La Argentina acaba de recibir formalmente en Ginebra el certificado que la reconoce como país sin transmisión local del paludismo o malaria, una infección parasitaria que se transmite por la picadura de mosquitos. Junto con Argelia, son los dos estados que se suman a los 36 en el mundo que alcanzaron ese status que entrega la Organización Mundial de la Salud (OMS).
"Me emociona certificar que la Argentina y Argelia son países libres de malaria", dijo el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, durante la ceremonia de entrega del certificado durante la 72 Asamblea Mundial de la Salud, que se está celebrando en Suiza.
En tanto, la directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Carissa Etienne, destacó "la contribución a escala mundial en la lucha antipalúdica" del país al recordar al doctor Carlos Alvarado, un médico jujeño que aún antes de que se creara en 1946 el entonces Ministerio de Salud y Asistencia Social de la Nación trabajó para reducir la endemia de malaria a través del control de la población de mosquitos Anopheles. Y lo logró: ya como director general de Paludismo y Enfermedades Tropicales de la flamante cartera sanitaria, de acuerdo con un recuento de sus aportes publicados en la Revista Argentina de Salud Pública, Alvarado redujo en tres años de 300.000 a 137 los casos notificados de paludismo.
El informe especial "El camino de la Argentina para eliminar el paludismo", que la OPS difundió esta semana, también repasa esa historia. Luego, como señaló Etienne, Alvarado fue director de la División de Erradicación de la Malaria de la OMS (1959-1964), desde donde "promovió nuevos paradigmas que sirvieron para reforzar la idea de que la eliminación continental de la malaria era posible".
Un día importante
Pasadas las 13, hora argentina, Miriam Burgos, subsecretaria de Prevención y Control de Enfermedades Comunicables e Inmunoprevenibles de la Secretaría de Salud de la Nación, recibió el certificado de manos del director general de la OMS. "Este es un día importante para mí como experto en paludismo", dijo Tedros, que es microbiólogo y cursó un posdoctorado en malaria en Etiopía.
El país notificó su último caso autóctono (residentes sin antecedentes de viajes a otras zonas de transmisión de la infección) en 2010 y, desde entonces, el sistema nacional de vigilancia epidemiológica documentó solamente casos importados (personas que habían contraído la infección durante un viaje reciente).
El año pasado, Paraguay fue el primer país de la región que recibió la certificación. "Algeria es el segundo país de Africa y la Argentina es el segundo país de América que alcanzan este hito en salud pública mundial en los últimos 45 años", destacó el director de la OMS en la ceremonia que LA NACION siguió en directo.
Por su parte, Burgos enumeró algunos de los principales obstáculos y desafíos para lograr la certificación, como la necesidad de "fortalecer la vigilancia epidemiológica, el diagnóstico precoz y el tratamiento oportuno", además de las medidas de control para evitar el restablecimiento de la transmisión local de las especies del parásito Plasmodium causantes de la enfermedad.
"Como país, conseguimos la certificación y lo celebramos. Sin embargo, lejos de bajar los brazos, lo seguiremos fortaleciendo. Sabemos que el desafío continúa", dijo la funcionaria.
La malaria es una de las 30 enfermedades candidatas a eliminar de los países de América para 2030. "Quiero alentar a la Argentina a asegurarse de mantener este éxito para prevenir el restablecimiento de la transmisión del paludismo. La legislación y las políticas de salud pública, un sistema de salud robusto basado en la atención primaria y la coordinación efectiva de la vigilancia epidemiológica entre las instituciones será clave para evitar de manera sostenida el restablecimiento de la transmisión en los próximos años", indicó la directora de la OPS.
Proceso de evaluación
La OMS certifica la eliminación de una enfermedad o una infección cuando las autoridades sanitarias nacionales pueden acreditar la ausencia de nuevos casos autóctonos de manera sostenida durante varios años seguidos.
En el caso del paludismo, no debe haber transmisión local de ninguna de las cuatro especies del parásito que tienen como reservorio al ser humano (Plasmodium vivax, Plasmodium falciparum, Plasmodium malariae y Plasmodium ovale) durante por lo menos los tres últimos años.
Y el país, también, tiene que poder acreditar ante una auditoría externa de la OMS la existencia de un programa de vigilancia y respuesta sanitaria para prevenir la reaparición de casos autóctonos a través de la llegada de turistas o viajeros enfermos que pudieran causar un foco infeccioso.
Las autoridades sanitarias nacionales solicitaron el año pasado la acreditación de la OMS. El proceso duró casi un año.
En 2018, hubo 23 casos importados: 19 en la Ciudad y la provincia de Buenos Aires, seguidos el resto en Mendoza, Santa Fe y Córdoba. Eran viajeros que llegaron de Venezuela, Nigeria, Perú, Tanzania, Camerún y Mozambique. "Los flujos migratorios son dinámicos, lo que incide en la vulnerabilidad del país", detalla el Plan de Prevención del Restablecimiento del Paludismo en la Argentina.
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