Los túneles de la línea E de subte nunca descansan. Los trenes se mueven rápido para transportar a más de 100.000 pasajeros diarios que viajan entre las estaciones Plaza de los Virreyes y Bolívar. Y cuando el último servicio sale de circulación la vida nocturna y subterránea se transforma: ahí entra en acción un ejército de obreros que trabajarán hasta minutos antes de que salga la primera formación de la jornada.
Durante la madrugada la actividad no se detiene en los andenes y los talleres. Cuando las estaciones están vacías se aprovecha el momento para limpiar las instalaciones y poner en condiciones los vagones. En el caso de la línea E, además, se está realizando la renovación de las vías que ya tienen 74 años y demandaban un recambio.
La sustitución se realiza en toda la extensión de la línea y, de acuerdo a los plazos previstos, finalizará en diciembre próximo. Se trata de 10 kilómetros entre las cabeceras (20 kilómetros en total sumando los dos tramos) con la mayor parte de la traza de vías sobre balasto (grava compactada donde se asienta la estructura) y un corto recorrido de vías sobre hormigón.
Todas las noches, a las 23.30 y por Plaza de los Virreyes, dos trenes de tracción autónoma ingresan a los túneles. Uno de ellos sirve para colocar las nuevas vías y cargar el material descartado; el otro se utiliza para colocar las piedras nuevas a través de una tolva. La segunda formación va acompañada de una retroexcavadora con la cual se remueve el balasto, una vez retirados los rieles y durmientes, en forma manual.
Parte de los trabajos consisten en colocar una tela permeable y flexible de fibras sintéticas, y caños de desagüe sobre la superficie que luego será rellenada con balasto. Una vez colocados los nuevos rieles se realiza la nivelación y la formación que transporta la piedra hace su aparición para distribuir su carga. A las 4.30 la traza queda liberada para comenzar con la preparación de las instalaciones e iniciar el servicio del día.
"Hay 150 personas trabajando de madrugada, de lunes a sábados. Estas son las obras que el pasajero no ve, pero que son fundamentales para mejorar la frecuencia. Tenemos que tener bien las vías, los sistemas de potencia y señales y los talleres actualizados para poder pensar en correr formaciones renovadas", resumió el ministro de Desarrollo Urbano y Transporte, Franco Moccia, sobre la importancia de la renovación de las vías.
Desde su inauguración, en 1944, los rieles de la línea E nunca habían sido renovados. La obra forma de la ampliación de la traza que, según estiman en el Gobierno porteño, estará lista en mayo del año próximo con la incorporación de tres nuevas estaciones.
Correo Central (ubicada en Leandro N. Alem y Corrientes, donde se podrá combinar con la línea B), Catalinas (en Córdoba y Alem) y Retiro (en Ramos Mejía y Alem, combinación con la línea C) serán las tres nuevas estaciones que se habilitarán el año próximo. Le dará la posibilidad a los pasajeros de unir Retiro con el sur porteño, además de las múltiples enlaces con el resto de la red.
La línea E fue una de las más relegadas de toda la red porteña. Las quejas de los usuarios, sobre todo en verano, suelen inundar las redes sociales por el mal estado de los trenes, la falta de refrigeración y una infraestructura edilicia en malas condiciones. La cuenta pendiente seguirá siendo la renovación total del material rodante.
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