En el 8M mujeres judías y no judías marchan para honrar a las víctimas de Hamás y piden apoyo por las cautivas en Gaza
Estarán presentes en la marcha con consignas de paz y reclamo por las mujeres violadas y masacradas en el sur de Israel
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Este Día de la Mujer plantea una disyuntiva crucial para las mujeres feministas de la colectividad judía. Algo cambió para siempre desde el 7 de octubre, cuando miles de personas fueron masacradas, asesinadas, violadas, incineradas y llevadas en cautiverio, donde todavía permanecen desde hace cinco meses.
El resultado del debate que generó esto en la comunidad es una carta colaborativa que reúne testimonios y sentires de más de 150 mujeres de 12 países latinoamericanos que el colectivo autoconvocado “El día que nos sentimos solas” elaboró para este 8M y es de libre uso: el Manifiesto Ni una Menos, Ni un Día Más, Hacia un feminismo sin antisemitismo, que se reproduce en parte, a continuación, busca incluir en los reclamos del 8 de marzo a las mujeres víctimas de violencia que fueron silenciadas.
Algunos puntos del manifiesto
- Los feminismos (en plural) asumen las luchas (en plural) de las mujeres como colectivo. Son espacios que se construyen entre las diferencias, para alojarnos a todas en la lucha contra todas las formas de violencia. Durante años, cada vez que fue necesario, nos miramos a los ojos entre nosotras y confiamos en que estábamos juntas: gritamos, marchamos, escribimos, posteamos, visibilizamos, sensibilizamos, promovimos, construimos, activamos, impulsamos y acompañamos, porque “YO TE CREO HERMANA”.
- Pero desde el 7 de octubre, a todas las mujeres que aportamos a esta carta abierta nos tocó ser testigos de un silencio abrumador: no le creyeron al pantalón rasgado y ensangrentado de Naama Levy; no le creyeron a Shani Louk, expuesta semidesnuda y con la pierna rota en la parte trasera de una camioneta mientras la paseaban por Gaza como trofeo; no le creyeron al video donde los propios violadores juegan con el pecho de una mujer como pelota y se ríen, porque la siguen violando; no les creyeron a los bebés incinerados, a tan solo 80 años del peor horror de la humanidad, la Shoá; o le creyeron a la pala que mostraba sin pudor como ahuecaba el vientre de nuestra hermana embarazada para reemplazar a su bebé por una bomba.
- Fuimos testigos del silencio, vacilación o parálisis de muchas personas y organizaciones. ¿Cuánto más hacía falta ver para que nuestras polleras no parecieran cortas?
- Meses de escuchar cómo se justificaba la violación y secuestro, porque pronunciarse “depende del contexto” ¿No habíamos acordado ya que ir a bailar o caminar solas no justifica ninguna agresión?
- Sentimos desamparo y desaliento frente a un claro antisemitismo imbrincado en organizaciones y personas. Nos dejaron claro que el tema no era una guerra que ni siquiera había comenzado, sino que ya se habían sacado las conclusiones de antemano: nuestras hermanas violadas, secuestradas, torturadas y asesinadas son las “malas víctimas” de esta historia.
- Sentimos un gran dolor y miedo, mucho miedo de salir a la calle, porque el odio sigue vigente y se desliza entre marchas de gente desinformada que solo repite consignas vacías, cuando lo correcto hubiera sido empatizar desde el primer momento y decir a tiempo “Ni Una Menos”.
- En cambio, algunas personas y organizaciones nos dijeron “Alcen su propia voz”, “porque es SU voz y no la NUESTRA”. No solo nos mostraron su silencio, también nos quisieron mandar de nuevo al gueto: nos bloquearon de sus redes por pedir ayuda, nos cancelaron por suplicar apoyo, nos echaron de los grupos de WhatsAapp que habíamos creado para cuidarnos entre todas, a todas, mientras también nos atacaban en las calles y en las universidades. Tampoco fue seguro ocupar nuestro camión en la Marcha del Orgullo.
Pese al silencio, hoy las feministas judías marchan a las 17
A la frustración y la consternación manifestada en la carta, se sumó hoy una nueva afrenta al feminismo de las mujeres y disidencias judías: la carta que se leerá en el acto del 8M incluye un párrafo de repudio al “Genocidio en Gaza por parte de Israel” y otros lugares.
Nuevamente, silencio frente a las víctimas de Hamás, pese a que ya la ONU ha aceptado que los hechos ocurrieron, la evidencia y los informes internacionales que acreditan la situación.
Delfina Averbuj, fundadora de Judíes Fem una de las organizaciones que convoca a la marcha señala al respecto: “Me parece bien, obviamente, pedir un alto al fuego y podemos condenar una matanza indiscriminada en Gaza, pero al mismo tiempo me parece mal que no se reclame por las mujeres que están siendo secuestradas y que -por testimonios que se han dado -se sabe que están siendo violadas y abusadas sexual y psicológicamente. Porque al fin y al cabo si queremos visibilizar los discursos de paz también debemos condenar la utilización del cuerpo de las mujeres como medio de guerra. Por supuesto, nos solidarizamos con las mujeres palestinas que poco tienen que ver probablemente con los altos mandos de Hamas, más allá de que probablemente haya algunas que estén casadas con ellos. Pero sabemos que las mujeres, dentro del fundamentalismo islámico, suelen estar subyugadas y tienen escaso o nulo poder de decisión. Así que también nos solidarizamos con esas mujeres que tuvieron que huir forzadamente de sus casas y obviamente pedimos que devuelvan a las secuestradas y reclamamos por ellas”.
La convocatoria llama a judías por los derechos humanos a marchar juntas: “Este 8M nos encontramos cerca de Congreso a las 17.30. Podés venir con tu pañuelo verde, bandera lgtb+ , tu cinta amarilla, un cartel o lo que quieras manifestar”.
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