El resultado es poco auspicioso para el país
Los resultados del Tercer Estudio Regional Comparativo y Explicativo (Terce), del Laboratorio de la Unesco en 15 países latinoamericanos, no presentan para la Argentina un resultado auspicioso.
Estos exámenes se realizan a alumnos del primario de tercero y sexto grado, y nuestro país se ubica en lo que podría denominarse la "mitad de la tabla" de América latina (tanto en sus resultados como en los puntos de mejora comparados con las otras naciones). El último análisis comparable fue el Serce realizado hace ocho años en 2006 y entre ese año y 2013 (año de la evaluación), la Argentina ha mejorado menos que el promedio de la región. Y éste es un dato que debe despabilarnos y desafiarnos para encarar políticas educativas.
Veamos algunos primeros datos que refleja el Terce: en lectura de tercero y sexto grado, el número promedio de mejora fue de 18,52 puntos en tercer grado y 12,36 en sexto, y la Argentina sólo mejoró algo más de 2 puntos contra más de 30 y 50 puntos de otras naciones vecinas, y también menos que ese promedio fue el resultado en matemáticas de ambos grados: en tercer grado, por ejemplo, Chile mejoró 52 puntos y 63 puntos en sexto grado, y acá 27,9 y 17,2, respectivamente.
Ahora bien, los números de nuestro país en matrícula escolar y en otros indicadores muestran avances que sí son estimulantes y que nos abren una oportunidad para la mejora de nuestra calidad educativa. Ése, precisamente, debe ser el objetivo de estos estudios internacionales (PISA está en esta línea): servir como herramienta para el diseño de políticas públicas que las autoridades de turno deben aplicar como política de Estado (no de un partido).
Las mejoras significativas de países como Ecuador, Perú, Guatemala, República Dominicana y de Chile y Brasil (estos dos países, nos han superado en todos los supuestos de mejora de las evaluaciones comparables) deben ser también un punto de análisis para el diseño de un plan estratégico de educación para los próximos diez años. Ése debe ser el desafío.
El autor es presidente de Educar 2025
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