El veterano de Malvinas recuperará su casco gracias a un benefactor anónimo
"Cuando tenga el casco conmigo lo voy a abrazar y lo voy a llenar de besos, espero no ponerme a llorar, pero va a ser muy emocionante. Ese casco me salvó la vida", dice a LA NACION Jorge "Beto" Altieri, el veterano de guerra que lleva años intentando recuperar ese tesoro.
La noticia de que podría recuperar su casco le llegó a través de un mensaje en su celular: "Compramos el casco, lo hicimos enviar a la embajada argentina en Londres para que lo remitan rápidamente a Buenos Aires", decía el empresario argentino que lo compró en la subasta del sitio web eBay.
"Pensé que podía ser una broma de mal gusto", cuenta Beto y agrega: "Pero a través de unas llamadas pude confirmar que era verdad, me emocioné mucho, pensé en mis hijos que van a poder ver el casco que me salvó la vida en Malvinas y del que tantas veces les hablé".
El benefactor pidió mantener su anonimato, solo avisó que lo había comprado, que lo quitó de la subasta y que llegará en pocos días al país.
Durante estos días Altieri recibió apoyo de mucha gente. "Estoy muy emocionado", vuelve a decir. "Me ayudaron amigos y amigas, malvinenses de corazón, medios de comunicación que hicieron visible el tema, usuarios de redes sociales que intentaron hacer una colecta para poder comprar el casco y recuperarlo. Muchos se interesaron, el embajador de Gran Bretaña, Mark Kent, el intendente de La Plata, Julio Garro, el municipio de Lanús, que es donde vivo, muchos se acercaron, preguntaron y ofrecieron ayuda, pero finalmente un hombre o una mujer, no lo sé, lo compró y en pocos días lo voy a tener conmigo", enumera y no quiere olvidarse de nadie.
La historia
Días atrás, el excombatiente Altieri inició una campaña pública donde pedía ayuda para recuperar un casco que la había salvado la vida durante la guerra de Malvinas ya que había amortiguado el disparo de esquirla que llegó a herirlo de gravedad.
"Con mis compañeros combatí contra el Tercer Batallón de Paracaidistas británicos en Monte Longdon donde fui alcanzado por una esquirla de una bomba inglesa que mató a varios de los nuestros e hirió a muchos", cuenta Altieri a LA NACION. Y agrega: "La esquirla me pegó justo en la frente, e incluso en las fotos de la página de subastas se puede ver el agujero que le dejó; a mí esa herida me sacó el ojo izquierdo y perdí tejido encefálico de la zona izquierda del cerebro que coordina la conducción del brazo derecho, la pierna derecha y el habla", describe.
Era la segunda vez que el casco estaba en una subasta en Londres, en el sitio eBay. Durante la primera, Beto intentó comprarlo pero le pidieron demasiado dinero para él, luego lo sacaron de la venta. La segunda fue la semana pasada, cuando estuvo pocas horas cotizando a un valor de GPB 10.700 (unos US$ 13.700) y luego desapareció del sitió. Beto temió perder contacto con él, pero la noticia de que un empresario argentino lo compró para entregárselo fue la mejor que recibió en años.
Los objetos originales de las distintas guerras tienen un valor muy alto para los coleccionistas. Por ejemplo, el año pasado, un casco de un soldado estadounidense de la Segunda Guerra Mundial fue subastado en US$55.000.
El valor emotivo de recuperar un objeto de la guerra
Mark Kent, el embajador del Reino Unido en Argentina, que había mostrado interés en el tema a través de Twitter, habla del valor de recuperar un objeto tan simbólico. "Apoyamos toda acción que contribuya a reparar las heridas físicas y emocionales de quienes participaron del conflicto. En ese aspecto, creemos que todos debemos privilegiar el factor humanitario por sobre cualquier tipo de motivación comercial", dice.
Para Geoffrey Cardozo, el coronel británico que identificó y sepultó a los soldados argentinos en el cementerio de Darwin en febrero de 1983, opina que es muy importante que los propios soldados o sus familiares recuperen objetos utilizados durante la guerra. "La mayoría de los cuerpos no tenía medallas identificatorias, por lo que separamos los objetos personales que podían ser utilizados en un futuro para reconocer esos cuerpos. Pero nunca pensamos que esto llevaría 36 años", relata Geoffrey Cardozo a LA NACION.
Durante la reciente identificación de los cuerpos realizada por la Cruz Roja y el Equipo Argentino de Antropología Forense muchos familiares recuperaron esos objetos: medallas, anillos, libretas, cartas, rosarios, estampitas religiosas, entre otros. "Recuperar pertenencias de seres queridos sirve para intentar cerrar el duelo", opina el militar.
"Beto" Albieri sueña con tener el casco en sus manos y lo embarga la emoción. "Mi idea es que el casco forme parte de una muestra itinerante, que esté exhibido en el museo de la guerra que existe en el Regimiento 7 de La Plata o en el mismo Museo Malvinas y en cuanta muestra pueda estar", imagina. "Va a ser muy fuerte para mí y para mi familia. Dicen que aún tiene los agujeros que le provocó la esquirla y manchas de mi sangre".
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