El mejor maestro del mundo. “Los estudiantes y los maestros debemos ser innovadores, no solo usuarios”
Ranjitsinh Disale ganó el “Nobel” de la educación y decidió compartir el millón de dólares con los demás finalistas; en medio de una ola inédita de contagios y muertes en su país, cuenta que en India la promoción de alumnos será automática
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“Los estudiantes de todo el mundo enfrentan una gran pérdida por no poder asistir a clases y por no estar preparados para la educación a distancia. Aquí, en la India, estamos terminando el año escolar. Si la situación lo permite, volveremos a las escuelas en junio próximo. De lo contrario, tendremos que estar listos, y para eso los gobiernos deberían centrarse en la construcción de infraestructura para el aprendizaje en línea. Hay que invertir en la enseñanza, dar Wi-Fi gratis y dispositivos, porque este tipo de aprendizaje no es una posibilidad para todos”, dice a LA NACION el último ganador del “Nobel” de la Educación, Ranjitsinh Disale, un docente que trabaja en la escuela primaria Zilla Parishad, en India, y que se consagró como el mejor maestro del mundo en la sexta edición del Global Teacher Prize, que entrega un millón de dólares como premio. Fue en diciembre pasado, y por la pandemia del Covid-19 la ceremonia se hizo de manera virtual, desde el Museo de Historia Natural, en Londres.
Ranjit está preocupado. Quiere reencontrarse con sus alumnos en el aula cuanto antes, pero entiende que el contexto actual es devastador. La ayuda internacional de emergencia comenzó a llegar ayer al segundo país más poblado del planeta, luego de una jornada en la que alcanzó un récord mundial de 352.991 infecciones y 2812 muertes en 24 horas. El aumento exponencial de los contagios abruma a los hospitales y los crematorios, y también, dice Ranjit, deteriora la salud emocional de los chicos, que desde marzo pasado nunca regresaron a la escuela. “Los niños son niños, no adultos, y les gusta jugar en el suelo y ver a sus amigos. También tienen sus necesidades físicas. Por lo tanto, la creación de entornos seguros y protegidos en una escuela debería ser una prioridad para todos nosotros”, reconoce el maestro, que fue reconocido por haber transformado la educación de sus alumnos con libros de texto con código QR.
Cuando Ranjitsinh llegó a la escuela primaria Zilla Parishad, en Maharashtra, en 2009, era un edificio en ruinas, ubicado entre un establo de ganado y un almacén. “La mayoría de las niñas era de comunidades tribales donde la asistencia a la escuela podía ser tan baja como del 2%, y el matrimonio de adolescentes algo muy común. Para los que podían llegar a la escuela, el plan de estudios no estaba en su idioma principal (canarés), lo que dejaba a muchos estudiantes sin poder aprender”, se lee en la biografía de este docente, que con su trabajo logró que el 100% de las niñas fuera a clases.
Escuelas cerradas y promoción automática
Ante el colapso general por la situación sanitaria, y la deficitaria experiencia de la enseñanza virtual que reconoce Ranjit, las autoridades educativas de la India tomaron distintas medidas, además del cierre de las escuelas. “El ministro de Educación anunció una decisión importante. No habrá exámenes para los cursos de 1° a 8° año, es decir que todos los estudiantes promocionarán automáticamente al siguiente grado escolar”, informa el maestro, que aprovecha la exposición del premio para impulsar el tema educativo en la agenda local. “La gente empezó a respetar más a los docentes, no solo a mí, y sobre a todo a valorar la escuela pública, porque nunca pensaron que algo tan bueno podría suceder en este ámbito en comparación con el sector privado. Ahora me resulta más fácil ampliar mis ideas, ser escuchado. Soy el primer profesor indio que recibe este reconocimiento”.
¿Cuáles fueron los principales desafíos como maestro durante la pandemia? Ranjit reconoce que desde que comenzaron las restricciones y sus estudiantes dejaron de ir a la escuela, se centró más en desarrollar habilidades que en seguir el plan de estudios. “Hemos llevado adelante nuestras clases en línea con el uso de Zoom y otras plataformas, pero enfocándonos en desarrollar el pensamiento crítico de los estudiantes, su capacidad para tomar decisiones. El método de enseñanza tradicional no funciona en este contexto, no podemos seguir haciendo lo mismo que cuando estábamos cara a cara con los chicos. Por eso decidí enseñar más cosas sobre la riqueza de la naturaleza y la sociedad. En lugar de ser una fuente de conocimiento para mis alumnos, trato de empujarlos y darles herramientas para que aprendan, y he visto un gran cambio en su mentalidad”, dice Rankit, que señala como uno de los principales obstáculos para la enseñanza remota el acceso limitado a Internet y la falta de computadoras. Luego agrega: “Tampoco los profesores estaban capacitados para enseñar en línea. No recibimos ninguna información o incentivo. Así que todo el año pasado tuvimos muchos problemas. En mi caso, dirijo clases en línea desde 2014, yo contaba con esa experiencia y sé cómo involucrar a los chicos en las aulas virtuales, asegurarse de que cada estudiante aprenda. Ya no se puede separar la tecnología de la educación, porque se transformó en una parte integral de la enseñanza. Pero los estudiantes y los maestros debemos ser innovadores, creadores, y no solamente usuarios”.
¿Por qué compartió el premio con resto de los fianlistas?
Cuando Ranjit fue elegido por el jurado de la Fundación Varkey entre los diez finalistas, se abrazó con sus padres. Los tres estaban frente a la pantalla de la computadora, y en ese mismo momento el maestro anunció que iba a compartir el 50 % del millón de dólares con el resto de los docentes. “Es un gran honor, y recibo este premio en nombre de los millones de maestros y estudiantes que están trabajando duro este año tan difícil por el Covid-19”, dijo al finalizar la ceremonia. ¿Por qué decidió compartir el dinero? “Porque creo que un profesor trabaja por los resultados, y no por los ingresos. Compartir es una forma de crecer. Cuando compartes tu saber, tu mentalidad, tus habilidades, también empiezas a compartir tu dinero. Personalmente, siento que el mundo es mi aula, y con la ayuda del resto de los 9 profesores que llegaron a la última instancia puedo estar allí, en cada uno de sus países. Tener impacto, ayudar y apoyar a cada uno en su increíble esfuerzo por mejorar los derechos de todos los estudiantes”.
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