El sur, en vilo. Tras las muerte de cinco escaladores y una sucesión de incendios forestales, alertan que los equipos de rescate están al límite
El crecimiento de las actividades de montaña en la zona de El Chaltén desnudan la fragilidad de la infraestructura destinada a atender emergencias; las organizaciones dedicadas voluntariamente a auxiliar a los deportistas emitieron un duro documento
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EL CALAFATE, Santa Cruz.- En lo que va de la temporada murieron cinco escaladores en la desafiantes paredes que componen el cordón de los cerros Fitz Roy y Torre, lo cual sumado a los incendios forestales y el aluvión de turistas que realizan senderismo en las montañas, desbordaron a los equipos de rescate -en su mayoría voluntarios- que no dan abasto para atender tantas emergencias. Así lo dieron a conocer en un fuerte documento firmado por entidades estatales y civiles de El Chaltén, la meca del montañismo en la Patagonia, ubicada a 230 kilómetros de El Calafate.
Esta semana Marcos Gorostiaga, de 28 años, escalador y médico residente en San Carlos de Bariloche murió mientras practicaba escalada en roca en el cerro Mocho, al pie del cerro Torre, unos bloques que se desprendieron, lo golpearon en la cabeza. Su compañero de escalada dio aviso y un grupo de rescatistas de la comisión de auxilio Favio Stedile de inmediato se puso en camino para atender al llamado de auxilio.
A pie se demora entre 6 y 8 horas en llegar hasta el punto donde se había producido el accidente, pero durante el transcurso del rescate, el compañero de escalada y otros deportistas que estaban en cercanías avisaron que el joven médico estaba sin signos vitales, de acuerdo con los reconstruido de fuentes de la localidad. Al día siguiente, el cuerpo fue rescatado por un helicóptero del Ejército que había partido desde Río Gallegos.
Según explican los expertos, no es común la caída de piedras en las paredes y la ruta que estaban realizando no era particularmente peligrosa. “Ellos estaban escalando en el Mochito, justamente para evitar un lugar de avalanchas que habían tenido el año anterior, pero se desprendieron unos bloques, aparentemente por el calor”, detalló a LA NACIÓN Carolina Codó, médica del pueblo, escaladora y quien coordina los rescates en la alta montaña.
Desde que empezó la temporada murieron los escaladores Christoph Klein, teólogo y cineasta de 48 años, en el sector de la Aguja Standhart, sin que su cuerpo pudiera ser rescatado, y la norteamericana Cassandra Doolittle, de 25 años, en la base de la Aguja Guillaumet. En tanto que, el 19 de enero los españoles Iker Bilbao y Amaia Agirre murieron en la zona de La Brecha de los Italianos, al quedar sepultados bajo una avalancha.
La comisión de auxilio es clave en la localidad: es el único equipo que tiene capacidad técnica y humana para los rescates de alta montaña, son experimentados escaladores y guías de alta montaña. Los que no, ayudan con tareas de menor riesgo. Y si bien cuentan con el apoyo de otras fuerzas, ellos coordinan los rescates que se dan en las áreas remotas, en tanto que los escasos brigadistas del Parque Nacional Los Glaciares realizan a diario los rescates en los senderos.
Sin embargo, la actual temporada no le da respiro ni a la comisión de auxilio, ni a los guardaparques, ni a los brigadistas, ni a ninguna de las organizaciones involucradas en las actividades de rescate en ésta área del parque nacional. Desde diciembre, además de las cinco muertes ya mencionadas, hubo una gran cantidad de evacuaciones de caminantes en los senderos, además de un gran incendio forestal que devastó una zona de bosque autóctono en la ladera del cerro Huemul que tuvo durante días a toda la población en vilo. En los últimos días, tres incendios menores fueron sofocados a tiempo gracias al esfuerzo de los brigadistas y voluntarios del pueblo.
Días antes de la tragedia del médico Gorostiaga se hizo público un duro documento firmado por personal del Parque Nacional Los Glaciares, Zona Norte, la Comisión de Auxilio, el Centro Andino El Chaltén, la Asociación de Guías de Montaña de El Chaltén y la Asociación Aeroclub “Alf. GNA Walter D’Anna” en el que advertían que la localidad se encuentra “al borde del colapso”.
“Una realidad que se repite año tras año”
“Mientras los brigadistas luchaban contra las llamas, un escalador sufrió una fractura en el macizo de Fitz Roy y un turista se accidentó en los senderos del parque. La semana siguiente, dos alpinistas españoles fueron arrastrados por una avalancha. Los equipos de rescate de la zona se vieron desbordados por estas múltiples emergencias. Una realidad que se repite año tras año”, detallaron en el documento difundido en medios locales y redes sociales, que a más de una semana de hecho público, no tuvo ninguna respuesta de los organismos estatales.
Desde el pueblo aseguran que la frecuencia de emergencias y su gravedad han ido aumentando al ritmo del incremento de visitantes. “En la actualidad, la infraestructura de la localidad se encuentra colapsada. Los turistas colmaron los senderos. En los sitios más visitados, los residuos invadieron el paisaje”, y afirman que el incendio registrado el mes pasado es consecuencia del estado generalizado de descontrol y la falta de personal en esa área del parque nacional.
“Hasta el momento, la explosión turística no fue acompañada por una inversión equivalente en recursos humanos y materiales”, explican en el documento. De acuerdo con la información recabada por LA NACION, hoy la Brigada de Incendios, Comunicaciones y Emergencias de esta parte del Parque Nacional Los Glaciares está compuesta por 10 brigadistas, de los cuales 3 están con licencia médica como consecuencia del arduo trabajo.
“En la actualidad el servicio de rescates en montaña depende del accionar de los más de 100 voluntarios que integran la Comisión de Auxilio del Centro Andino (CAX) de Chaltén, que además, colabora en incendios y rescates en los senderos junto al parque nacional. Hace más de una década, representantes de las instituciones civiles, reclaman por la necesidad de un helicóptero y un avión hidrante en la zona, para aliviar el esfuerzo de los brigadistas y voluntarios que componen el servicio de emergencias”, detalla el documento.
Los firmantes del documento, que son los principales actores en los rescates, aseguran que la falta de respuesta ante los reclamos “genera una sensación de abandono” y agregan “la falta de recursos genera impactos negativos sobre el trabajo de prevención, el tiempo de respuesta y la posibilidad de capacitación del personal del parque. Los brigadistas se encuentran en una situación de desamparo y precarización laboral, y la CAX está sobreexigida tras una temporada que hasta el momento ha dejado dos incendios, cinco muertos y varios accidentados. Los recursos humanos se están agotando”.
Los firmantes del documento advierten que la gran cantidad de personas en los senderos del parque aumenta el peligro de incendios que podría arrasar con el bosque nativo, en tanto advierten que con los recursos existentes en el pueblo, el mismo no se podría controlar. Y piden que se aumente el trabajo de prevención del personal del parque nacional en las sendas y en el control de los campamentos.
En esa línea, la comunidad sigue realizando actividades para contener a quienes trabajan sin descanso en auxilio y prevención, y anteanoche en la sede del Aeroclub el doctor Marcelo Muro, docente, investigador y exdirector del SAME, de visita en el pueblo, dio una charla para abordar la “Fatiga en el marco de la Emergencia” destinado a todos los que hoy velan por el cuidado de la población.
Tomás Salem es antropólogo social, vive en España y desde 2007 empezó a visitar El Chaltén como guía de montaña, hoy está estudiando el impacto del turismo en el pueblo como becario de un proyecto de investigación en la Universidad de Bergen, de Noruega, cuyo trabajo de campo es El Chaltén, Santa Cruz y Longyearbyen en Svalbard, Noruega. En estos días acompañó el trabajo de la brigada de incendios en los bosques mientras realiza su trabajo de campo aquí a la par que inauguró una muestra de fotos en el pueblo.
“Desde las instituciones se ve urgente la inversión en un helicóptero y en los recursos humanos necesarios para ejecutar una prevención eficaz. Como antropólogo estudiando las dinámicas que genera el auge del turismo pienso que es indispensable el desarrollo y la ejecución de un plan integral estratégico para el sector turístico, limitando su expansión y financiado la falta de recursos mediante impuestos a la rentabilidad extraordinaria del sector”, reflexiona ante la consulta de LA NACIÓN sobre el pueblo al que cada año regresa por estudio y por su pasión por las montañas.
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