El padre que murió abrazado a su hijo: las dramáticas historias que se esconden en una Bahía Blanca arrasada por el temporal
La ciudad busca reconstruirse, mientras se hacen los velatorios de las 13 víctimas mortales; recién ayer se reestableció el servicio eléctrico para más del 50% de los hogares; aún intentan despejar las calles de árboles y ramas
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BAHÍA BLANCA (Enviado especial).- Las horas más tristes de la historia de esta ciudad tuvieron su pico este martes con la despedida de las 13 personas fallecidas por el derrumbe de parte del gimnasio del Club Bahiense del Norte, donde la pared superior de una cabecera cayó sobre una tribuna en la que se ubicaban los familiares de las patinadoras que iban a participar de su habitual exhibición de fin de año.
Los últimos servicios se realizaron durante esta mañana y tuvieron en la Sala D de la cochería de Mitre al 400 el caso más conmovedor: allí velaron juntos a Rubén Baldi, de 45 años, y Benicio, su hijo de 5, al que los bomberos que participaron del operativo de rescate encontraron entre escombros y todavía abrazado por su padre.
Celeste Castillón, la esposa de Rubén y madre de Benicio, estaba con ellos en esas gradas para ver a Lola, su otra hija, que practica patín en esa institución. La mujer sufrió lesiones óseas y contusiones que la mantuvieron internada hasta el comienzo del velatorio, en el que quiso estar apenas supo el trágico final de su familia. Hasta allí llegó en silla de ruedas y con un cuello ortopédico. “Pidió salir, pero todavía no tiene el alta médica”, confió una fuente del Hospital Municipal Leónidas Lugones.
En ese mismo establecimiento quedan cuatro pacientes graves, entre ellos otro menor de edad. La buena noticia del día es que un quinto paciente que estaba con ellos en terapia intensiva tuvo una buena evolución y continuará tratamiento en una sala común.
A una ola de solidaridad que acompaña a Bahía Blanca frente al desastre que generó el temporal del sábado pasado, que además de provocar esta tragedia arrasó con árboles y viviendas más precarias, destrozó techos y durante las primeras horas dejó a toda la ciudad sin energía eléctrica, también se sumaron las casas velatorias. “Se tomó la decisión de hacer los servicios sin cargo, que fue nuestra forma de colaborar frente a tamaña tragedia”, contó a LA NACION Juan Carlos Bonacorsi, propietario de la cochería que lleva su apellido y recibió 10 de los 13 servicios.
Allí, además de los restos de Rubén y Benicio Baldi, se hicieron durante la misma mañana y en distintas salas los velatorios de Adriana Contento, Diego Armando Carrasco, Juana Danszyt y Luis Pérez. También se coordinaba el traslado de otra víctima, que su familia pidió sepultarla en la localidad bonaerense de Chacabuco.
Operativo
Por donde se camine, Bahía Blanca expone todavía las secuelas de esas ráfagas de más de 180 kilómetros por hora. El sonido de las motosierras es una constante, en el intento de seguir despejando calles cortadas por árboles atravesados de cordón a cordón, cuando no hubieran caído sobre alguna casa o algún vehículo.
Recién a última hora de este lunes se informó desde EDES, la concesionaria de distribución de energía eléctrica en esta ciudad, que se había logrado restablecer el servicio al 50% de los domicilios. Un proceso que había comenzado el domingo a la noche con los hospitales y luego, en el microcentro.
De a poco, a medida que se encienden las luces, el comercio empieza a recuperar lentamente su ritmo. Lo sufren y mucho todavía aquellos que tienen necesidad de electricidad para que funcionen equipamientos de refrigeración, en particular para mantener alimentos o medicación, que son prioridades.
“Nos acaban de mandar desde Rosario este generador como para que sobrellevemos la situación”, detalla Ariadna, que tiene una verdulería y un almacén y el domingo se vio obligada a descartar una importante cantidad de mercaderías porque la falta de frío la dejó sin condiciones para el consumo.
Más notorio es el inconveniente en algunos supermercados. Una sucursal de la Cooperativa Obrera del cordón de barrios más próximos al centro tenía sus heladeras vacías. “Los generadores alcanzan solo para tener luz y mantener en funcionamiento las registradoras”, explicaron sobre la posibilidad de seguir trabajando, pero por ahora sin la posibilidad de disponer de carnes y lácteos, por ejemplo.
Pero por sobre todo se sufren y mucho los problemas de conectividad. Cargar el teléfono celular cada día se vuelve más posible, ya que se amplían las zonas con suministro eléctrico o bien hay lugares que se ofrecen de manera gratuita. “Pasá y cargá tu teléfono”, se ve en carteles pegados en las puertas de algunos comercios e, incluso, de casas particulares. Con imaginación extrema, como la vecina que dejó el cable por la ventana y a la vista desde la vereda para que cualquiera pase y enchufe su equipo.
Campañas
Los que sí se reforzó en las últimas horas es el pedido de donación de alimentos no perecederos, agua y, por sobre todo, velas. Los centros de evacuados reciben y distribuyen, pero también se sumaron vecinos y comerciantes que se pusieron la causa al hombro y también habilitaron puntos de recepción para colaborar con las autoridades.
Las velas se vuelven imprescindibles frente a zonas muy amplias que viven a oscuras desde el sábado por la noche. La alternativa son luces de emergencia a batería, pero además de disponer de esos equipos es imprescindibles cargarlos a 220 voltios. Y la oferta, a veces, queda demasiado lejos.
Esta demanda también habilitó la hora de los “pícaros”. “Hasta 4000 pesos están pidiendo por un paquete de velas”, afirmó una vecina en las cercanías del Club Olimpo. Algo parecido pasa con el hielo, buscado para mantener a resguardo en casa algunos alimentos que sí o sí necesitan frío.
Por goteo se mantenía también la salida de los evacuados de los refugios habilitados por el municipio. Muchos de ellos perdieron su vivienda propia pero van encontrando lugar en la de familiares y amigos. Tienen la promesa de ayuda oficial con materiales para, a la brevedad, construir de nuevo sus casas. Desde el municipio ya se solicitó al gobierno nacional una partida de dinero para afrontar estos y otros gastos imprescindibles para salvar parte del saldo que dejó este temporal inédito por su capacidad de daño.
Estafas
El drama exhibe el corazón solidario de los bahienses e incluso de localidades vecinas, que colaboran con las víctimas del temporal. Pero también el oportunismo de quienes encontraron entre tanto dolor y caos una oportunidad para sacar ventaja.
No se trata solo de los que, amparados en la oscuridad absoluta que implica tener más de media ciudad sin luz, se han dedicado a cometer robos. Ninguno grave, pero sí todos con impacto sobre las víctimas a las que les duele que les lleven una garrafa o la batería de un auto.
Pero los más “ingeniosos” se aprovechan de algo más. Por eso ayer trascendían los primeros casos de mensajes que, a pesar de la escasa señal, llegaban a algunos teléfonos celulares con supuestos avisos de solución inminente de la falta de energía eléctrica.
Según contaron vecinos a LA NACIÓN, se recibían mensajes que pedían algunos números de cliente como usuario de la red eléctrica. Y en ese ida y vuelta, exigían un código. A los desprevenidos les significó dejar su cuenta de WhatsApp en manos de estos delincuentes que, luego, las utilizan para pedir transferencias de dinero a los contactos que encuentran en esa línea.
Un llamado de atención que, incluso, había llegado poco antes del mensaje del bahiense más famoso, Manu Ginóbili. Habilitó una cuenta bancaria para recibir donaciones en el marco de un plan de ayuda para la ciudad. En redes sociales dejó el alias exacto y también una advertencia a quienes quieran colaborar: “Si van a donar, asegúrense de poner bien los datos. Ya hay gente creando alias muy similares!”, avisó.
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