La nueva oleada migratoria busca zonas que consideran seguras, pero después de instalarse empiezan a moverse incluso a otras ciudades; el perfil de quienes llegan al país
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En mayo de 2022, Elena Sapozhnikova llegó a Buenos Aires desde Moscú embarazada de su tercera hija. A las pocas semanas tuvo a la pequeña en la Maternidad Suizo Argentina, ubicada en el barrio porteño de la Recoleta, y, junto al resto de su familia, se instalaron de forma provisoria en un departamento en ese mismo barrio. Hoy, después de vivir temporalmente en cinco viviendas diferentes de esa zona, se encuentran alojados en un departamento del barrio de Montserrat con un contrato temporal próximo a vencer.
“La mayoría de los rusos elegimos Buenos Aires por su buena infraestructura, las similitudes con Moscú y el hecho de poder estar cerca de compatriotas que puedan ayudarnos. Personalmente prefiero los barrios de Recoleta, Palermo y Puerto Madero, aunque este último es muy caro”, dijo a LA NACION.
Desde que Rusia invadió Ucrania hace aproximadamente un año, se calcula que entre 500.000 y un millón de rusos abandonaron el país y se instalaron en distintas partes del mundo. Al igual que Elena, muchos de ellos eligieron la Argentina como lugar de destino y se instalaron en la zona de Palermo y Recoleta, en coincidencia con la ubicación de los hospitales y clínicas privadas en donde muchas mujeres embarazadas están dando a luz a sus bebés. En general, dadas las dificultades burocráticas para alquilar a extranjeros, consiguen rentar viviendas de forma temporal por tres meses y luego van renovando los contratos o buscando nuevos lugares en la misma zona o en barrios cercanos como Villa Crespo, Balvanera o Montserrat.
“Es difícil conseguir un departamento. Los propietarios tienen miedo de los posibles daños y estropeos y eso me duele porque tengo tres hijos, por lo que solo podemos acceder a departamentos viejos con muebles deteriorados. Además, a los dueños les preocupa la cantidad de ambientes en relación a la cantidad de personas. En Rusia generalmente las familias viven en departamentos de uno o dos ambientes y eso está bien, pero acá no quieren que haya muchos niños en esa cantidad de habitaciones. Como resultado debemos pagar más por grandes departamentos con cuartos que no necesitamos ni usamos”, explicó Elena.
Ella y su familia decidieron mudarse a la Argentina porque ya no se sentían cómodos en su tierra. Querían probar vivir en otro país y eligieron la Argentina. ¿Las razones? Su humanismo y orientación social, su clima perfecto, la gran cultura y comida saludable que ofrece.
“Queríamos que nuestros hijos (de 7 años, 4 años y ocho meses) vivieran felices y sanos”, dijo.
La primera vez que Guadalupe Rodríguez, que trabaja en el rubro de bienes raíces, recibió una consulta de una familia rusa para alquilar una vivienda en Buenos Aires fue en noviembre de 2022. Rodríguez asegura que, como la mayoría de quienes vienen, eran gente de clase media alta que querían instalarse a largo plazo en la zona de Palermo o Recoleta.
“Vienen con la idea fija de instalarse en Palermo o Recoleta porque piensan que es el único lugar seguro y con acceso a hospitales y supermercados. Cuesta mucho sacarles ese prejuicio, pero de a poco también se están instalando en otras zonas. Por ejemplo, en Vicente López [localidad de la zona norte del conurbano pegada a la ciudad de Buenos Aires] donde hay un grupo de Telegram con más de 150 personas”, dijo Rodríguez.
Con respecto al perfil de quienes vienen, la mujer dice que, si bien muchos solo vienen pensando en conseguir la documentación argentina, en cuanto ven que la Argentina no es el lugar horrible que imaginaban, muchos se quieren quedar.
“Con quienes hablé venían pensando que esto era Vietnam o Hiroshima después de la bomba, un lugar feo, pero llegan y ven que es una ciudad donde se come bien, la gente pasea, sonríe y mira a los niños con cariño. Son buena gente. Vienen con dinero y quieren invertir en el país. No son refugiados ni espías. Es gente que viene a largo plazo a querer integrarse. Tienen mucho espíritu de grupo y quieren ayudar”, aseguró.
Tal es el caso de Anna Bogina, una mujer de 43 años que llegó a la Argentina en noviembre junto a su pareja y sus tres hijos y se instaló en una casa en Vicente López.
“La mayoría de las familias rusas están en Palermo, Recoleta o Belgrano, pero tengo amigos que vinieron en julio de 2022 y nos decían que la zona norte era lo mejor para una familia numerosa y con perros como la mía, entonces buscábamos alojamiento aquí. Ahora tenemos un contrato de tres meses que logramos extender hasta finales de mayo, pero espero que a partir de junio podamos hacer un alquiler a largo plazo”, dijo.
La mujer aseguró que a toda su familia le gusta mucho este país. “Argentina es uno de los pocos lugares del mundo donde hay simpatía por los rusos que huyen de la guerra. Cada persona aquí nos dice ‘bienvenidos’ y eso es muy importante. Ahora hay muchos chats en ruso, donde todo el mundo intercambia información y se ayuda mutuamente”, contó.
Matías Treus, corredor inmobiliario de la empresa Vremont, dijo a LA NACION que durante las últimas semanas recibieron varias consultas por parte de familias rusas para alquilar viviendas a largo plazo, pero como los requisitos para familias extranjeras son complejos, las consultas en este tipo de contratos no suelen avanzar. “También se incrementaron las consultas para alquileres temporarios, que son de tres meses como máximo, en las zonas de Palermo, Recoleta y Barrio Norte. Buscan esas zonas porque según la información previa que obtuvieron se sienten más seguros ahí “, dijo.
La experiencia de Treus se repite entre distintas inmobiliarias porteñas. Por ejemplo, Natalia González Codino, agente inmobiliario de Remax Power, coincidió: “En nuestras oficinas de Belgrano hemos tenido algunas consultas por parte de rusos, pero lo que dificulta mucho el proceso es la comprensión porque en general no hablan inglés. Buscan alquileres temporarios en zonas que ellos conocen y consideran seguras, como Recoleta o Balvanera. Para mostrarles otras zonas hay que dialogar y ahí es donde se dificulta”, dijo.
Desde Maure inmobiliaria también confirmaron la tendencia: “Desde agosto de 2022 estamos teniendo consultas de profesionales rusos para alquilar. La comunicación no es sencilla porque muchos no hablan español ni inglés. En Las Cañitas hay bastante demanda de alquiler temporario específicamente de departamentos de al menos dos dormitorios en edificios con amenities. Se ven muchas familias en el barrio últimamente”, dijo.
Según pudo saber LA NACION, estas mujeres buscan dar a luz en distintos centros de salud públicos y privados en la ciudad de Buenos Aires cuyas ubicaciones coinciden con los barrios donde las familias rusas buscan alquilar.
Entre los hospitales públicos, solo en el Hospital Fernández —ubicado en la avenida Cerviño 3356—, la atención de embarazadas rusas aumentó en tres meses un 50% la carga histórica de partos e incluso se ven carteles escritos en ruso ante la alta demanda de pacientes de esta nacionalidad. Le siguen en demanda el Hospital Rivadavia —en General Las Heras 2670— y el Hospital Durand —en la avenida Díaz Vélez 5044—.
En el sector privado, los cinco centros en los que se están atendiendo estos partos están ubicados en la zona norte de la ciudad: la Maternidad Suizo Argentina —en la avenida Pueyrredón 1461—, el Sanatorio Finochietto —en la avenida Córdoba 2678—, el Hospital Alemán —en la avenida Pueyrredón 1640—, el Sanatorio Otamendi —en Azcuénaga 870— el Instituto Médico de Obstetricia (IMO) —en Juan Domingo Perón 2275—.
Mar del Plata, la otra ciudad elegida
Si bien la gran mayoría de las familias rusas que llegan al país se instalan en la ciudad de Buenos Aires, en la ciudad de Mar del Plata confirmaron que allí también están llegando rusos con la idea de instalarse a largo plazo, especialmente en la zona aledaña a la iglesia ortodoxa rusa “Los Santos Mártires Reales”, ubicada en la zona sur de la ciudad.
Jorge Kuznetzov, cónsul honorario de la Federación Rusa en Mar del Plata, dijo a LA NACION: “En este momento estamos notando un ingreso de rusos que buscan radicarse en Mar del Plata mayor al habitual. En 2018 ya observábamos algunas mujeres que venían a parir aquí, pero ahora creo que ha aumentado el promedio”.
Kuznetzov dice que, a diferencia de los inmigrantes rusos que llegaron hace medio siglo al país, quienes están instalándose ahora no vienen con problemas económicos. “Son gente joven con recursos económicos aceptables que buscan un lugar cómodo. Es gente profesional, con educación, que vienen con mucha energía para trabajar y descontentos con la situación internacional”, describió.
En Telegram, la aplicación de mensajería que mayormente utilizan los rusos para comunicarse entre ellos, existe un grupo llamado “Mar del plata: niños y educación” que tiene más de 290 miembros en donde intercambian datos sobre escuelas, médicos y dónde celebrar cumpleaños infantiles.
Por ejemplo, entre los mensajes que circularon durante las últimas semanas, alguien escribió: “Las personas que ya han vivido en Mar del Plata recomienden un área para vivir. Somos una familia joven, no queremos vivir en el ruido, pero el desierto tampoco es adecuado”. En la misma línea, otra persona envió: “Estamos pensando en mudarnos a Mar del Plata. Por favor alguien escriba la experiencia de los jardines de infancia. Mi hija tiene 4 años y me gustaría un buen kinder bilingüe (inglés-español) de jornada completa ¿Existen esos jardines?”.
En esta red social cada día se suman nuevas personas a los grupos y canales creados por rusos que ya viven o están considerando vivir en la Argentina.
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