El ocaso de los zoológicos: la crisis en Mendoza augura el fin de un modelo
Este año murieron más de 70 animales mientras los gremios y el gobierno local cruzan acusaciones; un nuevo paradigma
MENDOZA.- Un hipopótamo herido, con signos de haber sido baleado y tajeado. Ciervos gamos que mueren uno detrás de otro. Se habla de envenamiento, también de hacinamiento. Se suman las muertes de ñandúes, cabras, pumas, una pantera y hasta un loro que no pudo soportar la falta de calefacción en la jaula.
El zoológico de Mendoza vive la peor crisis de su historia, en medio del barro y sospechas cruzadas por la sorprendente y faltal seguidilla: más de 70 animales muertos en lo que va del año. La crisis de este reconocido predio, creado en 1903 bajo la idea del paisajista Carlos Thays y reconstruido en 1939 con una nueva locación, no es un caso aislado. Uno a uno, los zoológicos del resto de la Argentina enfrentan paulatinamente las mismas señales de ocaso.
No es sólo una cuestión de falta de presupuesto o de modelo de negocio. En Mendoza, por ejemplo, toma cada vez más fuerza la hipótesis de un sabotaje interno, sobre todo luego de que un hipopótamo apareciera, la semana pasada, con signos de haber sido baleado y tajeado. Ese incidente llevó a la reciente intervención de la justicia provincial y nacional para determinar qué ocurre en el reconocido paseo cuyano.
De fondo, asoma una puja entre las autoridades, que buscan transformar el paraje en un ecoparque, y el personal, agremiado en su mayoría en ATE. Los empleados desconfían de la intención oficial, ya que consideran que detrás se esconde un "negocio inmobiliario", entre otras pretensiones.
Mientras tanto, en el gobierno mendocino creen que los trabajadores temen "quedarse sin caja" porque apuestan a un nuevo zoo pero con administración gremial. A su vez, nadie puede descartar la sospecha de tráfico de animales y venta de pieles.
Por lo pronto, el Ejecutivo de Mendoza decidió apartar de sus cargos a los seis veterinarios y denunciarlos penalmente, ya que dudan de su proceder. Mientras se acrecientan las pujas, reina el desconcierto y aparecen más animales muertos, en medio de hacinamiento en los corrales y falta de atención oficial.
Un paseo abandonado
En un recorrido que realizó LA NACION por el zoo, antes de que se cerrara provisionalmente hasta el 30 de mayo, pudo comprobar que está literalmente abandonado.
De ahí que la mayor cantidad de muertes de animales se hayan producido por el impacto del frío y las lluvias. Sin embargo, parte de los animales habría muerto por envenenamiento, a causa del potente y tóxico pesticida Carbofuran.
La última alarma se disparó con el posible atentado contra el hipopótamo hembra cuando se descubrieron tajos en su panza y un orificio que sería de bala, algo "irrisorio" para los veterinarios por la seguridad que tiene el predio. Ante este escenario, intervino la Fiscalía de Delitos Complejos. Además, se espera la llegada de un veterinario dependiente de la Unidad Fiscal para la Investigación de Delitos Contra el Medio Ambiente (Ufima) para efectuar una supervisión integral.
Por lo pronto, el gobernador Alfredo Cornejo, de Cambiemos, sigue de cerca la crisis, pero prefiere mantenerse alejado de la polémica. Se limitó a decir que se está trabajando en el "orden" del zoo, pero que "no se descarta el cierre definitivo". El mandatario, de todas maneras, apuesta a la transformación en un ecoparque, proyecto que está frenado en la Legislatura, por las serias dudas que genera en la oposición.
El ecoparque supone un cambio de paradigma, que hace foco en la conservación, rehabilitación y reintroducción de fauna autóctona junto con la generación de proyectos de investigación. La iniciativa, impulsada por ambientalistas, implica un control administrativo compartido entre el Estado y fundaciones. Se propone una disminución gradual de los animales exhibidos, la remodelación de recintos bajo estándares internacionales y la prohibición de canjes con otros zoológicos.
En el zoo provincial, conviven 2138 animales de diversas especies y, desde hace años se encuentra en el centro de la atención nacional e internacional por las muertes y el estado de salud de algunos ejemplares, como el oso polar Arturo. Mientras el animal lucha por su vida, en los últimos días el gobierno permitió el ingreso de un grupo de personas para cantarle un mantra que "guíe su alma".
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