El misterio de la demencia menguante: por qué la proporción de personas mayores afectadas cayó en los últimos años
Un estudio en Estados Unidos confirma que el porcentaje de población con alzhéimer y otras enfermedades similares disminuye en los países ricos, pese a no existir ningún tratamiento eficaz
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MADRID.— Es el enigma de la demencia menguante. Las personas cada vez viven más años, y el riesgo de sufrir una demencia aumenta con la edad, pero cada vez más estudios confirman una aparente paradoja: la incidencia del alzhéimer y de otros trastornos similares está cayendo en picado en los países ricos. Un nuevo trabajo constata ahora que la proporción de personas mayores con demencia ha caído un 30% en apenas 15 años en Estados Unidos. Las razones para este desplome no están claras, pero los autores apuntan principalmente al mayor nivel educativo de los ciudadanos. Otros estudios previos han sugerido que las personas analfabetas tienen el triple de riesgo de padecer una demencia.
Los investigadores han analizado un grupo de más de 21.000 personas mayores de 65 años, al que consideran representativo de la población de Estados Unidos. Sus resultados revelan que la proporción de participantes con demencia cayó desde el 12,2% del año 2000 al 8,5% en 2016, pese a que no hay ningún tratamiento eficaz disponible. Los tres autores, liderados por el economista Peter Hudomiet, pertenecen a la Corporación RAND, uno de los principales laboratorios de ideas de Estados Unidos. Son “buenas noticias”, aplaude Hudomiet.
El fenómeno se repite por todas partes en los países ricos. Hace una década, el equipo de la epidemióloga holandesa Monique Breteler detectó una sorprendente caída de la incidencia en Países Bajos entre 1990 y 2005. Los científicos asociaron este descenso al fuerte aumento en el uso de medicamentos antitrombóticos, para la prevención de las enfermedades cardiovasculares, y de fármacos contra el colesterol. Hace un par de años, una comisión organizada por la revista médica The Lancet calculó que cambiar una docena de factores de riesgo puede evitar o retrasar el 40% de las demencias. Estas variables son la falta de educación, la hipertensión, la discapacidad auditiva, el tabaquismo, la obesidad, la depresión, la inactividad física, la diabetes, el aislamiento social, el consumo excesivo de alcohol, los golpes en la cabeza y la contaminación atmosférica.
El nuevo trabajo, publicado este lunes en la revista científica PNAS, apunta directamente al efecto de la educación en el grupo analizado. Las mujeres con estudios superiores pasaron del 12% en el año 2000 al 23% en 2016, mientras que ese porcentaje en los hombres aumentó del 21% a casi el 34%. Ejercitar el cerebro previene la demencia.
La proporción de personas mayores con demencia es muy similar en Europa y Estados Unidos. Un consorcio de científicos, encabezados por investigadores de la Universidad de Harvard, calculó hace un par de años que la incidencia en varios países europeos —Francia, el Reino Unido, Islandia, Suecia y Países Bajos— se redujo un 13% por década entre 1988 y 2015, un ritmo similar al observado en Estados Unidos. El nuevo trabajo ha detectado un descenso todavía mayor: un 30% en unos 15 años.
Dos factores principales
El economista Peter Hudomiet recalca los dos factores principales que parecen explicar la caída de la incidencia de demencia en los países ricos. “La población cada vez tiene un mayor nivel educativo y han mejorado los tratamientos de los factores de riesgo cardiovascular, como la hipertensión”, subraya. Su estudio ha analizado el posible efecto de cuatro de estos factores de riesgo: la hipertensión, la diabetes, los problemas cardiacos y los accidentes cerebrovasculares. Hudomiet afirma que las medidas sanitarias contra estos problemas no han mejorado en Estados Unidos desde el año 2000, por lo que cree que su influencia ha sido “relativamente pequeña”. Y su equipo no ha podido investigar el impacto del menor consumo de tabaco, por falta de datos detallados de cada individuo.
El alzhéimer y otras demencias, sin embargo, siguen siendo extremadamente preocupantes. Debido al envejecimiento de la población, aunque el porcentaje de enfermos se reduzca, su número absoluto aumenta. En España ya hay más de 800.000 personas con demencia, sobre todo alzhéimer, pero también de otros tipos, como la llamada encefalopatía LATE, cuyas huellas aparecen en más del 20% de los cerebros de personas de más de 80 años.
El psiquiatra alemán Alois Alzheimer describió el primer caso de la enfermedad que lleva su nombre en 1906. Era una mujer de 50 años con problemas de memoria y episodios de agresividad y confusión. Más de un siglo después, la comunidad científica sigue sin entender las causas exactas de las demencias. Y tampoco existe ningún tratamiento con eficacia confirmada, pese a los habituales anuncios grandilocuentes de algunas empresas. El último tratamiento prometedor ha sido el lecanemab, con el que la farmacéutica estadounidense Biogen ganó en septiembre unos 10.000 millones de euros en bolsa en un solo día, pese a no haber demostrado todavía su eficacia.
El primer fármaco autorizado en Estados Unidos contra las supuestas causas del alzhéimer, el aducanumab, también de Biogen, no ha sido la revolución anunciada. El medicamento, aprobado en 2021, es un anticuerpo monoclonal, basado en una molécula obtenida de un anciano lúcido. El tratamiento actúa sobre las proteínas beta amiloides, que se acumulan entre las células del cerebro y parecen asociadas al alzhéimer. La Agencia Europea del Medicamento, sin embargo, ha rechazado autorizar el aducanumab al no encontrar pruebas de su eficacia.
Por Manuel Ansede
©EL PAÍS, SL
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