El singular experimento del reportero gráfico que engañó a todos
El noruego Jonas Bendiksen creó un libro falso sobre un hecho verídico
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Jonas Bendiksen, un reportero gráfico noruego con alta reputación, empezó a pensar un experimento luego de conocer que la ciudad de Veles, al norte de Macedonia, había sido en el 2016 una usina de noticias falsas durante la campaña presidencial en Estados Unidos. Lo confundía y preocupaba el hecho de que jóvenes de una ciudad de Europa del Este influyeran en la política de otro país para resolver su problema de desempleo. Al menos 140 sitios fueron creados para difundir artículos sensacionalistas y con información falsa que favorecía a Donald Trump y luego se replicaban masivamente por las redes sociales. Barack Obama llegó a hablar obsesivamente de esa nueva fiebre del oro en Veles en la semana final de la campaña según The New Yorker.
“La forma en que producimos, propagamos y consumimos información cambió muchísimo en los últimos 15 años, ese hecho fue un ejemplo de eso”, dijo el fotógrafo.
El experimento comenzó a fines de 2019 y principios de 2020, cuando el funcionamiento de los sitios web en Veles ya habían sido desactivados. Por esa razón, Bendiksen hizo fotos de las locaciones pero sin gente. El plan consistió en hacer un libro falso sobre un hecho verídico, con personas y textos creados con inteligencia artificial para una especie de test de Turing, una prueba para medir si algo generado por una máquina podía pasar por una creación humana. Solo un reducido grupo de la cooperativa Magnum, de la que es miembro, y de la editorial que publicaría el libro sabían esto.
Además de sus cámaras, usó también un aparato de bolsillo para hacer imágenes a 360 grados que servirían después para recrear la luz con los falsos protagonistas en los escenarios fotografiados. Ya iniciada la pandemia, aprendió con tutoriales encontrados en la web a usar software similar al que sirve para crear personajes en los juegos electrónicos. “Con esos avatares empecé a recrear artificialmente mi forma de trabajo, los ticks o clichés. Me interrogué a tal punto que puedo decir que hay un antes y un después de esta experiencia”, dijo Bendiksen.
Un dios polisémico
Al indagar sobre la ciudad, Jonas encontró que el nombre deriva de un dios eslavo de la tierra, las aguas, el ganado y el inframundo. Se le atribuía el poder de generar caos y cambiar de forma, la de oso era una de las más difundidas.
En un giro borgeano se enteró además de El libro de Veles, un conjunto de 40 tablillas de madera que se supone fueron encontradas en 1919 y perdidas en 1941. Contiene pasajes religiosos intercalados con historias morales que según historiadores y lingüistas es falso. Bendiksen había encontrado nombre para su libro.
Para redactar los textos de su publicación cargó en un programa de inteligencia artificial varios artículos sobre lo ocurrido en 2016 y fragmentos de El libro de Veles apócrifo. Consultado por LA NACION, Bendiksen dijo que lo único real son las fotos de los lugares y algunas citas de artículos periodísticos que fueron reutilizadas por la inteligencia artificial.
La introducción es muy creíble. Sin embargo, el autor explicó: “Es cien por ciento generado por inteligencia artificial. Lo único que hice fue impulsar el texto en diferentes direcciones, como hacer que escribiera situaciones de entrevistas o descripciones de la ciudad. Pero nunca incluí mi mensaje. Luego corté y pegué diferentes párrafos de muchas versiones que escribió [el software] para obtener una buena narrativa”.
En las imágenes agregó personas, objetos y osos transitando lugares de Veles en alusión al dios antiguo. “Dejé un montón de migas de pan, pistas de todo tipo para que descubrieran que era falso”, dijo el autor.
En abril de este año, el libro comenzó a distribuirse con la difusión usual en Magnum y en las redes sociales. Sin embargo, Bendiksen no aceptó dar entrevistas para no revelar su secreto a la espera de que alguna voz se alzara en contra de la veracidad de lo publicado. Pero nada de eso pasó. “Solo pulgares arriba y likes en Instagram. Ahí empecé a pensar: estamos en problemas”, recordó.
Test institucional
El libro ingresó al festival internacional del fotoperiodismo Visa pour l’image que se realiza en Perpignan, Francia. Allí asisten experimentados editores y otras figuras de la industria. “Buscaba testear el libro con un filtro institucional”, dijo Bendiksen, que se sentó a observar la proyección y presentación desde la oscuridad de las gradas el 1° de septiembre.
En su cuenta de Instagram el autor compartió un clip de video de la proyección y la siguiente cita del director del festival, Jean Leroy: “En el clima actual, con nuevas fuerzas que buscan el regreso a la edad oscura, donde la extrema indignación es tan prevalente, y en un momento en el que somos víctimas y partícipes de la circulación de la desinformación junto con la ansiedad que produce, estos informes son una oportunidad para que nos detengamos a pensar, obteniendo así una mejor comprensión del mundo en el que vivimos”.
“Me sentí terriblemente mal —contó Bendiksen— y aunque entiendo que la experiencia no le gustó a Leroy sé que compartimos la valoración por el fotoperiodismo. Nuestra meta es la misma, proteger la fotografía documental”.
Veinticuatro horas después de la proyección Bendiksen inició un ataque en las redes sociales con un perfil falso. “No todo fue planeado de antemano, la idea de usar perfiles falsos está relacionada con la metodología usual para difundir noticias falsas pero en realidad no sabía si iba a funcionar”, contó el fotógrafo.
Y en el inicio no funcionó. Chloe Miskin, el perfil que creó para hacer un boicot propio publicó: “El peor ejemplo que conozco es Jonas Bendiksen en su Libro de Veles... se lanza en paracaídas en mi ciudad natal, trata a las personas como si no fueran nada, paga $50 para que aparezcan en la historia. Todo el proyecto es una broma”. El tuit provocó el repudio de sus seguidores y los comentarios de apoyo a su libro.
Fue en Twitter donde el 16 de septiembre Benjamin Chesterton, alias Duckrabbit, encontró algo sospechoso en el perfil de Miskin y tuiteó: “Me imagino que en cualquier momento Jonas revelará que las personas en las imágenes son generadas por computadora como una ‘inteligente captura’ de noticias falsas”.
A raíz de eso, el 20 de septiembre finalmente se publicó una entrevista en Magnum explicando los detalles del experimento. “La manipulación no es algo nuevo, tiene décadas, siglos de existencia. Ocurre que la tecnología está haciendo muy fácil la producción de contenidos falsos, la próxima década vamos a tener un aluvión”, vaticina Bendiksen.
“Creo que conseguí estimular la conversación y me parece interesante que los artículos se publican en la sección noticias, no en arte”, dijo el autor.
“Las herramientas que tenemos deberían involucrar varios sectores, desde educación en las escuelas respecto de estas prácticas y la importancia de chequear el contexto; las redes sociales deben intervenir para evitar la difusión de noticias falsas y está en desarrollo la Iniciativa para autenticidad de contenido (Content Authenticity Initiative) en la que participan empresas como Adobe, Microsoft, The New York Times Co., Twitter, Truepic, Qualcomm, Witness, CBC, BBC, entre otras”, explicó.
Respecto de qué va a suceder con Chloe, Bendiksen dijo: “Está activa, no la puedo parar, comparte comentarios y links de noticias”.
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