El Reino Unido avanza con una estricta ley antitabaco que excluirá del cigarrillo a una generación entera: ¿Podría la Argentina imitarlo?
La Cámara de los Comunes aprobó un proyecto para tipificar como delito la venta de productos de tabaco a cualquier persona nacida después del primero de enero de 2009: en nuestro país aumenta el consumo de cigarrillos entre los adolescentes
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¿Se podría implementar un proyecto así en la Argentina? ¿Qué políticas de control de tabaco se consideran más protectoras para el derecho a la salud? ¿Qué medidas son las existentes en nuestro país? Son algunas de varias dudas que surgieron tras la aprobación parcial de una ley en el Reino Unido que busca conseguir su primera generación “libre de humo”.
El Parlamento inglés avanza en la erradicación del consumo de tabaco con esta nueva ley -a la que le falta la ratificación de la Cámara de los Lores- que impide a los menores de quince años comprar cigarrillos desde ahora y por el resto de sus vidas. Si se cumple esta norma, los jóvenes nacidos después del 1° de enero de 2009 estarían libres de la adicción a la nicotina.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), fumar tabaco es la principal causa del cáncer de pulmón y es responsable de más de dos terceras partes de las muertes mundiales por esta enfermedad.
Desde la Fundación Interamericana del Corazón Argentina aseguraron en diálogo con LA NACION que en el país hay aproximadamente 46.000 muertes al año por enfermedades vinculadas al tabaquismo. Los chicos y chicas empiezan a fumar a los 12 y los 15 años. Además, señalaron que en términos económicos, en 2022 la recaudación de impuestos al tabaco solo alcanzó para cubrir el 31% de lo que el Estado gastó en la atención de enfermedades relacionadas al tabaquismo.
Para Mario Bedosti, coordinador del área de incidencia de la fundación, “los países pueden avanzar en las políticas que consideren más protectoras para el derecho a la salud, pero es importante considerar que deben tener en cuenta el contexto nacional específico, la prevalencia de consumo, las medidas existentes, la implementación del Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco (Cmct), y el apoyo a la política”.
Consultado por este medio, el doctor Gustavo Lyons, jefe del Servicio de Cirugía Torácica del Hospital Británico de Buenos Aires, explicó: “A pesar de la promulgación en 2011 de la ley de tabaco en Argentina, conocida como la “Ley Nacional de Control de Tabaco” (Ley N° 26.687), según datos del Ministerio de Salud de la Nación de Argentina, la prevalencia de tabaquismo en el país es del 22,2% entre la población adulta. Esto significa que alrededor de 1 de cada 5 adultos en Argentina fuma tabaco de forma regular. Además, se estima que el tabaquismo es la principal causa de enfermedad y muerte evitable en nuestro país, contribuyendo a un alto número de enfermedades crónicas cardiovasculares, respiratorias, cáncer, y otras afecciones relacionadas”.
En este sentido, Lyons señaló: “La misma problemática existe a nivel mundial, por lo que es interesante observar las estrategias que existen o se están implementando para desalentar de manera más efectiva el consumo de tabaco”.
¿Proscribir es la solución?
Y sobre el proyecto en trámite parlamentario del gobierno británico, que también incluye medidas para acabar con el hábito del vapeo entre los jóvenes, como prohibir la venta de vaporizadores desechables baratos y limitar sus sabores para evitar la adicción a la nicotina, indicó: “Un proyecto similar fue implementado y luego derogado en Nueva Zelanda. La prohibición total corre el riesgo de ser visto como una limitación de las libertades individuales y desigualdad ante la ley, ya que los nacidos antes del 2008 podrán seguir consumiendo tabaco, y ocasionar el efecto contrario al deseado generando un mercado negro paralelo y lucrativo”. E hizo referencia a la ley seca vigente en Estados Unidos entre 1920 y 1933 que logró el efecto contrario al buscado.
Por su parte, el jefe del Servicio de Neumonología del Hospital Universitario Austral y ex presidente de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria, Alejandro Videla, indicó: “El proyecto británico tiene una cosa buena y una cosa mala: la cosa buena es que es una restricción total de consumo de cigarrillos. Es decir, el final del cigarrillo y en eso se parece a Nueva Zelanda. Eso es bastante fuerte y es una cosa muy buena”. Y agregó: “Además, es una cosa paulatina, porque empieza con los nacidos en 2009. Entonces a medida que se vaya extinguiendo la población previa va a ir disminuyendo el consumo hasta desaparecer”.
Por otro lado, Videla señaló que el proyecto no prohíbe los cigarrillos electrónicos: “De esta manera a lo que está jugando Inglaterra es a reemplazar el consumo de cigarrillo convencional por cigarrillo electrónico”.
“Muchos en la comunidad médica, en concreto más que nada los neumonólogos, pensamos que el cigarrillo electrónico no solo no es inocuo, sino que mantiene la adicción a la nicotina. Y que además en muchos casos, en algunas sustancias tóxicas las tienen en concentraciones mayores que el cigarrillo convencional. Entonces no podemos saber a largo plazo qué efecto va a tener”, advirtió el jefe del servicio de Neumonología.
No obstante, y al igual que Lyons, insistió: “A mí me encanta cualquier idea que sea proscribir los cigarrillos. Si no se ha hecho en otros países antes es porque hay que hacerlo de esta forma paulatina, porque si no lo que surge es el mercado negro. También hay que ver qué pasa, si es factible poder lograrlo y que no se cree mercado negro, que no se cree venta a menores no permitida, como pasa en la Argentina, que hay un porcentaje muy alto de chicos que consiguen los cigarrillos de todas maneras”.
Y en este punto especificó: “El 60% de los menores de 18 años consiguen que les vendan cigarrillos en los kioscos: así que no le piden a otra persona que los compre, sino que los compren ellos mismos”.
“Entonces podemos decir que hay cosas buenas porque es muy bueno el esfuerzo de proscribir el cigarrillo, pero por otro lado va a tener dificultades. No es una solución ideal, la solución ideal obviamente va a ser prohibir toda forma de consumo de nicotina”, sostuvo.
Aumenta el consumo de cigarrillos en adolescentes
En la encuesta la Nacional de Factores de Riesgo publicada en Octubre de 2019 por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) y la secretaría de Gobierno de Salud de la Nación se informó que la prevalencia de consumo de tabaco disminuyó de un 29,7% al 22,2% en el periodo de 2005 a 2018 cuando se sancionó en la Argentina la Ley Nacional de Control de Tabaco en 2011.
Sin embargo, Videla indicó: “Los niveles de tabaquismo en los adolescentes entre 13 y 15 años, entre 15 y 18 años siguen siendo altos y aproximadamente un 24% de los adolescentes entre 13 y 18 han probado cigarrillos el año pasado, o sea que hay una frecuencia de contacto y de experimentación alta con los cigarrillos. Esto sabemos que lleva a consumo”.
“En Argentina el desafío son los jóvenes, debemos evitar que los chicos empiecen a fumar y además en este momento también una de las formas preferidas de consumo de los adolescentes es el cigarrillo electrónico y los cigarrillos saborizados, por eso las restricciones, sería deseable, que aunque ya está prohibido el cigarrillo electrónico totalmente, los cigarrillos saborizados deberían estén restringidos, pero en nuestro país todavía no lo están”, planteó.
Sobre la Ley Nacional de Control de Tabaco, Bedosti explicó que incorpora varias de las directrices emanadas del Convenio Marco para el Control del Tabaco, que fue adoptado por unanimidad por la 56ª Asamblea Mundial de la Salud en mayo del 2003. Y según informa la página oficial del Estado argentino, el Convenio entró en vigor el 27 de febrero del 2005. A abril de 2021, 182 países son Estados Partes en el Convenio siendo uno de los pactos de mayor aceptación en la historia de la Organización de las Naciones Unidas. También se trata del primer tratado mundial de salud pública bajo los auspicios de la OMS.
“Sin dudas colaboró con el proceso de descenso de la prevalencia del consumo. Sin embargo, tomando el último dato disponible, el hecho de que en Argentina todavía consume tabaco un 22% de la población adulta da la pauta de que todavía queda un largo camino por recorrer”, señaló Bedosti.
Y contó que desde que la Argentina firmó el Cmct en 2003, se realizaron distintos intentos de que el Congreso avance en su ratificación. “Desde el Poder Ejecutivo y Diputados se presentaron diversos proyectos de ley con ese objeto, pero ninguno prosperó”, lamentó el coordinador del área de incidencia de la FIC.
En esta línea, explicó: “En mayo de 2023 el Poder Ejecutivo envió un proyecto para la ratificación de este Convenio al Congreso, el cual tuvo giro a las comisiones de ‘Relaciones Exteriores y Culto’, como cabecera, y ‘Acción Social y Salud Pública’. Lamentablemente, la primera Comisión no avanzó en su tratamiento, por lo que el Expediente sigue a la espera”.
Por su parte, Videla consideró también que la mejor iniciativa legislativa que se puede tomar en nuestro país es la firma de este convenio: “El convenio de marco es un estándar internacional de legislación en contra del tabaco, es el único tratado de salud pública internacional que hay y que te da como un margen, una especie de marco de calidad legislativa flexible y adaptable a los tiempos”.
“Supera la posibilidad de una ley nacional porque de alguna forma tira para arriba de toda la legislación y te obliga a que se mantenga actualizada y que funcione bien porque a pesar de que la Argentina haya firmado el convenio, no lo ratificó y 95% de la población del mundo vive bajo países donde han ratificado el convenio marco, así que sería la mejor iniciativa que hay”, consideró.
Desde la fundación destacaron: “Llamamos la atención sobre el hecho de que este proyecto aún tiene estado parlamentario, por lo que desde la Sociedad Civil seguiremos trabajando articuladamente para promover su tratamiento y aprobación”.
Políticas prioritarias para implementar
Las fuentes consultadas por este medio coincidieron en que en la Argentina aún quedan muchas acciones a nivel público para mejorar.
Sobre esto, Lyons hizo hincapié en mejorar la prevención primaria y secundaria de cáncer de pulmón: mejorando la legislación vigente e incorporando impuestos más altos sobre el tabaco a nivel de las tasas europeas para desalentar su consumo.
Además, insistió en desalentar la práctica de vapeo. Utilizando los recursos de los impuestos al tabaco en programas oficiales de cese de tabaquismo y vapeo. También consideró el desarrollo de estrategias provinciales y nacionales coordinadas de implementación de programas de prevención de cáncer de pulmón.
Por su parte, la fundación consideró también importante actualizar la ley nacimiento del control de tabaco como las regulaciones provinciales, para establecer una prohibición completa y sin excepción alguna de publicidad, promoción y patrocinio de productos de tabaco y nicotina.
“También es necesario avanzar con una reforma de los impuestos al tabaco que incluya una perspectiva de salud pública, teniendo como principal objetivo disminuir la asequibilidad de estos productos. Actualmente este tema está circulando en los medios de comunicación dado que la ley Bases, incluiría un capítulo destinado a estos impuestos. Ese debate no incluye una perspectiva de salud pública, y las noticias hablan exclusivamente sobre las posibilidades de que el capítulo sea incluido o no en base a los beneficios que pudiera otorgar a las pequeñas, medianas o grandes tabacaleras”, advirtieron desde la FIC.
Y denunciaron: “En estos días, en el marco de la discusión de una nueva versión de la ‘Ley bases’, estamos viendo un fuerte lobby de la industria tabacalera para imponer sus intereses comerciales por sobre la salud de nuestra población. Es por eso que hacemos un llamamiento a las autoridades a priorizar los derechos de los y las argentinos, escuchar las voces de la sociedad civil libre de conflicto de interés y a impulsar las regulaciones que hacen falta en nuestro país para reforzar la lucha contra la epidemia de consumo de estos productos. Cualquier discusión sobre modificaciones a los impuestos a los productos de tabaco y nicotina requiere un intercambio abierto, transparente y plural, que aloje las voces de la comunidad médica y la sociedad civil y que priorice la evidencia científica libre de conflicto de interés por sobre los intereses comerciales”.
Por último destacaron que por la condición federal de nuestro país “las provincias pueden avanzar en sus propias legislaciones para incorporar regulaciones para el control del consumo del tabaco. Todas las provincias y la CABA cuentan con alguna norma local en este sentido, con excepción de Jujuy, que no ha dictado ninguna”.
“Entre estos procesos, cabe mencionar el caso de Córdoba (2018), La Pampa (2021) y Tierra del Fuego (2018), que en sus respectivas leyes incorporaron la prohibición de exhibición de productos de tabaco y nicotina en los puntos de venta, una estrategia muy extendida y efectiva de marketing de las empresas de tabaco, para promover la compra de estos productos entre quienes ingresan a estos comercios”, ejemplificaron.
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