El porteño ilustrado: sus íconos y rasgos más distintivos
No es fácil poner en palabras la personalidad del capitalino, menos aún sintetizarlo en un diseño que irá estampado sobre una botella. Gaspar Libedinsky y Costhanzo cuentan cómo lo lograron
"A mí se me hace cuento que empezó Buenos Aires: La juzgo tan eterna como el agua y el aire", escribía Jorge Luis Borges en su poesía "Fundación Mítica de Buenos Aires", de 1923. Una definición tan exquisita como inasible. Como el agua. Como el aire. Como Buenos Aires. Porque si algo tiene esta ciudad argentina es misticismo. Y mezcla. Mucha mezcla. De estilos, de culturas, de tendencias, de etnias, de colores. Un cóctel de elementos muchos más complejos que el agua y el aire dan vida a Buenos Aires y definirla e identificar el significado de ser porteño con sus íconos más reconocibles, es un trabajo más para académicos que para artistas.
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Y aunque el desafío era grande, pero no imposible, Absolut Vodka quiso rendirle tributo a la ciudad, con una edición limitada de botellas de vodka made in Sweden -solo 69.300 que se comercializarán únicamente en Argentina- que refleja el espíritu de la "porteñidad". Para lograrlo, convocaron a dos artistas que diseñaron la botella para la edición limitada: el arquitecto Gaspar Libedinsky y el ilustrador Costhanzo, que construyeron una imagen -a mitad de camino entre un rompecabezas y un laberinto- que refleja en toda su complejidad el espíritu porteño.
Al observar la ciudad, desde el obelisco hacia la calle Corrientes, se descubre un espacio que, combinado con los colores de los edificios que lo rodean, toma la forma de una copa de cocktail. Pero si se trata de porteñidad al palo, hay que prestar especial atención a todo lo que está a su alrededor: la pizzería y el café, el taxi y el colectivo, el tango y el teatro; pero también el colorido barrio de La Boca, el fútbol y el lenguaje de los citadinos. El viejo y querido "chamuyo" porteño.
¿Cómo llegaron al diseño final de la botella?
Gaspar Libedinsky: Buenos Aires no se puede definir a través de íconos particulares, sino a través de esas historias que suceden entremedio del entorno construido, como una conversación en el taxi, la experiencia en el colectivo o un amorío en una terraza. Por eso, pensamos en la lectura de la botella casi como un libro. Otra cosa que tuvimos en cuenta es que el diseño no debería entenderse como etiqueta. De alguna manera, la botella Absolut se caracterizó desde sus comienzos por la falta de esta etiqueta y siempre privilegió la transparencia, con su origen de una botella farmacéutica. Por eso, para nosotros era importante que el dibujo tuviera múltiples capas de lectura y que combine distintas informaciones, brindando diversas experiencias y nuevas lecturas, a medida que uno la va rotando.
Costhanzo: Es un diseño muy geométrico. Las rectas son bien de Buenos Aires y hay un pequeño homenaje al filete porteño y a los colores de La Boca. Buscamos acceder a la ciudad a través de un gran laberinto que nunca termina, como M. C. Escher (N de la E: artista neerlandés que dibujaba mundos imaginarios) que representaba esa cosa de perpetuidad. Por eso, uno puede detenerse en la botella y ver mil historias desde cada ángulo.
¿Qué rasgo de la personalidad del porteño tomaron para la realización del dibujo?
L: Hay un fenómeno muy típico de los porteños que se vincula al deseo de querer diferenciarse y eso también está plasmado en el diseño. Ésta botella se diferencia de las de las otras ediciones limitadas de ciudades, porque es la de mayor complejidad gráfica, pero también porque es muy arquitectónica. En ese sentido, las botellas de Río o de México, por ejemplo, tienen cualidades más fotográficas o de grafitis, mientras la porteña es superarquitectónica.
Lejos de ser una pieza de arte efímera, la idea de la botella es permanecer en los hogares por mucho tiempo, ¿cómo lograron un diseño que perdure y se mantenga vigente?
C: Está en la aspiración de todo artista y profesional que su obra perdure y que el tono que uno consiga sea común a las épocas que vendrán, por eso es muy difícil llegar a esa categoría de "clásico". Siempre estoy buscando y consultando otras disciplinas como el cine o la literatura para descubrir la clave para que una obra se quede en este planeta y sirva de consulta para generaciones futuras. Esta botella la trabajamos para que tenga una buena perdurabilidad en la casa de los consumidores. Nuestra aspiración es convertirla en un clásico, como la ciudad misma.
LA NACION