El preocupante pronóstico de una experta sobre el futuro de los jóvenes en la Argentina y la solución que propone
Lo advierte en un informe la investigadora Cecilia Barni, del Instituto de Ciencias para la Familia de la Universidad Austral
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En el contexto del día del estudiante, Cecilia Barni, investigadora del Instituto de Ciencias para la Familia de la Universidad Austral, realizó un informe donde concluye que la situación de los estudiantes argentinos de cara a su propio proyecto de vida está “cada vez más comprometida”.
Según Barni, licenciada en Educación por la Universidad Nacional de Quilmes y doctora en Psicopedagogía por la Universidad Católica Argentina, el proyecto de vida es la razón que impulsa a lograr lo que cada persona se propone. Es decir, lograr ser auténtico y tener una personalidad libre y floreciente.
Para alcanzar este proyecto de vida, la autora del libro El sentido de la educación integral. Proyecto de vida, sostiene que la educación integral es fundamental porque está centrada en la persona. Pero, ¿a qué se refiere con educación integral? “Es aquella en la que las dimensiones afectivas, intelectuales, físicas, sociales y trascendentes son visualizadas permanentemente en función del desarrollo de un proyecto de vida autónomo, libre, responsable y para toda la vida”, explicó.
Sin embargo, tras analizar varios estudios, la autora muestra una gran preocupación porque “muchas veces, las generaciones jóvenes manifiestan una falta de proyección a futuro”.
“La falta del conocimiento de la misión de vida o el objetivo de vida se visualiza en no poder proyectarse al futuro, no solo a una carrera universitaria sino también al trabajo y a la familia”, dijo Berni, en diálogo con LA NACIÓN.
Y destacó: “Expertos en orientación vocacional, afirman que muchos adolescentes no tienen las condiciones para poder realizar el proceso de discernimiento y elección porque les falta algo anterior: no pueden desear o interesarse a partir de su desconexión emocional”.
¿En qué basa su preocupación? En su informe, la autora expone distintos estudios de pruebas estandarizadas que muestran los resultados del desempeño de los alumnos de la Argentina en la etapa de secundaria, que mide en gran parte cómo se preparan los estudiantes para la Universidad.
Uno de ellos es el informe de Argentinos por la Educación de agosto de 2023, también publicado por LA NACIÓN, en donde se muestra que a nivel país disminuyó la cantidad de estudiantes que llegan al final de la secundaria en tiempo y forma. Apenas 13 de cada 100 estudiantes (13%), a nivel nacional, que empezaron la escuela primaria en 2011 lograron finalizar la secundaria en el tiempo esperado, es decir, en 2022, con un nivel al menos satisfactorio en lengua y matemática. En un reporte anterior, que analizó el período comprendido entre 2009 y 2020, el número era del 16%. De esta manera, se demostró que cada vez son menos los chicos que logran ambos objetivos.
En este sentido, otros indicadores que utilizó la autora fueron los informes de graduación de la educación superior en Argentina. Allí mostró los resultados del estudio Reducida graduación universitaria, del Centro de Estudios de la Educación Argentina (CEA) de la Universidad de Belgrano en el que se expone que en nuestro país hay 557 estudiantes por cada 10.000 habitantes, mientras que en Brasil son 408 y en Chile, 355. Sin embargo, al observar los niveles de graduación: la Argentina tiene apenas 31 graduados cada 10.000 habitantes, mientras que Brasil presenta 61 y Chile, 55.
En este sentido, Barni, aclaró: “No se puede afirmar que la falta de proyección sea medida por las diferentes pruebas estandarizadas, pero, sin dudas, son un indicador de que muchos niños, niñas, adolescentes y jóvenes no logren alcanzar sus objetivos o metas propuestas”.
“La relación entre la educación integral y el proyecto de vida muestra la importancia de la temática para colaborar en que las nuevas generaciones sean capaces de proyectarse como también para la prevención del desarrollo de conductas dañinas que las afectan, pero que también afectan a toda la sociedad”, destacó la investigadora.
Y detalló: “Estas conductas dañinas que se manifiestan en las nuevas generaciones pueden resultar en personas que no se responsabilizan de sus vidas, que evitan la toma de decisiones, por no poder asumirlas o por evitar la ‘consecuencia lógica’, responsabilizar a los demás por no tener la perseverancia para alcanzar sus metas”.
Educación integral y familia
La educación integral es aquella que no solo se concentra en la “transmisión de contenidos conceptuales” sino que se puede lograr a partir de la formación de educadores que puedan ser “líderes del proceso educativo”: personas que puedan guiar a cada estudiante en el aprendizaje integral para que puedan desarrollar capacidades cognitivas (pensamiento reflexivo, comprensión), socioemocionales (comprender y regular sus emociones, empatía) y espirituales (agradecimiento, trascendencia).
Así lo define Barni: “Es importante porque es la que colabora en el desarrollo capacidades que permiten la elección para tomar decisiones, llevarlas a la práctica y vivir con la consecuencia lógica de esa decisión; en mi opinión es la base de una personalidad libre”, sostuvo.
Para la investigadora, la relación entre la familia y las instituciones educativas es también una pieza clave en la educación integral: “A lo largo de años de investigación y práctica, pudimos ver que el no recibir una formación integral es lo que colabora a no poder encontrar el propósito en la vida. Esta formación va más allá de la educación formal (la que se da en las instituciones educativas formales reguladas por los organismos oficiales) y que necesariamente tiene que estar en el marco de una ‘alianza escuela-familia’”.
Según entiende, debe haber una relación entre la familia y las instituciones educativas porque “cada niña, niño o adolescente es la misma persona que transita las diferentes instituciones que inciden en su formación y la sociedad toda tiene la ‘obligación’ formal de la educación de las nuevas generaciones”, sostuvo.
Por último, pidió recordar que la infancia, la niñez y la adolescencia son etapas del ciclo vital donde se desarrollan los hábitos saludables y las capacidades socioemocionales, como la perseverancia, compromiso, y dedicación, que les permite a las personas alcanzar sus propios objetivos y metas como condición fundamental para el desarrollo de un proyecto vital.
“Es importante la formación integral desde temprana edad. Como dijo Nelson Mandela ‘la educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo’, solo agrego: la educación integral”, concluyó.