El temporal arrastró sillas, balnearios y ahorros
Mar Chiquita, Santa Clara y la zona de La Perla, en Mar del Plata, resultaron las más perjudicadas por la tormenta.
MAR DEL PLATA.- Los terribles destrozos que provocó el temporal desatado en las playas de Santa Clara, Mar Chiquita y en menor medida en algunos barrios esta ciudad, y que causaron pérdidas por más de medio millón de pesos, reavivaron los reclamos por obras de defensa costera que se vienen realizando desde hace años al gobierno provincial.
La sudestada que azotó la costa atlántica en las últimas horas fue una de las más destructivas que se conocieron desde aquel día en que la marejada hizo añicos gran parte de las instalaciones del muy marplatense Torreón del Monje.
En esta oportunidad, olas que los testigos aseguran que tenían entre cuatro y cinco metros de altura, ayudadas por una impresionante creciente del mar, provocaron el derrumbe de dos construcciones en las arenas de Mar Chiquita y dejaron tambaleantes a varias casas, entre ellos los locales de Playa Franka, el exclusivo balneario de Moria Casán en el que está permitido el topless.
Peor que un bombardeo
El conjunto de las pérdidas ocasionadas en toda la franja costera se acerca al medio millón de pesos, y los perjudicados no dudan en buscar responsables -más allá de las imprevisibles inclemencias del tiempo- entre autoridades municipales y provinciales.
Las imágenes que se podían observar ayer en las playas de Mar Chiquita se asemejaban a las del día después de un bombardeo. También la laguna de Mar Chiquita se desbordó y se llevó el contenido de un chalet vecino cuyo casreo debió ser evacuado.
"Era algo impresionante, el mar lo tenía un metro adentro del edificio y si no me decido a salir a tiempo, me hubiera quedado debajo de los escombros", explicó Sergio Piú, el sereno de lo que fue el bar "Camaron Bombay", que abandonó minutos antes de que se derrumbara.
A pocos metros de allí, el "Tijuana Bar" también tuvo lo suyo y vio reducida a escombros toda la estructura que estaba destinada a la cocina del local.
La playa de Moria al desnudo
Como sus habituales clientes y bañistas, que encuentran en este balneario la intimidad y exclusividad para practicar el topless, también Playa Franka se sumó a la onda del destape y con la ayuda del mar dejó al descubierto, esta vez, sus zonas más bajas: varias bases de hormigón quedaron en el aire y tuvieron que ser apuntaladas con rapidez para evitar el derrumbe.
Las olas hicieron estragos y dejaron la terraza pendiendo de un poste, se llevaron un quincho y un bar, y socavaron los acantilados sobre los que se encuentra emplazado lo que, en verano, es el local bailable y el restaurante de Moria Casán, ausente de la ciudad.
"Si nos ponemos a sacar costos por lo que vemos ahora, no podemos hablar nunca de menos de cincuenta mil dólares", arriesgó Antonio Fraiese, uno de los socios de la vedette, que ayer supo que -aparentemente- la construcción se puede salvar del derrumbe y podrá ser remodelada.
Otro de los paradores que pasó una madrugada extraordinariamente fea fue "El Morro", uno de los balnearios top de la temporada que casi terminó.
Allí el mar destrozó más de sesenta metros de terrazas y sorprendió a los concesionarios a sólo tres días de comenzar a desarmar las carpas y sombrillas, lo que hizo que en las frías aguas de la zona se hayan perdido aproximadamente unos cuarenta mil dólares y más de cinco meses de trabajo.
¿Dónde están los culpables?
Ante lo imprevisible del mar, a la hora de buscar responsables la mayoría apunta los dedos acusadores contra autoridades provinciales.
Durante años se han reclamado obras de defensa costera no solo para resistir estos fenómenos, sino para evitar que el mar siga avanzando sobre las playas.
De hecho, ese plan de recuperación costera se ha puesto en práctica recientemente, pero aún no ha alcanzado el avance de obra suficiente como para soportar una sudestada como la que azotó a la Costa Atlática.