El recuerdo de la primera peregrinación
Pionero: las caminatas a Luján nacieron en 1975 con el impulso del padre Rafael Tello; Oscar Mónaco, que sigue participando de estas multitudinarias movilizaciones, recuerda cómo fue el debut.
La peregrinación a la ciudad de Luján en octubre de cada año es una página del calendario religioso que comenzó a escribirse hace un cuarto de siglo.
El padre Rafael Tello, hombre resuelto y tenaz que hoy tiene 82 años, tuvo la intuición, en 1975, de que una marcha religiosa a la ciudad de la Virgen desataría el afán religioso de miles de chicos. Y no se equivocó.
Decidido a concretar su intuición, Tello convocó a un grupo de catequistas recién salidos de la adolescencia -y con el idealismo aún intacto- para hacer de ellos los promotores de la peregrinación. Debían recorrer iglesias y escuelas, puerta por puerta, hasta extender el anuncio de la marcha por toda la ciudad.
Nacido en La Plata, el padre Tello llegó al mundo el 7 de agosto de 1917, día de San Cayetano, y fue el artífice de una de las manifestaciones populares más significativas de la Argentina, junto con la tradicional procesión que todos los años reúne a millares de personas en su santuario el patrono del pan y del trabajo.
"Al principio había una gran desconfianza. Ir a pie a Luján sonaba a cosa de viejos o de gente supersticiosa. Parecía que una peregrinación no pegaba con la juventud. Pero el cura dijo: Si la Virgen lo quiere, esto tendrá éxito", señaló a La Nacion Oscar Mónaco, un peregrino de la primera hora, hoy director del colegio San Cosme y San Damián.
El pelotón inaugural
Mónaco tenía 19 años cuando integró el pelotón inaugural de la caminata, el 25 de octubre de 1975. Se dejó llevar sin resistencia por el discurso del padre Tello, como lo hicieron los 50 mil chicos y chicas que también fueron de la partida.
A la hora de la siesta de aquel sábado de primavera, el barrio de Liniers desbordaba de juventud. Los primeros caminantes salieron de San Cayetano a las dos de la tarde, avanzaron con fuerza decreciente los 70 kilómetros que los separaban de Luján y llegaron a destino a las nueve de la mañana del día siguiente. Diecinueve horas de festejo itinerante.
"La marcha era más lenta que ahora. Los últimos años están saliendo a la una de la tarde y llegan a las seis de la mañana. No es que los chicos tengan mejor estado físico que antes, sino que la sociedad está más acelerada, y eso se nota en la peregrinación", dijo Rubén Mercali, otro pionero de la ruta religiosa, que a los 42 años dirige el colegio Santa Clara, de Flores.
Luego de participar tantos años como peregrinos, Mercali y Mónaco colaboran actualmente en la organización de la marcha juvenil. Aunque ahora van en camioneta.