenar de personas, encabezadas por sus hijas, Sarah y Jane. Según versiones, la duquesa de York permanecerá aquí hasta mañana.
Previamente se celebró una breve ceremonia y rezó un responso el padre Justo José Cádiz, párroco de la iglesia San José, de esta localidad. "Johnny", como se conoce al cura en la zona, era muy amigo de la extinta.
Por disposición familiar no hubo envíos florales al casco de El Pucará. La única excepción fue una corona de los periodistas ingleses llegados hasta Salliqueló, con una escueta inscripción: "British media".
El homenaje de los amigos
Entre los amigos que llegaron hasta este rincón del oeste bonaerense para despedir a Barrantes estuvieron Carlos Fontán Balestra, el polista Alberto Heguy, el cantante César "Banana" Pueyrredón y Susana Giménez.
La diva de la televisión aceptó un fugaz diálogo con la prensa en el que sólo señaló:"Susan era una gran amiga, su muerte es algo muy triste".
El acceso al periodismo estuvo rigurosamente vedado por guardias que impedían ingresar a las personas que no estuvieran incluidas en una lista que se revisaba minuciosamente en cada oportunidad.
Los pilotos del aeroclub local mantuvieron la negativa a ser contratados para sobrevolar la zona del sepelio, "por el respeto y el cariño que siempre le tuvimos a la señora", dijeron.
Sí accedieron a serlo pilotos procedentes de Trenque Lauquen, que aceptaron realizar sobrevuelos en la zona a un precio de 400 pesos la hora.
Sus recorridos fueron muy circunscriptos y, por momentos, inquietantes, debido a las turbulencias generadas por fuertes ráfagas de viento que continuaron azotando la zona.
El rito religioso se desarrolló frente al casco, muy cerca de la pileta de natación de la estancia.
Fue breve. No se prolongó más de media hora, tras lo cual el ataúd de caoba fue llevado en andas por una docena de hombres, incluido el sacerdote, y seguido por Sarah y Jane Ferguson.
Finalmente, Susan Barrantes fue sepultada en una parcela destinada a ese fin, rodeada de una verja de hierro, cerca de la cancha de polo, como ella había querido.
Se pudo ver también que, mientras esta triste tarea finalizaba, Sarah y Jane se alejaron unos metros tomadas del brazo, seguidas por un pequeño perro de color marrón, la mascota de Susan. Esa fue una de las pocas ocasiones que tuvieron las dos hermanas de mantener una charla a solas.
La guardia periodística montada frente a la tranquera incluyó la presencia de los siete enviados británicos. Se los distinguía no sólo por el idioma, sino también porque eran los únicos que vestían ropa muy formal, sin exceptuar la corbata.
Siempre en inglés, deploraban la decisión de no permitírseles la entrada. "Pensamos que al menos podrían ingresar un cronista y un fotógrafo", se lamentó Sick Sennior, del Daily News.
Su colega Wayne Francis, del Daily Mail, calificó la muerte de Barrantes como "un hecho devastador que conmueve a mi país por el tipo de vida adoptada por la señora Ferguson-Barrantes (sic) y por su proximidad con otros episodios similares ocurridos en la realeza británica".
Comentaron también que no alquilaron un avión porque no recibieron la orden de sus respectivos medios como para gastar 400 pesos con ese fin.
Entre las expresiones de congoja de pobladores de esta ciudad y de Tres Lomas se filtraron también referencias a la desfavorable situación económica por la que atravesaba últimamente Susan Barrantes.
Pero todo esto dejó rápido paso a ponderaciones hacia su personalidad amable y dada con todos, así como expresiones respecto de su extraordinario dinamismo.
"Difícilmente vayamos a olvidar aquí esta otra flor, que era parte de nuestro paisaje cotidiano", dijo Luis Yalé, un comerciante de la zona con vocación lírica. Segundos antes de esta afectuosa manifestación, el hombre había explicado el significado de la voz Salliqueló: "En lengua tehuelche quiere decir flor de los médanos".