
El verdadero Tío Sam: la historia detrás de la caricatura


Existe un personaje que aparece en todas las películas bélicas que nos llegan desde Hollywood: el “Tío Sam”. Aunque es conocido como una caricatura representativa del gobierno de los Estados Unidos, Sam realmente existió.
Edward y Lucy Wilson, vecinos de Massachusetts, se trasladaron, junto con su familia numerosa, a la ciudad de Troy, en el estado de Nueva York. Allí, algunos de sus hijos instalaron un matadero.
A fines de 1812, durante la guerra Anglo-Americana, un contratista del gobierno publicó un aviso en el periódico local, solicitando trescientos barriles de carne vacuna y otros doscientos de carne de cerdo, para ser entregados en los primeros meses de 1813. Los hermanos Wilson fueron los principales proveedores de esa partida. Dos de ellos, Sam y Edward, eran conocidos en todo el pueblo con un cariñoso mote: eran los tíos Sam y Ned.

A partir de enero de 1813 comenzaron a circular por Troy y sus alrededores, barriles de roble blanco con la inscripción U. S. (sigla de United States, es decir, Estados Unidos). De inmediato se esparció la broma de que los barriles llevaban tales iniciales debido a que el Tío Sam (Uncle Sam) era conocido en todo el país. La broma pronto se convirtió en algo serio. Porque no era una mala idea tener un personaje que simbolizara a la nación, especialmente en época de guerra.
Si bien desde 1814 la denominación Uncle Sam comenzó a ser usada con frecuencia a lo largo del territorio norteamericano, fue recién en 1850 cuando se presentó por primera vez su imagen en un cartel de propaganda política.
Pero se hizo mundialmente famoso durante la Primera Guerra Mundial. En aquel momento aparecieron afiches con la imagen más conocida: el Tío Sam, señalando a los lectores del cartel y diciendo: "I want YOU for the U.S. Army" ("Te quiero a vos para la armada de los Estados Unidos" o, mejor, "Te quiero a vos para la armada del Tío Sam").

Samuel Wilson, el Tío Sam original, murió en 1854, a los 87 años. Hoy cuenta con un monumento en su ciudad natal, Massachusetts, para preservar la memoria de este hombre cuya contribución a la historia de su país fue embalar carne para las tropas y ofrecerlas a buen precio.
