El show del remise: el aparato peronista funcionó a toda máquina en el conurbano para llevar gente a votar
A diferencia de las PASO, se distinguió un mayor despliegue de transportes pagados por los intendentes; la esperanza del Frente de Todos es remontar las elecciones a partir de simpatizantes peronistas que en septiembre no participaron
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A Rodolfo Peralta le dicen Fito, tiene 53 años y es uno de los personajes centrales con los que el Frente de Todos intentó revertir el resultado adverso de las PASO de hace dos meses.
“¿Ya votó, señora?”, pregunta en la puerta de su remisería, la Esperanza, en la esquina de Guaminí y Virgen de Itatí, en Ingeniero Budge. Este es el corazón de Lomas de Zamora, el primer cordón del conurbano, el lugar donde el peronismo suele juntar la diferencia de votos que luego lo arrastran a sus habituales triunfos en la provincia de Buenos Aires.
Algo falló, sin embargo, en las elecciones del 12 de septiembre. En Lomas de Zamora el oficialismo ganó, pero por una diferencia bastante menor: tuvo 68.000 votos menos que en las PASO de 2019.
Esos votos perdidos son los que el Frente de Todos intentó recuperar este domingo. Su estrategia apuntó a convencer a los que no votaron hace dos meses para que esta vez sí se acercaran. La esperanza era que muchos de esos sufragios fueran peronistas. De ese modo, decían creer, podrían achicar la diferencia que Juntos por el Cambio les sacó en la provincia de Buenos Aires. La estrategia funcionó, al menos en parte. A las 21.30, la distancia entre el Frente de Todos y Juntos era de menos de 2 puntos. En las PASO, había sido de 4. Aunque no fue suficiente para dar vuelta el resultado, el operativo de movilización sí logró acortar la diferencia.
“Esta vez se acordaron de los pobres”, dice Peralta en su pequeña oficina. Está custodiada por un imponente cuadro del Gauchito Gil al que acompañan retratos de Perón y Evita. Una sombrilla sin desplegar del Frente de Todos y las parrillas que humean en la vereda completan la iconografía peronista.
El operativo de esta remisería incluye once autos -mucho Volkswagen Bora y Renault Logan- trabajando desde la 6.30. Primero llevaron fiscales y, desde las 8, votantes. La cuenta la pagó la municipalidad de Lomas de Zamora -que estaba a cargo de Martín Insaurralde hasta que asumió como jefe de Gabinete en la provincia de Buenos Aires y ahora depende de Marina Lesci-. Adelantó la mitad del dinero.
Peralta tuvo a sus tres hijos manejando -uno de ellos, Alexander, de 19 años, juega de lateral derecho en Deportivo Laferrere-, pero él se quedó en la base y coordinó todo el despliegue. “Soy el cerebro detrás del operativo”, dice. Sus 11 autos integraron una flota de 80 que patrullaron la zona buscando votantes.
Las últimas PASO fueron las que registraron el mayor nivel de abstención desde que se instauraron, hace una década. Votó apenas el 67% de los habilitados en todo el padrón nacional. Hasta ahora, desde que comenzaron las primarias en el país, en 2011, el porcentaje más bajo había sido en 2017, cuando votó el 72,3% del padrón. La más alta fue en 2011, cuando la participación alcanzó al 78,66%. El promedio histórico era de 76, 21%. En Lomas de Zamora votó el 70% de los habilitados, un número que está en el promedio de lo que ocurrió en el conurbano. General Rodríguez fue el distrito de menor concurrencia, con apenas el 62%. En las legislativas de hoy, hubo una leve mejora en la participación, pero siguió baja. Fue del 71%.
Los resultados más llamativos en las PASO de hace dos meses fueron los del territorio bonaerense, donde el oficialismo perdió 1.700.000 votos, 15,2 puntos. En el Gran Buenos Aires, Juntos por el Cambio mejoró siete puntos porcentuales respecto de las primarias de 2019 y el Frente de Todos empeoró 16 puntos porcentuales. ¿Cómo se explica semejante cambió de tendencia en apenas dos años?
Según los analistas, la explicación gira en torno a la crisis económica y el manejo de la pandemia, pero el oficialismo se ilusionaba con que la decepción también se había traducido en ausentismo. Por eso, los esfuerzos para llevar a las urnas a los que suponían que eran sus votantes.
“¿Hace falta estar afiliado?”
La movilización de recursos pagada por los municipios fue una constante de todo el conurbano. En el barrio Gendarmería, al sur de Almirante Brown, las combis blancas empezaron a circular desde temprano. “Escuelas N.35, N.11, N.8, N.64 y N53″, se lee en un cartel escrito a mano, pegado sobre el parabrisas del minibus estacionado en la intersección de las calles Gumercindo Pereyra y Calderón. El vehículo, y todos los otros que merodean la zona reclutando votantes, pertenece a la empresa Doctor Bus.
Dos mujeres sentadas en una mesa de plástico organizan la salida de los automóviles. “¿Hace falta estar afiliado?”, les pregunta una vecina. “No, sentate acá que ya está por salir el próximo”, le responden. A un lado de la mesa se extiende una fila de unas siete personas. Sentadas en bancos, bajo una pequeña línea de sombra que las protege del sol del mediodía, esperan a que lleguen un par de personas más para salir.
En Quilmes, el sábado las remiserías dejaron de tomar pedidos. Explicaban que durante todo el domingo estarían a disposición de la municipalidad, a cargo de Mayra Mendoza. En las PASO, alli se registró una de las principales derrotas del Frente de Todos: la lista de Diego Santilli se impuso con el 40,39% de los votos contra el 33,40% de Victoria Tolosa Paz. En las primarias legislativas de agosto de 2019, en cambio, la diferencia en favor del peronismo había sido de casi 24 puntos.
El operativo parecía bien organizado. “Ayer a la tarde pasó un tipo casa por casa, con una planilla. Te preguntaba tu nombre y a qué hora querías ir a votar. Mi mujer se anotó y la pasó a buscar un auto esta mañana”, detalla un vecino de la zona oeste de Quilmes que esperaba un colectivo en una parada sobre Camino General Manuel Belgrano. “No le dijeron a quién votar -aclara-. Solo la llevaron, la esperaron a que votara y la trajeron de vuelta.”
Ema y Margarita Godoy son hermanas, tienen 74 y 80 años, y usaron los remises de Peralta para volver a su casa luego de votar. Ema estaba enojada y no votó en las PASO. A Margarita, en cambio, le encanta votar y convenció a su hermana para que sí lo hiciera hoy.
Viven en casas aledañas sobre la calle Rawson, en Villa Albertina. Dicen que el barrio está limpio, pero solo por estas semanas. “Es porque hay elecciones”, se queja Ema antes de bajarse del remise, cortesía del municipio de Lomas de Zamora.
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