El “poder” de las celebridades: qué es la identificación horizontal y por qué ayuda a la salud mental de los adolescentes
En Estados Unidos, cantantes, deportistas y otras personalidades empiezan a hablar de sus problemas emocionales en sus redes sociales; según los expertos, este tipo de mensajes colabora para los chicos puedan enfrentar los propios
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WASHINGTON.- Todos los años Kellie Deys les encarga a sus alumnos de una escuela de Massachusetts que elijan un video de música y escriban algo bajo la siguientes consigna: ¿Qué significa para mí este video? ¿Qué dice sobre mí? ¿Por qué siento que me identifica?. Y después de diez años de encargar la misma tarea, la docente empezó a notar que cierto video en particular se repetía una y otra vez en la elección de sus alumnos.
Se trata de un tema del rapero Logic y su título no es una palabra o frase, sino un número de teléfono: 1-800-273-8255, el número de asistencia al suicida de Estados Unidos.
A la docente no solo la impresionó esa elección, sino sobre todo sus motivos: los estudiantes hablaban abiertamente entre ellos sobre su salud mental, y ese video les daba permiso para hacerlo.
“El video les causaba un fuerte impacto y había abierto la discusión entre ellos”, dice Deys. “En el video aparecen todo tipo de personas, y atraviesa todas las barreras étnicas, raciales y de género.”
Pero el “efecto Logic” excede las fronteras de las escuelas de Massachusetts. Según un estudio de la revista británica de medicina BMJ, la canción de rap lanzada en 2017 tuvo su correlato en una explosión de llamados a la Línea Nacional de Prevención del Suicidio de Gran Bretaña. “Se observa una disminución de los suicidios en los períodos donde la canción ocupa el centro del debate en las redes sociales”, concluye el informe de BMJ. En conclusión, es probable que Logic haya salvado varias vidas…
Mientras la demanda de asistencia por problemas mentales sigue creciendo imparablemente, celebridades de todos los rubros, desde músicos y deportistas hasta estrellas de la tele, empezaron a usar sus plataformas y sus perfiles públicos para hablar de sus propia salud mental. Por un lado, el fenómeno refleja un cambio social más amplia hacia la desestigmatización de la salud mental y emocional, y al mismo tiempo es una tendencia que alienta a las personas a enfrentar esos problemas en sus propias vidas.
“Las confesiones de las celebridades ayudan a la gente a reconocer si tienen un problema de salud mental y a saber qué hacer para enfrentarlos”, dice Petra Gronholm, investigadora del Instituto de Psiquiatría, psicología y Neurociencia del King’s College de Londres. “Si les pasa a los famosos y los famosos lo enfrentan así, ellos también pueden enfrentarlo.”
Concientización
Aunque es difícil saber qué vino primero, si el cambio cultural o las revelaciones de las celebridades, es importante que ese debate haya ingresado en la cultura popular, porque fomenta una discusión abierta y concientiza sobre un problema social grave.
“Las nuevas plataformas facilitan que uno exponga sus problemas y están cambiando el sentido de lo que es ‘normal’,” dice Gronholm, que en 2022 fue coautora de un estudio sobre los efectos de las revelaciones de los famosos sobre el estigma de la salud mental.
En 2017, Gracie Gold, campeona norteamericana de patinaje artístico, recibió tratamiento para la ansiedad, la depresión y un trastorno alimentario. Fue a tratarse a Arizona, lejos de los círculos de patinaje que frecuentaba, así que cuando decidió compartir su lucha con el mundo, su principal medio de comunicación fueron las redes sociales
“Al principios fue básicamente a través de las redes”, dice Gold. “Y fue ahí también que me di cuenta de que estaba hablando de algo mucho más importante de lo que pensaba. La gente parecía quedar descolocada.”
Y lo que más la sorprendió fue la repercusión de su mensaje dentro de la comunidad del patinaje.
“Nunca me di cuenta del impacto que tendría para el deporte”, dice Gold. “Me felicitaban por mi valentía y mi sinceridad. Al principio era raro. No se me habría ocurrido decir otra cosa que la verdad.”
Para la deportista, lo correcto era contar la verdad de lo que le pasaba y no había otro camino.
“Basta de esconderse porque la sociedad nos dijo que es algo avergonzante”, dice Gold.
El rol de la pandemia
En la escuela de Massachusetts, Deys ha visto a varios estudiantes pararse frente a sus compañeros y hablar extensamente sobre sus propias crisis, incluidos episodios de autolesiones, o incluso internaciones. Tanto la confesión como la respuesta de los compañeros fueron catárticas, como si una publicación y su reacción en las redes sociales de pronto encarnaran y cobraran vida.
“Hace apenas 10 años nadie se abría de esa manera”, dice Deys. “Y la reacción de los demás estudiantes también es muy notable.”
Según los especialistas, hay dos factores que aceleraron la tendencia: el primero es la pandemia. Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud durante el primer año de la crisis sanitaria se registró un aumento del 25% de los casos de ansiedad y depresión en todo el mundo. Fue un cataclismo mundial de salud mental que afectó a todos. Y también hizo que la telesalud, de pronto, se convirtiera en una opción más aceptable.
“Ese fue uno de los reales desencadenantes de la creciente búsqueda de asistencia psicológica y psiquiátrica”, apunta Paula Langford, trabajadora social y directora del Instituto de Sanación de Baltimore. “De pronto, ya no hizo falta ir a ningún lado para conseguir ayuda. Y a eso se suma el factor ‘No quiero que la gente piense que estoy loco’. Creo que fue realmente a partir de ahí que empezó la mayor aceptación social del problema.”
El otro factor es el uso generalizado de las redes sociales. Parte del poder de las plataformas es el aplauso virtual de likes y los comentarios positivos. Por supuesto, hay mucho odio y veneno, y eso genera sus propios daños emocionales, pero hasta el coro de reacciones contra ese veneno puede alentar a algunos a sentirse mejor acerca de su propia situación de salud mental.
El uso de las redes sociales por parte de las celebridades también puede tener un impacto, a través de un fenómeno conocido como “identificación horizontal”. Como explica un estudio de 2022 publicado en Epidemiology and Psychiatric Sciences, la gente suele considerar a las celebridades o figuras públicas que admiran como superiores a ellos, algo llamado “identificación vertical”. Pero la “identificación horizontal” es más fuerte, y se da cuando las personas sintonizan con las celebridades por compartir las mismas características, ya sea edad, género, origen social, o en este caso los problemas relacionados con la salud mental.
Así que cuando estrellas como Demi Lovato y Kelly Clarkson hablan de su propio estado de salud emocional, como lo hicieron durante una entrevista de 2020 en el programa de entrevistas de Clarkson, pueden estar ayudando a otros a hacer lo mismo.
“Varias personas que me hablaron de suicidio mencionaron a Demi Lovato”, dice Anna Bell, trabajadora social de Washington. “Nunca los escuché decir que vinieron a terapia por eso, pero de alguna manera normaliza el tema. Los pensamiento suicidas pueden superarse y esas personas siguen siendo exitosas y populares en este mundo.”
La identificación horizontal también hace llegar el mensaje a sectores de la población donde la información no llega por los canales formales. Y en ciertos grupos demográficos y socioculturales el estigma es más fuerte que en otros.
Según los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, 1 de cada 4 norteamericanos tienen algún problema de salud mental. La cifra, aunque ciertamente alarmante, tal vez también refleja una mayor predisposición para hablar del tema, en vez de ocultarlo. Quizás haya menos vergüenza de confesarlo, tanto de parte de los famosos como del resto de los mortales.
“Esta es una generación con más aceptación hacia todo y hacia todos, y que mira para adelante”, dice Gold, la campeona de patinaje artístico. “Ya no queremos reglas obsoletas.”
Pero una cosa es hablarlo y otra cosa es encarar el enorme esfuerzo de curarse. Las celebridades pueden dar ideas y transmitir apoyo, pero no pueden hacer el trabajo interno que tienen que hacer sus millones de seguidores.
“Que haya cambiado la actitud social hacia el tema no implica que haya cambiado lo que viven esas personas”, dice Gronholm.
Por Eric Adelson
(Traducción de Jaime Arrambide)
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