"El posmodernismo es una peste popular"
Bunge lo criticó, así como al existencialismo y al psicoanálisis.
El científico y filósofo Mario Bunge dio una clase magistral sobre "Cosa, propiedad y proceso" en La Nación , en un discurso erudito, preciso y entretenido.
Fue la primera de una serie de tres charlas, organizada por la Universidad de Buenos Aires (UBA), que continuará mañana y finalizará el viernes. Ayer Bunge ensalzó el valor de las ciencias en el pensamiento filosófico, al tiempo que denostó la filosofía que se enseña en las facultades.
La presentación de Bunge fue seguida por un auditorio repleto que hizo preguntas, cuyos temas variaron desde la globalización hasta la identidad latinoamericana, pasando por las inteligencias múltiples, el desarrollo de la intuición y la existencia de Dios.
Según Bunge, la metafísica tradicional, puramente especulativa y despegada de la realidad, que sigue reinando en las aulas de todo el mundo, es "oscura, especulativa y fragmentaria"; una disciplina que resta más de lo que suma. La filosofía científica de Bunge, basada en la exactitud del conocimiento demostrable, permite, en cambio, "desembarazarnos de golpe de una pesada carga tradicional que ha actuado como freno a la investigación".
El pensamiento contemporáneo arrastra otras cargas tan pesadas como la filosofía obsoleta de las universidades, sostuvo Bunge: el psicoanálisis, el existencialismo y el posmodernismo, entre las más nocivas.
"El posmodernismo es una peste popular que renuncia al pensamiento. Esa prédica ha tenido cierto éxito, porque ha desanimado al estudio de cosas serias", señaló.
En cuanto al psicoanálisis, Bunge repitió la conocida opinión que le ha ganado la enemistad de los seguidores de Freud.
"El psicoanálisis corrompe la cultura. Da presuntas teorías a los críticos literarios para explicar la trama de un libro, a los sociólogos para explicar algún problema social. El complejo de Edipo lo explica todo. Freud era un escritor, no era un científico", aseguró.
Irracionalismo
El irracionalismo es uno de los enemigos por vencer, según dejó ver Bunge. Tan perversa es esta tendencia, que entre otras cosas está en las raíces del totalitarismo: "El único filósofo que leyó Hitler fue Nietzsche, un irracionalista".
Provocador, iconoclasta e incisivo, Bunge se ganó al público con la seguridad de sus convicciones y cierto dejo de ironía que imprimía a ciertas respuestas, aún cuando éstas desafiaran las creencias del auditorio. Ni siquiera Dios escapó al riguroso sistema de pensamiento de Bunge. "No soy yo el que tiene que demostrar que Dios no existe. Una vieja regla retórica dice que el que afirma la hipótesis es quien tiene que probarlo", dijo cuando le pidieron sus pruebas sobre la no existencia de una divinidad creadora.
Y fue más allá: "En mi obra el capítulo dedicado a Dios tiene una página, y esa página está en blanco", dijo agitando una hoja suelta.
¿Qué propone Bunge? Una ontología o visión del mundo exacta, materialista y dinámica, entre sus rasgos dominantes. Un rechazo a la pura especulación sin arraigo en la realidad.
"La separación entre ciencia y filosofía me parece desafortunada y se produce recién a fines del siglo XVIII. Antes había pensadores que se ocupaban de matemática, política, filosofía", aseguró.
Mañana, Bunge, a las 18, disertará sobre la teoría del conocimiento, en tanto dejará para la última charla una discusión sobre asuntos morales y sociales.
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