El “terreno maldito” del Italpark y otras historias trágicas en los parques de diversiones
En la Argentina y en el mundo estas ferias han estado marcadas por tragedias que tiñeron de luto el habitual colorido de sus juegos
Están asociados a la alegría, el entretenimiento, la fantasía y el vértigo. Adultos y niños disfrutan por igual. Sin embargo, no todo lo que brilla es oro en los parques de diversiones. En la Argentina, y en el mundo, estas ferias han estado marcadas por tragedias que tiñeron de luto el habitual colorido de sus juegos. Y, en muchos casos, esos accidentes envolvieron a los predios con historias que conjugan la realidad con relatos legendarios. La tradición oral hizo lo suyo y hay mucho de verdad y mucho de realismo... mágico.
El parque más querido
Sin dudas, el Italpark, Feria Infantil de Buenos Aires, como rezaba el letrero de neón que resplandecía en la esquina de Av. Del Libertador y Callao, fue el parque de diversiones más famoso que tuvo nuestro país. Su historia de tres décadas, iniciada en los ´60, marcó a generaciones enteras de argentinos que aún hoy siguen recordando cada uno de sus juegos y hasta su ubicación en esas hectáreas lindantes con las vías del Ferrocarril Mitre. El Italpark está inserto en la memoria colectiva del país. Y asociado a los más gratos momentos de la infancia.
Sin embargo, en la fría tarde del 29 de julio de 1990, un accidente en el Matter Horn, que provocó la muerte de la joven de 15 años Roxana Alaimo, desnudó ciertas irregularidades en el mantenimiento de las atracciones y marcó el final del emblemático espacio. El Matter Horn era uno de los juegos más nuevos que la empresa propietaria había adquirido. Se trataba de una suerte de rueda con carritos colgantes que giraban provocando una fuerza centrífuga realmente potente. Desde afuera, cuando el mecanismo estaba en marcha, la velocidad hacía que no se distinguieran prácticamente los carros ni quiénes estaban dentro de los mismos. La adrenalina eran moneda corriente entre los audaces que se subían y padecían (o disfrutaban) de esos tres minutos a puro vértigo.
Algo falló aquella tarde de invierno. Uno de los carros se desprendió, chocó contra uno de los laterales y provocó la muerte de Alaimo y heridas graves en la joven Karina Benítez. Las medidas judiciales impidieron la reapertura del Italpark. Solo el 10 y 11 de noviembre de ese año se reabrió, pero nuevamente el peso de las denuncias impidió que continuara funcionando.
¿Qué sucedió con cada uno de los juegos? ¿Qué ocurre hoy en el predio donde funcionaba la feria de diversiones? Las atracciones mecánicas sufrieron diversos destinos. Se dice que algunos juegos fueron vendidos al famoso parque Beto Carrero de Brasil y otros al Argenpark de Luján. Esto último es fácilmente comprobable. Los que se acercan a este parque cercano a la Basílica y pegado al río, rápidamente reconocerán las estructuras de la montaña rusa Super 8 Volante y algunos otros juegos emblemáticos como el Súper Monza, donde los más chicos imaginaban ser Meteoro. El barco y hasta alguna boletería con forma de casilla alpina aún están al alcance de la gente. El resto de los juegos habría pasado a depósitos ubicados en la localidad de Pilar pertenecientes a la familia Zanón, dueña del Italpark y de una reconocida fábrica de cerámicas.
Nace la leyenda
Un año antes de que sucediera la tragedia en el Matter Horn, un incendio en el Laberinto del Terror destruyó por completo esta codiciada atracción. Más atrás, en la primera mitad del siglo pasado, una feria italiana montada en el lugar se vio enlutada cuando un rayo mató a un visitante. Para los supersticiosos se trata de un “terreno maldito”. Es que la historia del predio donde funcionó el parque tiene hitos marcados por la tragedia y un presente que causa escalofríos a quienes se sugestionan con facilidad.
Una vez desmantelado el Italpark, el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires levantó el Parque Thays, un bello jardín verde en homenaje al notable paisajista Carlos Thays. La leyenda cuenta que aquellos que se acerquen por las noches y posean algunas fichas del histórico parque, deben arrojarlas detrás de las rejas que protegen el Thays y automáticamente comenzarán a ver ante sus retinas la alegría de sus juegos en marcha. Desde ya, una simpática historia popular lejana a la verdad.
Parque Japonés
Este arcaico centro de diversiones estaba ubicado en el mismo predio donde luego funcionara el Italpark. Abrió sus puertas el 3 de febrero de 1911 y rápidamente se transformó en uno de los lugares más concurridos por los porteños. Sus atracciones, primitivas a los ojos de hoy, se alternaban con juegos de kermesse y espectáculos protagonizados por cancionistas, ilusionistas, magos, clowns y artistas de circo. Un incendio en la montaña rusa terminó con la vida útil del lugar. Se dice que las llamas fueron provocadas por una chispa proveniente de una locomotora del Ferrocarril Central Argentino cuyas vías bordeaban el lugar. Lo cierto es que fue la primera tragedia sucedida allí y, curiosamente, también sobre un parque de diversiones.
A pocas cuadras, frente a la Torre Monumental y los andenes ferroviarios, existió el llamado Parque Retiro, aunque originalmente se lo denominó también Parque Japonés. La declaración de la Segunda Guerra Mundial hizo que se modificara el nombre. Este predio, ubicado donde hoy se levanta la torre del Hotel Sheraton, no fue protagonista de ninguna tragedia humana sino que cerró sus puertas debido a la crisis económica. En definitiva, una desventura de otro tipo.
Interama y el Parque Genovés
En la otrora Ciudad Deportiva de Boca Juniors, ubicada lindante a la hoy villa Rodrigo Bueno y la Isla Demarchi, se montó durante años el Parque Genovés. La leyenda cuenta que no son pocos los visitantes que se ahogaron en las aguas del puerto de Buenos Aires fruto de la oscuridad de la noche y algunos tragos de más.
En el ex Interama y Parque de la Ciudad, la tragedia es política. La obra llevada adelante por el gobierno de la última dictadura, tuvo un costo millonario, jamás llegó a lucir el esplendor prometido. Juegos de última generación, la torre más alta de Buenos Aires y un marco imponente de vegetación no lograron atraer a los visitantes. Rápidamente el mantenimiento no fue el adecuado y hoy se pueden observar las ruinas de un faraónico proyecto que buscaba convertirlo en el parque más moderno y espectacular de América latina.
En el edificio de la actual Casa de la Cultura de Almirante Brown funcionaba un shopping. En una de sus plantas, se instaló un patio de juegos moderno con una vistosa calesita. Un incendio destruyó el lugar. En ese espacio del Gran Buenos Aires Sur también la tragedia enlutó un sitio destinado a la recreación infantil.
Tragedias en Córdoba y Rosario
En la localidad cordobesa de Miramar, una niña de 9 años, Martina Ema Sarmiento, murió en 2015 al caer del Barco Pirata (o Barco Vikingo), uno de los juegos de un exitoso parque habilitado en esa ciudad. La chica salió despedida de la atracción y fue aplastada por la embarcación al realizar su habitual movimiento pendular.
En Rosario, el sábado 10 de agosto de 2013, se desprendió una cabina de la Vuelta al mundo, montada en un parque sobre el Boulevard Oroño. El aparato cayó desde una altura superior a los 25 metros y con varias personas a bordo. El saldo fue escandaloso: dos mujeres menores fallecidas y siete heridos. Sin dudas, fue la víspera del Día del Niño más trágica de la ciudad.
En el mundo, las tragedias en los parques también ocuparon la portada de los medios. Gente decapitada en las montañas rusas, sillas colgantes que se desprenden y hasta personajes icónicos personificados por empleados de las ferias han sufrido accidentes mortales.
Negligencia humana en los protocolos de seguridad, fallas inesperadas, falta de mantenimiento y mal comportamiento de los visitantes son las causas más comunes que enlutan estos lugares destinados al esparcimiento, pero que no escapan a las tragedias más luctuosas.