El turismo espiritual, cada vez más común
El año pasado se emitieron 8000 visas para viajar por la India
Todo gran viaje incluye una dosis de búsqueda interior. En ese sentido, la India es un destino paradigmático: es remoto y exótico, y además vibra con una espiritualidad especial. El llamado turismo espiritual no es un fenómeno nuevo, pero sí creciente y cada vez más organizado. Si siempre existieron peregrinos solitarios ávidos de experiencias diferentes, de cruzar fronteras, hoy hay una amplia oferta de paquetes armados para combinar, en grupos de hasta 20 personas, el turismo más convencional con las visitas a sitios sagrados, los seminarios de meditación y las clases de yoga.
Los destinos pueden ser tan cercanos como San Marcos Sierra, en Córdoba, y Punta del Este, o más distantes, como Machu Picchu (Perú) o Chichen Itzá (México). Pero, claro, en este rubro la India representa ese verdadero "grand tour" del alma, esa experiencia movilizante e irrepetible.
En la embajada de ese país en Buenos Aires confirman que en los últimos tiempos cada año se registra un leve, aunque sostenido, aumento de pedidos de visa (para los argentinos es necesaria; el trámite es gratuito y el sellado tiene validez por seis meses). Durante el último año, esa delegación diplomática, que sirve también a Uruguay y Paraguay, expidió aproximadamente 8000 visas.
Se ofrecen viajes grupales a la India, normalmente de entre 20 y 30 días, visitando ciudades como Katmandú (Nepal), Varanasi y el Triángulo Dorado, es decir, Delhi, Agra y Jaipur. El costo puede rondar los 6500 dólares. No toda vacación en la India implica necesariamente una revelación trascendental. Pero incluso el tour más terrenal seguramente incluya algún contacto con el lado espiritual de ese país. Y las salidas más especializadas, en esa dirección, proponen retiros en ashrams apartados, con intensivos cursos de técnicas de meditación.
"India tampoco es un spa. No es un destino para ir de luna de miel. Hay que estar preparado porque lo fundamental de este viaje es que te saca de tu zona de confort", aclara la periodista Soledad Simond, que en noviembre último hizo su segundo viaje por esas latitudes.
Viajeros y operadores de experiencia coinciden en este último punto. Y agregan a las recomendaciones contar con suficiente tiempo (de tres semanas a un mes, por caso), ya que las distancias entre distintos puntos de interés son largas y el transporte puede resultar lento. Y también planificar un balance entre las principales ciudades, cuyo intenso pulso podría ser agobiante, con algunos días en destinos más apartados, rurales o incluso de playa.ß
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