El sabroso arte del tapeo
La clásica tradición española de ir de tapas también llegó a nuestro país, con restaurantes que ofrecen porciones pequeñas pero riquísimas, aptas para catar de todo un poco y llevarse una idea general del menú
Si tuviste la oportunidad de viajar a España, seguro hayas disfrutado de esta costumbre: salir de tapas, probando distintos platillos en diferentes lugares, todo en una misma noche y acompañado generalmente de buenos tragos. Un plan imperdible y muy sabroso, que por suerte está extendiendo su influencia también a nuestros pagos. Por eso, si aún no conocés la Madre Patria o sí pero querés revivir esta experiencia, Buenos Aires ya tiene muy buenos lugares donde catarla. Y muchos son ideales para los socios de Club. Conocé nuestros recomendados a continuación.
Un poco de historia
Ahora bien, ¿qué son exactamente las tapas? Pequeñas porciones de comida también conocidas como pinchos. La palabra “tapa” en español significa “cubierta”, y se cree que la tradición evolucionó a partir de la práctica de cubrir las copas de vino con rebanadas pequeñas de pan o fetas de jamón en pos de mantener alejados los insectos y la suciedad.
Este concepto viene acompañado de una gran socialización, ya que la gracia de “tapear” es hacerlo entre amigos. Así, los bares sirven en España como un punto de encuentro para reunirse después de las actividades diarias, y el concepto de tapas es tan importante en la cultura local que suele determinar el éxito o no de un bar o restaurante. Además, allí las tapas suelen disfrutarse de pie, junto a la barra y picoteando a lo largo de las distintas porciones. Esto se da porque es común recorrer varios bares en una noche e ir comiendo en cada uno hasta saciar el apetito. Aunque, a la vez, ya es parte inherente de la gastronomía española, y hasta los más grandes restaurantes se pliegan al fenómeno; incluso el chef multipremiado Ferran Adrià las supo incorporar como entradas en sus cartas.
¿Y qué se come, exactamente? Los tipos y variedad de las tapas de España varían un poco de acuerdo a la región en que uno se encuentre. En todos los casos las hay frías y calientes, y algunas de las más típicas son tortilla de papas, ensalada rusa, croquetas de pescado o pollo, rabas, jamón, pulpo con papas y pimentón, papas bravas, sardinas fritas, panceta, chorizo, gazpacho, montaditos (pequeños sándwiches) y paella, entre muchas otras opciones.
Nuestra versión, aunque respeta bastante este menú, tiene sin embargo unas ciertas salvedades. Un poco más calmo, el tapeo argentino no va de bar en bar, sino que elige uno y allí disfruta la tardecita/noche. Y justamente por esto, la cita es sentados y aprovechando al máximo la carta del lugar elegido. Aunque si hay algo en lo que sobre todo coincidimos con España, es en el factor amistad: aquí las tapas también se saborean entre amigos, con buenos brindis y anécdotas de por medio.
1. La Esperanza de los Ascurra
Con una sucursal en Madrid, la propuesta de este restaurante se las ha ingeniado para encontrar su propia impronta de tapeo porteño (por ejemplo, con sus choricitos con chimichurri casero). Entre sus platillos, son especialmente aplaudidos la tortilla, los morrones asados, las berenjenas en escabeche y los boquerones, aunque el gran elogio se lo llevan las gambas apanadas con salsas y los huevos rotos con morcilla. Para el resto de este invierno, su propuesta de disfrutar las tardecitas que se convierten en noche entre amigos combina perfecto con su invitación a tomar unas cañas para acompañar estas delicias.
Qué tomar: la definición de “vermut porteño” bajo su nombre no admite errores; aquí se pide un buen vermut para bajar el tapeo.
2. Tancat San Isidro
Desde hace muchos años, Tancat es uno de los lugares de Buenos Aires donde mejor se respeta la tradición de cocina española. Su tortilla, sus patatas bravas y sus langostinos al ajillo son legendarios, y su local más nuevo, en San Isidro, es sumamente cálido y pintoresco. Además, es uno de esos lugares que logran convocar a todo tipo de público, pues es tan amado por los grupos +50 como por los más jóvenes. Para todos ellos, la carta de tapeo es súper amplia, pero además hay platos más generosos para continuar la noche.
Qué tomar: en este ambiente tan tradicional, nada mejor que sentarse en la barra y pedir una botella o una copa de un buen malbec argentino. Como para terminar de unir países a través de la cocina.
3. Milión
En una casona francesa antigua y para la admiración, Milión no solo inscribe un bar de lo más romántico y canchero, sino también una propuesta de tapas muy digna. En cualquiera de sus salones podés sentarte y pedir croquetas, olivas rellenas y rebozadas, lengua en escabeche, piruletas de merluza con salsa de ostras y stick de lenguado, entre otras opciones. Aquí lo interesante es que podés animarte a variar la compañía y hacer un tapeo en pareja o de cita, ya que el lugar lo amerita.
Qué tomar: acá vale la pena confiar en sus bartenders y entregarte a las creaciones de autor. Por ejemplo, el Amor-Amor, con Absolut de pera, vino torrontés, almíbar, jugo de lima, flores y polen.
4. EleBar
Respetando la premisa del Palermo realmente “Viejo”, este restaurante ha hecho de la mística del almacén de barrio su sello distintivo. Sin embargo, lo combina muy bien con una cocina moderna y fresca, en la que hay lugar, por ejemplo, para un Tapeo Premium, con cazuelas de salchichas con panceta, boconccino con jamón crudo, chicken finger con mousse de palta, rabas a la provenzal, mollejas al limón y verdeo y papas con huevo frito. Tal como en los tiempos de la cocina casera y las compras barriales, cocina cálida y sabores caseros.
Qué tomar: para seguir con la impronta clásica, optá por una cerveza. Bien fresca, se llevará de maravillas con este tapeo extrasalado.
5. Zomma
He aquí un lugar pensado de principio a fin para ofrecer tapas, y especialmente para que te las lleves a tu casa. Con cuidada presentación, su menú varía entre brochettes, bruschettas, combos y pinchos varios, entre los que pueden hallarse delicias como langostinos apanados, trufas de queso azul, atún a la gallega en masa filo, corazón de alcaucil en jamón crudo, champignones rellenos y blinis de caviar, entre muchas otras.
Qué tomar: ya que no tuviste que cocinar, bien podrías preparar unos tragos. Un Garibaldi o Campari con naranja (exprimida, por favor) puede maridar muy bien entre lo cítrico y lo salado.
6. Janio
Un clásico palermitano de la primera hora, que también se permite subirse a esta tendencia. Y es que, dado que uno de sus momentos del día de mayor concurrencia es la tardecita postrabajo, el menú de tapeo le sienta a la perfección. Esta esquina incluye una variedad de quesos y jamones, nachos, guacamole, milanesa de lomo con mostaza de Dijon, pollo en crocante de sésamo, papas fritas y croquetas del día. Una selección para picar entre varios y volver a casa temprano, pero con la felicidad de haber compartido un buen rato entre amigos.
Qué tomar: animate a la frescura de un clásico gin tonic, una apuesta que nunca falla. Acá podés pedirlo con Bombay Sapphire.
7. Mai Mai
En el espíritu siempre relajado y cool del Bajo San Isidro también hay lugar para el tapeo más tradicional. Puede ponerse a prueba en Mai Mai, un rincón ideal para citas, pero también para caer con amigos y pedir varias porciones de su finger food, en el mejor estilo de tapas. Pueden deleitarse con una degustación de pollo crispy rebozado en cereal, papas cuña, nachos con cheddar y salsas varias (un hit la mayonesa de sriracha).
Qué tomar: la onda de Zona Norte bien puede ponerte en modo primavera y que pidas alguna de sus “caipis”, desde la clásica caipirinha hasta la Ruby Red, con Absolut Ruby Red, pomelo rojo y azúcar. Y hay 9 variantes más.
Bonus track
Si nuestra foto de tapa te dejó tentado, te compartimos la receta para lograr unas bruschettas de tomate, albahaca y jamón. Necesitás una baguette, tomate, ajo, jamón crudo, albahaca y aceite de oliva.
Cortá los tomates en cubos y picá la albahaca en trozos grandes. Mezclalos en un bol con aceite de oliva y sal y dejalos macerar por unos 15 minutos. Cortá en rodajas el pan y tostalas. Cortá los ajos por la mitad y refregalos por el pan. Serví la mezcla sobre el pan y por encima doblá una feta de jamón crudo. ¡Listo para servir!
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