El problema de difícil resolución por el que son cada vez más presionadas las redes sociales
En Estados Unidos, se les demanda a las empresas que hagan algo con respecto al material que aparece en sus servicios y que puede contribuir a desarrollar trastornos alimentarios
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NUEVA YORK (The New York Times).— Una estrella de YouTube, de 27 años, hostigada por sus millones de seguidores que se preocupan por su salud. Una creadora de TikTok, de 19 años, que hace publicaciones sobre la delgadez. Las comunidades de adolescentes que proliferan en internet y usan apodos astutos y censuran sus conversaciones para evitar ser detectadas.
Todas esas situaciones representan un problema casi irresoluble para las empresas de redes sociales que están siendo presionadas para hacer algo con respecto al material que aparece en sus servicios y que, en opinión de muchas personas, es perjudicial, sobre todo para los adolescentes.
Estas preocupaciones se pusieron de manifiesto en las últimas semanas en un par de audiencias ante un subcomité del Senado. La primera, con una ejecutiva de Facebook que defendía a su compañía y la segunda, con una exempleada de Facebook convertida en denunciante que argumentó que los productos de su antiguo empleador podían provocar que algunos jóvenes padecieran trastornos alimentarios.
En parte, las audiencias fueron convocadas por un artículo de The Wall Street Journal que detallaba cómo las investigaciones internas de Facebook mostraban que Instagram, una empresa de Facebook, puede empeorar los problemas que algunos jóvenes tienen con su imagen corporal.
“La explotación por parte de las grandes empresas tecnológicas de estos potentes algoritmos y características de diseño es imprudente y desatenta, y debe cambiar”, dijo en un comunicado Richard Blumenthal, senador demócrata por Connecticut y presidente de la subcomisión. “Se aprovechan de las inseguridades de los niños, incluidos los trastornos alimentarios, simplemente para ganar más dinero”.
Pero lo que se puede hacer exactamente con ese contenido —y por qué la gente lo crea en primer lugar— puede desafiar las respuestas fáciles. Si los creadores dicen que no pretenden darle glamour a los trastornos alimentarios, ¿deben tomarse sus afirmaciones al pie de la letra? ¿O las empresas deberían escuchar a los usuarios que se quejan de ellas?
“Las redes sociales en general no causan un trastorno alimentario. Sin embargo, sí pueden contribuir a un trastorno alimentario”, dijo Chelsea Kronengold, vocera de la Asociación Nacional de Trastornos Alimentarios. “Hay ciertas publicaciones y cierto contenido que puede generar problemas en una persona, pero en otras no. Desde la perspectiva de las redes sociales, ¿cómo moderás esa área gris de los contenidos?”.
La asociación aconseja a las compañías de redes sociales quitar el contenido que promueva de manera explícita los trastornos y ofrecer ayuda a los usuarios que la requieran.
Pero los jóvenes han formado comunidades en línea en las que hablan de trastornos alimentarios e intercambian consejos sobre las mejores maneras de perder peso y verse delgados. Con etiquetas y abreviaturas ingeniosas para que los filtros no los detecten, comparten publicaciones de modelos demacradas en Twitter como inspiración, crean videos de YouTube en los que compilan dietas bajas en calorías y forman grupos de chat en Discord y Snapchat para compartir cuánto pesan y animar a otros para que ayunen.
Se ha acusado a las personalidades influyentes en los campos de la moda, belleza y ejercicio de promover los trastornos alimentarios. Los expertos afirman que particularmente el ámbito del fitness puede servir de conducto para atraer a los jóvenes a comunidades extremas de trastornos alimentarios en línea.
Localizar contenidos
YouTube, Snapchat, TikTok y Twitter tienen políticas que prohíben contenidos que fomenten los trastornos alimentarios. Pero las compañías deberían mejorar sus algoritmos para localizar esos contenidos, opinó Kronengold.
“Se convierte en un problema, sobre todo cuando la gente ve contenido que la puede afectar o que no quiere ver”, añadió.
Como muchas otras creadoras populares de YouTube,
Cooney, de 27 años, hace videos en los que comparte sus artículos de moda y maquillaje favoritos con sus más de dos millones de seguidores. Pero desde hace años, sus espectadores no se enfocan en los temas de los videos de Cooney. Más bien, inundan la sección de comentarios con preocupaciones sobre su salud.
Aunque, en una entrevista con otros creadores de YouTube en 2019, Cooney admitió que lucha contra un desorden alimentario, rara vez menciona las preocupaciones de su audiencia. Mientras algunos espectadores acuden a su perfil en las redes sociales de YouTube, Twitter, Instagram y el servicio de transmisión en directo Twitch para rogarle que busque tratamiento, otros la han acusado de utilizar su plataforma para promover los trastornos alimentarios entre los jóvenes.
Dicen que sus videos son ejemplos de lo que en inglés llaman body checking, que es el comportamiento habitual de inspeccionar la apariencia del propio cuerpo, lo cual está asociado con los trastornos alimentarios. Más de 53.000 personas firmaron una petición en enero pidiéndoles a las compañías de redes sociales que retiraran sus contenidos.
“Yo más bien siento que todos tenemos el derecho de hacer videos y publicar fotos de nosotros mismos”, expresó Cooney en un video de agosto. “Conmigo, la gente siempre va a tratar de convertir eso en algo malo”. La creadora de contenido no respondió a las solicitudes de comentarios que le hizo The New York Times. YouTube dijo que el trabajo de Cooney no violaba sus reglas.
“Nos esforzamos por lograr un equilibrio entre la eliminación de videos perjudiciales sobre trastornos alimentarios y la concesión de un espacio para que los creadores y los espectadores hablen de sus experiencias personales, busquen ayuda y sensibilicen a los demás”, declaró Elena Hernández, portavoz de YouTube. “Hemos reducido la difusión de contenidos dudosos sobre trastornos alimentarios que rozan el límite de violación de nuestras políticas pero que no llegan a cruzar la línea”.
YouTube no impide que los usuarios busquen contenido sobre trastornos alimentarios, pero sí incluye una línea telefónica de asistencia a personas con trastornos alimentarios en la parte superior de sus resultados de búsqueda cuando se identifican algunos términos comunes relacionados con el tema.
La empresa incluye uno de los videos de moda de Cooney entre los primeros resultados de búsqueda de “thinspo”, un término común que se refiere a la “inspiración de la delgadez”, junto con compilaciones de videos que aparecieron originalmente en TikTok.
YouTube permite que Cooney gane dinero con sus videos. Los anuncios de empresas de alimentos saludables como Sweetgreen, Imperfect Foods y HelloFresh aparecen a menudo en su contenido, a pesar de que Cooney habla principalmente de maquillaje y moda en vez de dietas o alimentos.
Cómo perder peso
Mishel Levina, una estudiante universitaria en Israel de 19 años con 21.000 seguidores en TikTok, invita a su público a “bloquear si eres sensible”. En sus videos presume su cintura y abdomen, reproduce fragmentos de canciones sobre la delgadez e incluye textos sobre cómo perder peso.
Levina reconoció que algunos de sus comportamientos eran poco saludables, pero dijo que solo estaba compartiendo su vida y no estaba instando a otras personas para que se priven de la comida.
“Se me está acusando de promover malos hábitos alimentarios, no los estoy promoviendo”, comentó en una entrevista. “Solo estoy bromeando con ellos, todo es una broma. Así son las redes sociales. No te obligo a verlo. Estoy compartiendo información. Es tu decisión verla y hacerle caso o simplemente ignorarla”.
El año pasado, TikTok empezó a tomar medidas estrictas contra los contenidos que fomentan de manera explícita los trastornos alimentarios y a bloquear algunas etiquetas que promueven la alimentación desequilibrada. Pero ha permitido que los creadores sigan compartiendo videos en los que se habla de la recuperación o se hacen bromas sutiles sobre los trastornos alimentarios.
A pesar de los esfuerzos por ocultar los contenidos nocivos, siguen existiendo algunos videos que promueven los trastornos alimentarios. Algunas etiquetas relacionadas con el tema tienen más de 70 millones de visitas. Pero la búsqueda de frases como “anorexia” hace que la aplicación ofrezca un número de teléfono de la Asociación Nacional de Trastornos Alimentarios en lugar de cualquier video.
TikTok dice que también intenta diferenciar los videos de personas que comparten sus experiencias personales de los contenidos más dañinos que promueven comportamientos poco saludables.
“Nuestro objetivo es fomentar un entorno solidario para las personas que comparten su viaje de recuperación en TikTok y, al mismo tiempo, salvaguardar a nuestra comunidad eliminando los contenidos que normalizan o glorifican los trastornos alimentarios”, dijo en un comunicado Tara Wadhwa, directora de política estadounidense de TikTok.
Sin embargo, muchas tendencias populares de TikTok que no promueven por sí mismas los trastornos alimentarios, de todos modos, enfatizan los cuerpos delgados, abogando tácitamente por la delgadez como un ideal.
“Es irónico, pero mi primera tendencia es algo que me hace sentir terrible”, dijo McKenzie Ellis, de 26 años, cuya música apareció en una tendencia reciente de “hip walking” (caminar con las caderas) en la que los creadores filmaban primeros planos de su cintura al caminar.
En Twitter, los creadores suelen compartir consejos sobre dietas de impacto y fomentan la alimentación desequilibrada, y de esta manera, algunos acumulan decenas de miles de seguidores. Los algoritmos de Twitter sugieren por defecto cuentas y temas relacionados para que los usuarios los sigan, basándose en las cuentas que ven. Cuando un usuario ve cuentas que promueven los trastornos alimentarios, Twitter le recomienda temas como “modelos de moda”, “aplicaciones y rastreadores de fitness”, “alimentación consciente” y “videos de ejercicios”.
Twitter declaró que sus políticas prohíben los contenidos que promueven los trastornos alimentarios o que proporcionan instrucciones o estrategias para mantenerlos, y que la empresa depende primordialmente de que los usuarios denuncien los contenidos infractores. Un portavoz dijo que sus recomendaciones de temas difieren según la cuenta.
“Si bien eliminamos el contenido que viola nuestras políticas sobre el suicidio y la autolesión, también permitimos que la gente comparta sus luchas o busque ayuda”, dijo el representante.
Chat privados
En Snapchat, los usuarios a menudo forman grupos de chat privados dedicados a animarse para practicar algún trastorno alimentario. Algunos chats se centran en proporcionar retroalimentación negativa, es decir, intimidar a los participantes por no cumplir con sus objetivos de dieta. Otros proporcionan comentarios positivos.
Tras una consulta de The New York Times, Snapchat dijo que prohibiría el uso de términos relacionados con estos chats en los nombres de los usuarios, los nombres de los chats de grupo y las búsquedas. La compañía ya ha bloqueado una serie de términos comunes asociados con los trastornos alimentarios y ofrece sugerencias de recursos, según afirmó una portavoz.
Levina, que tiene su cuenta en TikTok, dijo que no creía necesario moderar su contenido para evitar influir en los jóvenes para que inicien comportamientos poco saludables. En cambio, afirma que los adolescentes son lo suficientemente mayores como “para entender la información que se les da y decidir qué hacer”.
Pero Khadijah Booth Watkins, directora asociada del Centro Clay para Mentes Jóvenes y Saludables del Hospital General de Massachusetts, dijo que los jóvenes son especialmente impresionables, por lo que los creadores de contenidos deben tener en cuenta que podrían estar influyendo en los adolescentes para que tomen decisiones peligrosas para su salud.
“Tener la conciencia de que te siguen y de que la gente te escucha y busca tu orientación conlleva cierto nivel de responsabilidad”, dijo Booth Watkins. “La información confiable y válida sobre la pérdida de peso, sobre todo en las redes sociales, solo debe ser realizada por nutricionistas calificados y con autorización para ejercer”.
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