El misterio de la “gripe rusa”, ¿un coronavirus que pasó inadvertido?
Los científicos buscan un ejemplo que sirva para anticiparse al futuro del Covid, y analizan incluso esta extraña pandemia respiratoria que se propagó a fines del siglo XIX
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En mayo de 1889, los habitantes de Bujará, ciudad que entonces era parte del Imperio Ruso, empezaron a enfermarse y a morir. El virus respiratorio que terminó con sus vidas se conoció como “la gripe rusa” y la enfermedad barrió el mundo causando estragos, con especial saña entre los ancianos.
Escuelas y fábricas tuvieron que cerrar por la cantidad de alumnos y obreros que estaban enfermos. Los hospitales desbordaban y algunos de los infectados describían un extraño síntoma: la pérdida del gusto y el olfato…
Entre los recuperados, además, algunos se quejaban de un cansancio persistente.
La “gripe rusa” finalmente cedió un par de años más tarde, tras al menos tres oleadas de contagios. Pero debido a su patrón de transmisión y a sus síntomas, los virólogos e historiadores de la medicina ahora se preguntan si la gripe rusa no fue en realidad una pandemia causada otro coronavirus, y si su historia no puede darnos una pista de cómo continuará y se apagará.
Algunos creen que si la gripe rusa era causada por un coronavirus, los descendientes de ese patógeno tal vez sigan dando vueltas por el mundo como uno de los cuatro virus causantes de la gripe común. De ser así, se diferenciaría de las pandemias de gripe cuyo virus da vueltas por un rato y un par de años después es reemplazado por nuevas variantes que causan una nueva pandemia.
Si con la gripe rusa pasó eso, los augurios para el futuro son buenos. Pero hay otro escenario posible: si el coronavirus actual es como una gripe, hay que recordar que la inmunidad contra los virus respiratorios es fugaz, o sea que nos espera un futuro de vacunación contra el Covid todos los años.
Pero algunos investigadores recomiendan cautela frente a la hipótesis de la gripe rusa.
“Hay muy pocos datos duros sobre la pandemia de gripe rusa”, dice Frank Snowden, de la Universidad de Yale. “No se sabe casi nada.”
Existe una manera, sin embargo, de desentrañar el misterio de la gripe rusa. Actualmente, la biología molecular cuenta con las herramientas para recuperar fragmentos de antiguos virus del tejido pulmonar conservado de las víctimas de la gripe rusa y descubrir qué tipo de virus era.
Así que algunos investigadores ahora están a la caza de las muestras de dicho tejido pulmonar, que pueden estar flotando en formol en viejos frascos conservados en museos y facultades de medicina de todo el mundo.
La gripe rusa
Para Tom Ewing, del Instituto Tecnológico de Virginia y uno de los pocos historiadores que ha estudiado la gripe rusa, los paralelismos con la pandemia de coronavirus actual son sorprendentes: las instituciones y los lugares de trabajo cerraron debido a la cantidad de personal enfermo, los médicos no daban abasto con al aluvión de pacientes y los contagios se daban en oleadas.
“Yo diría que tal vez”, responde Ewing cuando se le pregunta si la gripe rusa fue causada por un coronavirus.
El doctor Scott Podolsky, profesor de salud global y medicina social de la Escuela de Medicina de Harvard, dice que la idea es “plausible”.
Y el doctor Arnold Monto, profesor de salud pública, epidemiología y salud global de la Universidad de Michigan, lo considera “una especulación muy interesante”.
“Hace mucho tiempo que nos preguntamos de dónde vienen los coronavirus”, dijo Monto. “¿Hubo pandemias de coronavirus en el pasado?”
Harald Bruessow, microbiólogo suizo y editor de la revista Microbial Biotechnology, señala un artículo publicado en 2005 que concluye que otro coronavirus que circula actualmente, conocido como OC43 y causante de fuertes resfríos, pudo haber saltado de las vacas a los humanos alrededor de 1890.
También circulan otros tres coronavirus menos virulentos. Y quizás uno de esos virus, o incluso el OC43, sean una variante remanente de la pandemia de gripe rusa.
Bruessow reconoce que no hay certezas pero dice que apostaría a que la gripe rusa fue causada por un coronavirus. Su trabajo —que implicó analizar a fondo los artículos periodísticos, publicaciones en revistas antiguas, e informes de salud pública sobre la gripe rusa—, reveló que algunos pacientes se quejaban de pérdida de gusto y el olfato, y de síntomas persistentes similares a los de Covid.
De hecho, algunos historiadores especulan que la “lasitud de fin de siglo” que se vivió a fines del XIX puede haber sido una secuela de la gripe rusa.
No son síntomas típicos de las pandemias de gripe común…
Al igual que el Covid, agrega Bruessow, la gripe rusa parece haberse ensañado especialmente con las personas mayores, pero no con los niños. Al examinar los registros de 1890 de la Junta Estatal de Salud de Connecticut, el doctor Ewing encontró un patrón similar. De confirmarse, implicaría que el virus de 1890 era diferente a los virus de la gripe, que matan a jóvenes y a viejos por igual.
Pero los registros históricos no pueden terminar de responder si la gripe rusa fue causada o no por un coronavirus, y el doctor Snowden advierte que cualquier lección que pretenda extraerse de esa pandemia para aplicarla a la situación actual sería “una fantasía”.
Cazando muestras de gripe rusa
La historia de los virus y las pandemias de gripe nos llevan de nuevo al misterio de la gripe rusa y la hipótesis del coronavirus.
Algunos expertos, como J. Alexander Navarro, historiador de la Universidad de Michigan, dicen que las evidencias de la “interesante hipótesis” sobre la gripe rusa “en el mejor de los casos, son circunstanciales”.
Pero el doctor Jeffery Taubenberger, jefe de la sección de patogénesis y evolución viral del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos, predice la aparición de pruebas más contundentes. Taubenberger y John Oxford, profesor emérito de virología en la Universidad de Londres, están buscando la presencia de virus de gripe o coronavirus en viejas muestras de tejido pulmonar de pacientes que padecieron alguna enfermedad respiratoria en los años anteriores a la pandemia de gripe de 1918. Y esperan encontrar esas evidencias incrustadas en los diminutos bloques de parafina no más grandes que la uña del dedo meñique conservados en el Royal London Hospital, que tiene tejidos de pacientes que se remontan a 1906.
“Tomamos muestras de cientos de tejidos, hasta ahora sin suerte”, dice. Taubenberger. “Pero seguimos buscando.”
Pero Taubenberg confía en que el renovado interés por la pandemia de 1890 ayude a encontrar el virus de la gripe rusa en algunas muestras tal vez olvidadas en los sótanos de museos o escuelas de medicina de diferentes rincones del mundo.
Pero hasta el momento no ha sido fácil encontrarlas.
“Es muy probable que las personas que dirigen actualmente esas instituciones no tengan registros fehacientes de todas esas muestras”, dice Taubenberger. “Paradójicamente, el análisis genético de esas muestras es más fácil que ubicarlas”
El doctor Podolsky, de Harvard, y Dominic W. Hall, curador del Museo Anatómico Warren de la misma universidad, también están buscando archivos de muestras que puedan contener tejido pulmonar de aquella época. Hall está poniéndose en contacto con los encargados de la recolección de muestras de tejido en diversas instituciones médicas.
Y hace unos días se comunicó con Anna Dhody, directora del instituto de investigación del Museo Mütter de Filadelfia, una colección de muestras anatómicas y elementos de la historia médica. Dhody piensa que los elementos conservados en la sala de almacenamiento con control de temperatura del museo pueden contener lo que están buscando.
El archivo contiene frascos de tejido de finales del siglo XIX, entre ellos, algunos con pulmones enteros, todos flotando en frascos de líquido amarillo pálido, el tipo alcohol que se usaba como conservante.
Dhody dice que con el financiamiento y la tecnología adecuada, los investigadores externos podrían analizar los especímenes.
“Es una tarea imperativa”, dice Dhody. “Es información de vida o muerte”.
(Traducción de Jaime Arrambide)
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