El ranking de las mejores universidades de Estados Unidos, según The Wall Street Journal
El diario estadounidense elaboró un nuevo listado que pone mayor énfasis en cuánto esa institución mejora las chances de que los alumnos se reciban a tiempo y cuánto mejor será su sueldo por haberse recibido allí
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NUEVA YORK.– En nuestro nuevo ranking de las mejores universidades norteamericanas, Princeton se queda con todos los honores.
¿Qué hace que una universidad como Princeton sea tan buena?
Por supuesto que están las instalaciones y el cuerpo docente, el trabajo de curso y la camaradería, las habilidades, las experiencias y los conocimientos que los alumnos reciben para encarar su vida y sus carreras. Pero además de todo eso, nuestro ranking pone aún mayor énfasis en dos cuestiones prácticas y fáciles de medir cuando se evalúa cada universidad: ¿En qué medida esa universidad mejora las chances de recibirse a tiempo? y ¿Cuánto mejor será su sueldo por haberse recibido en esa universidad?
Y en nuestro nuevo ranking 2024 de las mejores universidades norteamericanas, Princeton obtuvo los mejores resultados tanto en salarios de sus graduados como en tasas de graduación. En la amplia encuesta realizada para la elaboración de este ranking, los estudiantes y recientes graduados de Princeton también elogian particularmente las instalaciones de la universidad.
Tampoco es una sorpresa. Princeton ocupa los primeros puestos en la lista de mejores universidades desde hace mucho tiempo. Pero como el énfasis de este sondeo apunta al valor agregado que una universidad le aporta a sus alumnos, el ranking también revela que hay otras instituciones académicas que sin tener la reputación ni los recursos de Princeton, igual le suman mucho a sus estudiantes y graduados.
Las dos mejores universidades públicas de Estados Unidos resultaron ser la Universidad de Florida y el Instituto Tecnológico de New Jersey, y ambas se cuentan entre las 20 mejores del total, ocupando el 15° y 19° lugar respectivamente. La universidad Babson, la de Lehigh y el Instituto de tecnología Rose-Hulman ocupan los puestos 10, 14, y 17.
Pero a algunas universidades de histórica reputación no les va tan bien cuando se evalúa el futuro de sus graduados desde la nueva metodología de este ranking. La Universidad de Brown y la Universidad Johns Hopkins, que en 2022 estaban entre nuestras 10 mejores, en este análisis tuvieron un desempeño muy flojo, ocupando el 67° y 99° lugar respectivamente.
Según nuestras estimaciones, a los graduados de Princeton les alcanza con menos de un año de ese plus salarial asociado a su título para pagar el costo total de la cursada, debido a sus altos ingresos y a una matrícula neta relativamente baja. Además, Princeton también tiene la tasa de graduación más alta de todas las escuelas del ranking.
Princeton encabeza un “top 5″ lleno de famosos: lo siguen, en orden, el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), la Universidad de Yale, la Universidad de Stanford y la Universidad de Columbia.
John Raulston Graham, a punto de recibirse de arquitecto, dice que Princeton trabaja mucho para conectar a sus alumnos con su red de graduados, y a eso adjudica las excelentes perspectivas profesionales cuando se reciben. “Hay un verdadero sentido de pertenencia entre los que fueron a Princeton”, dice Graham.
Además, el aspecto curricular es muy flexible, y con pocos requisitos, lo que permite a los alumnos explorar un amplio rango de intereses académicos. Las clases, sin embargo, “son extremadamente rigurosas”, apunta Vincent Nguyen, estudiante de primer año de matemática, aunque también interesado en las ciencias políticas.
Experiencia práctica
Cerca de ese podio hay otros nombres conocidos, como la Universidad de Pensilvania en el puesto 7, una de las cinco escuelas de la así llamada Ivy League que figura entre las 10 mejores del total. Pero atención: Pensilvania superó a Princeton como la universidad con mayor impacto en los salarios de los graduados.
Babson College ocupa el puesto 10 y apunta a preparar a sus estudiantes para el éxito en el mundo empresarial. De hecho, tiene cursos de negocios integrados en su plan de estudios básico, y el énfasis general está puesto en el espíritu empresarial. Todos estudiantes de primer año cursan una materia llamada Fundamentos de Gestión y Emprendimientos, donde lanzan y dirigen un negocio con sus compañeros de clase. Para Kaitlyn Pristawa, estudiante de segundo año, la posibilidad de esa experiencia hizo que eligiera esa universidad entre otras que consideró.
“Estás dirigiendo una empresa real. De hecho, la gente paga por tus productos o servicios”, dice Pristawa. “Ahí aprendés todos los aspectos de los negocios y eso te prepara para el futuro.”
Varias pequeñas universidades de humanidades, como el Amherst College, el Claremont McKenna College y el Swarthmore College, también obtuvieron buenos resultados en la clasificación. Esas escuelas, que tiene menos de 2000 estudiantes, ocuparon el octavo, noveno y undécimo lugar, respectivamente.
Un enfoque diferente
Algunas metodologías de clasificación tienden a dividir a las universidades por lo que tienen y lo que no, porque solo evalúan los recursos de los que disponen. Trabajando con científicos de datos de Statista, la nueva clasificación de The Wall Street Journal utiliza los datos disponibles más recientes para evaluarlas con mayor paridad, comparando los resultados que los graduados de una institución con los resultados que probablemente habrían obtenido de haber ido a cualquier otra universidad.
En efecto, este enfoque no solo recompensa a las universidades por su desempeño bruto según las métricas tradicionales, sino también por cómo cada escuela mejora las chances profesionales de sus estudiantes. Como resultado, la clasificación de este año sacó a la luz algunas perlas ocultas.
Entre ellas se encuentran la Universidad de La Verne y la Universidad Internacional de Florida. La alta tasa de graduación de La Verne, que representa la probabilidad de que sus estudiantes se gradúen de cualquier escuela, contribuyó para que esta pequeña universidad del sur de California ocupe el puesto 33 en el ranking general.
“Sentía que los profesores realmente podían concentrarse en cada uno de sus sus alumnos”, dice Catalina Valera, que se recibió en La Verne este año y es la primera graduada universitaria de su familia. “Me ayudaron a conseguir entrevistas de trabajo y tenía un asesor que me enviaba oportunidades de las pasantías que eran de mi interés”.
La Verne también organiza talleres de elaboración de currículums, educación financiera y vida de posgrado, señala Valera, cuyo objetivo es trabajar en el Gobierno y hace poco realizó una pasantía con la senadora del estado de California, Rosilicie Ochoa Bogh. “Me han abierto muchas puertas y nunca escuché que los profesores de mis amigos de otras universidades hicieran lo mismo. Mi brindaron experiencia práctica”.
La Universidad Internacional de Florida (FIU) se ajusta al mismo molde: casi la mitad de los estudiantes de la FIU reciben Becas Pell, y los salarios relativamente altos que ganan sus graduados reflejan que la escuela sabe encaminar a los estudiantes hacia trabajos bien pagos.
“En la FIU realmente aplicamos lo que aprendemos en clase a tareas concretas y a establecer contactos reales”, dice Madeline Barnett, una estudiante que se graduará en diciembre y que atribuye a esas experiencias inmersivas el sentirse preparada para la vida después de recibirse. “Básicamente, ya estamos todos trabajando en lo nuestro en el mundo real.”
La rectora de FIU, Elizabeth Béjar, enfatiza que en los últimos años la universidad viene trabajando estrechamente con las empresas para asegurarse de que las habilidades más buscadas los empleadores sean las que enseña el plan de estudios de la FIU y los programas de “microcredencialización” ofrecidos a estudiantes y exalumnos, que se centran en habilidades y competencias profesionales.
“Realmente queremos que la FIU sea un laboratorio de carreras”, dice Béjar. Cada una de las facultades de la FIU tiene consejos asesores de cada rubro de la industria.
También obtuvieron buenos resultados otras universidades fuertemente enfocadas en las ciencias duras o los negocios, como el Instituto Tecnológico Rose-Hulman, el Instituto Tecnológico de Nueva Jersey y el Instituto Tecnológico de Illinois, clasificado en el puesto 23.
Otro tipo de sorpresa
La contracara de estas universidades que en la lista de este año se ubican a la cima son las universidades terminaron muy por debajo de los puestos que tradicionalmente ocupaban.
De las exclusivas instituciones que integran la así llamada la Ivy League, la Universidad de Brown es la que se ubica más abajo, en el puesto 67, a pesar de una reputación que podría sugerir un puesto más alto. La clasificación general de Brown se vio especialmente afectada por cifras salariales relativamente bajas considerando el perfil de sus graduados.
Brown recibió muchas respuestas positivas cuando a sus estudiantes se les preguntó si le recomendarían la universidad a un amigo o volverían a elegirla ellos mismos. Pero los estudiantes fueron menos positivos cuando se les preguntó específicamente sobre las oportunidades de aprendizaje.
La Universidad Johns Hopkins en el puesto 99, la Universidad de Nueva York en el 166 y la Universidad de Tufts en el 287 también se ubican por debajo de lo que su reputación y clasificaciones anteriores parecieran anticipar.
Un portavoz de la Universidad de Nueva York (NYU) dijo que esta clasificación presenta una “imagen incompleta y engañosa” que no tiene en cuenta la reciente mejora de los paquetes de ayuda financiera de la escuela. “Para empezar, clasificar las universidades es un ejercicio bastante dudoso, pero es particularmente inútil comparar los resultados de un año con los del siguiente cuando ha habido un cambio importante en la metodología de clasificación”, afirmó el vocero de la NYU.
La respuesta de los estudiantes
Más allá de los resultados de la medición, la clasificación de la nueva encuesta también tiene en cuenta las experiencias de los estudiantes, con entrevistas a más de 60.000 estudiantes y recientes graduados. La encuesta evaluó una amplia gama de aspectos de la vida estudiantil, incluida la percepción de los alumnos sobre las oportunidades de aprendizaje, la preparación profesional, los comedores y las instalaciones deportivas, y sus ideas sobre la diversidad.
Al igual que con cualquier clasificación universitaria, lo que más valora la nueva metodología puede no ser lo que más valora un ingresante en particular. A la hora de elegir dónde invertir el dinero para su educación universitaria, hay muchos factores que influyen en la decisión que no se pueden reducir a datos analizables a gran escala: entre esos otros factores no mensurables están los valores que sostiene cada escuela, el sentido de pertenencia que los estudiantes tienen al caminar por su campus, y la distancia geográfica de los alumnos con sus familiares y amigos.
Esta clasificación considera a las universidades como un trampolín para la carrera profesional y la vida después de recibirse, y las analiza a través de esa lente. Pero como ocurre con cualquier decisión importante, la mejor universidad de esta lista puede no ser la mejor para todos.
“Cada estudiante, cada graduado, tiene una experiencia universitaria diferente”, dice Barnett, el estudiante de FIU. “Hay muchas cosas que los chicos experimentan en la universidad que no pueden reducirse a una medición o a un dato estadístico.”
El top ten del ranking
- Princeton University (New Jersey)
- Massachusetts Institute of Technology (Massachusetts)
- Yale University (Connecticut)
- Stanford University (California)
- Columbia University (Nueva York)
- Harvard University (Massachusetts)
- University of Pensilvania (Pensilvania)
- Amherst College (Massachusetts)
- Claremont McKenna College (California)
- Babson College (Massachusetts)
Por Kevin McAllister y Tom Corrigan
(Traducción de Jaime Arrambide)
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