Son 10 y desde hace años que planean unas vacaciones en Europa todos juntos. Están a punto de lograrlo
Guillermo Vargas y su esposa María Marta son dos viajeros empedernidos. Y le han transmitido esa curiosidad aventurera a sus ocho hijos. Nada los detiene. Ni desconocer el idioma, ni las distancias, ni preparar valijas, ni comer platos raros. Todos aquellos destinos que han querido conocer, los conocieron. Polinesia, Rusia, Europa casi completa, Estados Unidos, los países bálticos, Japón, el Caribe, los países limítrofes, el interior de la Argentina Y aún les faltan los países nórdicos, Portugal, Escocia, Grecia.
Para los Vargas, el dinero mejor invertido es en viajes. O mejor dicho, los puntos mejor canjeados. Porque en la mayoría de sus travesías, los aéreos o los hoteles los sacan con los puntos Membership Rewards®. "Sólo junto puntos para canjear en viajes", dice Guillermo, quien cuenta también una tradición que se inventó a medida: "Cada vez que voy a Europa, esté donde esté, antes de volver a Argentina paso por Navarrete". Es que en ese pueblo de España nació su abuelo Rafael y aún vive allí parte de su familia paterna. "Mi abuelo vino a los 17 años con su oficio de sastre y era tan bueno que logró abrir su propio local: Casa Vargas. Ocupaba casi toda la calle Suipacha entre Corrientes y Lavalle. Allí se han vestido muchos presidentes argentinos. Y también era muy dadivoso. Cuando mi papá se recibió de arquitecto les regaló a él y al amigo con el que había estudiado la carrera un viaje a Europa por un año, todo pago, para que conocieran el mundo". Así que el gen de la hormiguita viajera ya venía heredado.
Lucía, la mayor de los ocho, recuerda que al abuelo Aurelio le fascinaba viajar y cuando volvía tenía un ritual: nos reunía a todos para ver las diapositivas y al encender la luz repartía los regalos.
"Un día mi papá me entregó su extensión de la Tarjeta American Express. La tuve en mi billetera durante años sin usarla", cuenta Guillermo, member since 1997 de su propia Amex. Hasta que sintió que había llegado el día indicado para realizar su primera compra. Fue en un viaje (claro) a Nueva York. "Apenas me bajé del avión me compré unos anteojos que tanto quería". María Marta no puede contener la risa cuando rememora anécdotas de su luna de miel y otras andanzas: "Mi suegro nos regaló un Renault 6, ese que venía con la palanca de cambio en el tablero, y nos fuimos en pleno julio hasta Brasilia…¡Una locura! Cuando nuestros hijos eran chicos salíamos en dos autos o en uno que tenía atrás dos filas de asientos".
La que suele proponer destinos es María Marta, Guillermo empieza a pensarlo y cuando se quieren acordar ya están embarcados en un nuevo viaje. El sueño de Guillermo es tener puntos suficientes para invitar a sus ocho hijos y volver a salir de gira los diez, como antes. Lleva tiempo acumulando puntos Membership Rewards y cuidándolos como oro… ¿Alguien duda que lo cumplirá?